Turquía se prepara para organizar un referéndum en la región de Afrin y otras zonas donde hay población dispuesta a unirse (a la República de Turquía) o permanecer dentro de las fronteras del Estado sirio.
Turquía ha seguido reforzando su influencia en partes del norte y el noroeste de Siria desde hace unos años, lo que se ha revelado como un intento de penetrar en la zona en preparación para la definitiva anexión en el futuro.
Actualmente, el Estado turco controla actualmente el terreno al oeste del río Éufrates, bordeando su frontera sudeste, desde la ciudad de Jarablus -en el este- hasta Afrin -en el noroeste de Siria-, pasando por las ciudades de Al Bab y Azaz, sus suburbios, pueblos y aldeas, y amplía su expansión en la región de Idlib en coordinación con Hayat Tahrir Al Sham, clasificado como organización terrorista, cuyos combatientes son la columna vertebral del frente.
La presencia turca en las regiones septentrionales de Siria no se limita al lado militar, sino que las autoridades turcas, en cooperación con las facciones de la oposición siria, están trabajando para difundir la cultura y el idioma turcos, así como para monopolizar los principales proyectos económicos de la región.
A principios de 2017, las tropas turcas entraron en territorio sirio y tomaron el control de las regiones de Jarablus y Al Bab. En enero de 2018, Turquía y grupos armados leales lanzaron una nueva operación militar en la región. Esta vez el objetivo era controlar la región kurda de Afrin, pretendido a lo largo de los años de guerra civil siria.
La campaña militar contra Afrin duró unos dos meses y terminó con el control de la región por el ejército turco y sus facciones sirias opositoras (al régimen de Bashar Al Assad). Más de 200.000 ciudadanos kurdos de Afrin y de las aldeas vecinas fueron desplazados. Hoy se concentran en los campamentos de Al Shahba, en la zona rural de Alepo, a sólo unas decenas de kilómetros de sus hogares.
Su lugar en Afrin quedó desplazado por gente de Duma, Al Ghouta, Al Sharqiya, Homs, Hama y otros residentes de zonas que el gobierno recuperó de las facciones de la oposición siria y leal a Turquía.
En un informe publicado el 31 de enero de 2019, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de las Naciones Unidas declaraba que más de 50 grupos armados están desplegados en el norte de Siria y que los habitantes de esas zonas, especialmente en Afrin, sufren saqueos continuos por parte de quienes supuestamente sirven y protegen a los ciudadanos, y que la ausencia de leyes, disciplina, secuestros constantes, torturas y la propagación de grupos armados han transformado la vida de la población en un infierno insoportable.
Los ciudadanos dicen que se han quejado mucho a la policía local y a las autoridades turcas pero sin éxito.
Un informe exhaustivo preparado por el Centro de Documentación de Violaciones en el norte de Siria revela la detención de casi 4.000 ciudadanos en diversas zonas bajo control de Turquía, desconociéndose el destino de 2.000 de ellos; el número de muertes por tortura en las prisiones alcanza a 20 personas; el total de fallecidos a causa de combates, refriegas entre facciones, artefactos explosivos sin detonar, secuestros y allanamientos asciende a 804 personas.
Las fuerzas militares, tanto de la oposición turca como siria, siguen dispersas en ciudades y casas, y las escuelas se han convertido en barrios residenciales para los cuarteles de seguridad, centros de detención y bases militares.
Turquía supervisa directamente los ayuntamientos que gestionan las zonas comprendidas entre Jarablus, Al Bab, Azaz y Afrin. Estas áreas son administradas por el gobernador turco de Gazi Entebbe y Hatay (Iskenderun).
Según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en junio de 2018 el gobernador de Hatay nombró a dos funcionarios turcos para supervisar el gobierno de Afrin.
Las prácticas de asimilación cultural incluyen el cambio de los nombres de las plazas, pueblos, ciudades, e incluso calles por nombres turcos, eliminando cualquier símbolo de Siria, así como la difusión de banderas turcas e imágenes de Erdogan en círculos oficiales, escuelas, lugares públicos y calles. El plan de estudios se ha convertido a la lengua turca, al igual que las mezquitas y las identidades, incluso las matrículas de los vehículos.
Todas estas prácticas tienen por objeto crear una nueva realidad, imponer la identidad, la cultura, la historia, el patrimonio y el arte y la cultura turcos en la mente de las nuevas generaciones. El niño en la escuela sólo encuentra la foto del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, la ciencia turca y el plan de estudios turco, incluso el arabismo glorifica a Turquía y la era otomana, en los hospitales, las calles y en todas partes.
Ankara parece estar intentando anexar gradualmente Afrin, Trípoli, Al Bab y Azaz a su territorio, y finalmente organizará un referéndum que permitirá a la población unirse a Turquía o permanecer dentro de las fronteras del Estado sirio después de años. Es en la naturalización de la población en lo que Turquía está trabajando gradualmente.
Parece que la actual situación internacional y regional no es la adecuada para que Ankara lleve a cabo un referéndum de este tipo, lo que le impide revelar sus intenciones en estos momentos en estas zonas, pero está aprovechando este momento para imponer un cambio radical en la estructura de las comunidades de estas regiones y apostar por el futuro sobre el destino de estas zonas, al tiempo que se procura que la crisis que experimenta Siria continúe durante muchos años.
Turquía tiene muchos precedentes en la aplicación y planificación de este referéndum, sobre todo porque fue capaz de imponer una nueva realidad al ocupar una sección de la isla de Chipre como un hecho consumado, y rechazar todos los planes para unificar las dos islas. La cuestión del asesinato de Iskenderun es similar a la situación en el norte de Siria: militares bajo el pretexto de la seguridad nacional turca.
FUENTE: VDCNSYRIA / Traducción: Rojava Azadi Madrid / Fecha original de publicación: 2 de mayo de 2019