La semana pasada, un profesor de historia de Turquía comentó casualmente que el país podría “entrar fácilmente en Grecia, como Hitler entró en Polonia”.
El Doctor Ebubekir Sofuoğlu, un invitado habitual de los programas de debate, donde a menudo habla en contra de la occidentalización de Turquía, comentaba sobre la disputa en curso de Turquía con Grecia y Chipre sobre los derechos a los recursos naturales en el Mediterráneo.
Estos son días en los que a menudo nos preguntamos: “¿Cómo puede un ser humano hacer eso?”. Todos los días estamos sujetos a noticias horribles en los medios turcos.
Leemos sobre mujeres asesinadas, niños maltratados, crecientes tensiones raciales con resultado de muertes, personas sometidas a violencia por hablar su lengua materna, linchamientos, furia, juicios simulados, alteridad, odio, violencia… Asistimos a una ronda interminable de maldad.
Los “intelectuales” públicos alaban la violencia, la guerra y la muerte. Al estar sujetos a este entorno, también cambiamos. Nos volvemos más duros. Ya no escuchamos los buenos ejemplos. No hablamos de “buenos”.
Pero es importante difundir el bien contra este torrente de mal.
Recordemos las buenas noticias de esta semana:
El barco que el artista callejero británico Banksy compró y donó para el rescate de refugiados en el Mediterráneo. El Louise Michel, y su capitana Pia Klemp, todavía están trabajando por los miles de refugiados que fueron rescatados en el mar.
Klemp enfrenta un juicio en Italia por sus esfuerzos, pero continúa. Al hacerlo, protege su propio honor y dignidad humana. No menos de 350 refugiados fueron rescatados del Mediterráneo la semana pasada por el Louise Michel.
Esto es bueno, incluso cuando escuchamos que los refugiados sirios “ya deberían regresar a casa”. Esta historia reconstruye nuestra fe en el bien de las personas.
Otra cosa buena esta semana fue que Bego Demir lanzó su marca de mezclilla para fabricar “ropa limpia”. El propio Demir perdió el 46,2 por ciento de su capacidad pulmonar durante el tiempo que trabajó en un taller de pulido con arena de mezclilla, y desde entonces ha estado luchando por los derechos de los trabajadores textiles. Ahora está produciendo mezclilla limpia que no daña a los humanos ni al medioambiente.
El otro día vi un letrero colocado cerca de mi casa. “Por favor, tenga cuidado cuando gire, no acelere”, decía el letrero, advirtiendo a los conductores que los seres vivos no humanos no siempre pueden correr. Vi esto después de que un gato fuera atropellado la semana pasada. Preguntando, escuché que mis jóvenes vecinos eran los responsables del letrero. Eso me da esperanza. Quizás el buen barco de rescate no esté demasiado lejos.
Debemos construir sociedades donde nadie use la invasión de Polonia por Hitler como un buen ejemplo de lo que debemos hacer hoy, y donde la Alemania nazi no sea una inspiración.
Debemos construir un sistema con ladrillos que no carguen de munición el discurso de odio de los políticos.
No es posible que una sola persona cambie toda una sociedad. Pero hay cosas que podemos hacer para promover ese objetivo. Podemos colocar carteles que adviertan a la gente que se preocupe por los gatos. Podemos ser buenas personas.
FUENTE: Nurcan Baysal / Ahval / Traducción y edición: Kurdistán América Latina