Ésta es una historia de miles y miles de vidas, miles de mujeres, miles de experiencias, miles de personas reales, como tú y como yo, que vivieron un horror inimaginable. Por medio de teléfonos inteligentes y en los mercados de esclavos de Mosul y Raqqa, las mujeres eran vendidas una y otra vez por un puñado de dólares, vestidas como muñecas, intercambiadas como ganado. Alrededor de 7.000 niños y mujeres yezidíes fueron capturados y explotados por Daesh (Estado Islámico, ISIS).
Poco a poco, con la caída del ISIS, muchas mujeres y niños pudieron regresar. Muchos otros no sobrevivieron a su terrible experiencia o siguen desaparecidos. Al regresar a sus regiones de origen después de años de cautiverio, muchos se enfrentan a dificultades adicionales: traumas físicos y mentales profundos, problemas de salud sexual y estrés postraumático no tratados, aislamiento psicológico de sus hogares y comunidades. Sus pueblos de origen están destruidos, sus antiguas casas sólo son ruinas, sus familiares muertos o desaparecidos o huidos en el exilio.
Pero donde hay vida, hay esperanza. Esta es la historia de Zamîra.
-Cuéntenos un poco sobre usted, por favor.
-Mi nombre es Zamîra Hadcî y tengo 20 años. Tengo cinco hermanas y cuatro hermanos, y soy de la ciudad de Shengal.
-¿Cómo fue capturada por ISIS?
-Tras el ataque de ISIS, muchas casas cayeron en ruinas cuando las familias huyeron. El 6 de agosto de 2014 mis padres y algunos de mis hermanos y hermanas estaban en Bashûr (la región autónoma kurda de Irak). Sólo mis dos hermanos mayores, mi hermana menor Asîma y yo estábamos en casa. Los combatientes de ISIS entraron en nuestra casa, dispararon a mi hermano mayor mientras trataba de protegernos, y nos llevaron a los otros tres con ellos. Era un día caluroso. Todavía recuerdo cómo tratamos de escondernos en la casa, pero no pudimos.
-Zamira, estuviste más de tres años en manos de ISIS, ¿verdad? ¿Cómo pudiste soportarlo?
-Trataron de hacernos musulmanes, de hacernos olvidar que éramos yezidíes. Nos hacían leer el Corán todos los días y nos amenazaban de muerte si nos negábamos a convertirnos. Me vendían todos los días, o cada dos o tres días, a hombres diferentes. Me vendieron por un coche, por dinero. A veces sólo por un cigarrillo. En algún momento me di por vencida. Pensé que nunca volvería a ver a mi familia, nunca pensé que algún día volvería a ser libre. Cuando la guerra llegó a Raqqa, las fuerzas democráticas (FDS) que liberaron la ciudad me llevaron a un campamento. Cientos de familias del ISIS, ex esposas de luchadores del ISIS y niños se quedaron allí. Tenía mucho miedo y durante semanas no le dije a nadie que era yezidí. Pero al final confié en una mujer kurda y ella se las arregló para llevarme a casa.
-Su hogar, la región de Shengal, ha cambiado mucho desde 2014. ¿Qué sentiste, qué viste cuando volviste?
-Nuestra casa en la ciudad de Shengal está completamente destruida. Todo está destruido. La ciudad está completamente vacía y demolida. Sólo algunos cientos o tal vez miles de familias regresaron. Mi familia vive ahora en Borîk, en la casa de mi tío, que se fue a Alemania. Mi hermana pequeña regresó un año antes, pero mi hermano sigue desaparecido. Cuando volví a ver a mis padres lloré mucho. Antes no lloraba durante mucho tiempo, pero cuando vi a mi familia lloré mucho. Mi madre también lloró, e incluso mi padre. Dos de mis hermanas se casaron y se fueron a Alemania, mientras que mi hermano está casado y vive en Bashûr. Mi padre no tiene trabajo, pero mi otro hermano es ahora Asayîsh (policía comunitario). Estoy feliz de estar de vuelta con mi familia, pero todo ha cambiado. Toda la región está totalmente vacía, mucha gente no tiene trabajo y muchos quieren ir a Europa.
-¿Cómo quieres seguir adelante? ¿Cuáles son tus deseos para el futuro?
-Sólo espero que la guerra termine y que mi hermano regrese a casa. Quiero que toda la gente vuelva a casa. Sólo juntos podremos construir Shengal de nuevo. Quiero un futuro para los yezidíes aquí, en nuestra región natal, no en algún lugar del exilio.
-¿Y quieres casarte o terminar la escuela y trabajar?
-No, quiero quedarme con mi familia.
FUENTE: Internationalist Commune of Rojava / Traducido por Rojava Azadi Madrid