Las profundas disputas políticas en el Mediterráneo Oriental sobre el gas natural, y la continua tensión entre los campos opuestos en Libia, han reavivado las viejas rivalidades en la región, y están teniendo un efecto considerable en la situación en Siria.
La semana pasada, Francia sostuvo conversaciones con los partidos kurdos en el noreste de Siria, una medida que probablemente rocíe sal en las heridas causadas por las crecientes tensiones entre Turquía y Francia sobre Libia y Siria. Las conversaciones fueron parte de un esfuerzo por unificar a los kurdos sirios en la preparación para un posible acuerdo de paz en el país devastado por la guerra.
Un informe en el sitio de noticias Rudaw, con sede en el Kurdistán iraquí, citó fuentes locales diciendo que la delegación francesa se reunió con representantes de los partidos que forman la Alianza Nacional Kurda, y luego con miembros del Partido de la Unión Democrática (PYD), que Ankara considera una organización terrorista. Estas no fueron las primeras reuniones entre grupos kurdos sirios y delegados franceses (Francia acogió delegaciones kurdo sirias en París el año pasado), pero las opiniones divididas entre los kurdos sobre el destino de Bashar Al Assad significan que los esfuerzos de mediación anteriores no lograron promover la unidad kurda.
Según los observadores, las conversaciones recientes, que se mantuvieron en secreto sin ninguna declaración emitida después, son una pequeña señal de un posible éxito. Si Francia logra unir a los kurdos, no solo buscará usar el crédito que recibe por este logro para influir políticamente en la Siria de la posguerra, sino también para confrontar a Turquía por su mayor presencia en Libia.
Las relaciones entre Turquía y Francia se han tensado cada vez más en los últimos años, principalmente debido a políticas divergentes en la región. Francia ha sido el crítico más abierto dentro la Unión Europea (UE) del papel de Turquía en Siria. Por ejemplo, el presidente Emmanuel Macron criticó la ofensiva militar lanzada por Ankara en el norte de Siria en octubre de 2019. En respuesta, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, acusó a Macron de patrocinar el terrorismo. En 2018, las milicias kurdas sirias instaron a Francia a tomar un papel más activo en el conflicto, y las fuerzas militares francesas llegaron más tarde a las zonas controladas por los kurdos.
Ankara y París también están en desacuerdo con el conflicto en Libia, donde apoyan a diferentes lados. En enero, Ankara y París se culparon mutuamente por la inestabilidad en el país.
Así como la rivalidad entre Turquía y Francia en Libia tiene repercusiones en Siria, también lo tiene la disputa entre Turquía y Grecia en el Mediterráneo Oriental. En otro intento occidental de establecerse en la Siria de la posguerra, el ministro de Relaciones Exteriores griego, Nikos Dendias, anunció el martes pasado que Tassia Athanassiou ha sido designada enviada especial para el país. La funcionaria se desempeñó como embajadora en Damasco de 2009 a 2012, cuando la misión diplomática griega se suspendió al comenzar la guerra. El ministerio dijo que será responsable de la respuesta humanitaria de Grecia en Siria, y coordinará la participación de su país en el proceso de reconstrucción.
Su nombramiento, que los observadores interpretaron como altamente estratégico, es una indicación de que Atenas quiere normalizar las relaciones antes de las conversaciones sobre la Siria de posguerra. Ambos países han tensado las relaciones con Turquía debido a las diferencias de opinión sobre una serie de cuestiones. Históricamente, Grecia y Siria han estado en buenos términos, e incluso firmaron un acuerdo de defensa en 1993 como respuesta a la amenaza de Turquía cuando Ankara estaba al borde de la guerra con sus dos vecinos.
La reciente decisión griega de restablecer las relaciones diplomáticas con Siria se produce en medio de relaciones cada vez más tensas entre Atenas y Ankara sobre las acciones de cada uno en el Mediterráneo Oriental, y las crecientes tensiones en Libia y la región en general. Según los informes de los medios de comunicación en Grecia, se espera que la medida incline aún más el equilibrio de poder en el Mediterráneo Oriental a favor de Atenas.
Grecia no está limitando su alcance diplomático a Siria. Las fuerzas griegas se unieron a las tropas francesas y estadounidenses durante un ejercicio militar conjunto en febrero, por ejemplo. Francia fortaleció aún más su presencia militar en el Mediterráneo Oriental con el despliegue del portaaviones Charles de Gaulle como muestra de apoyo a Grecia en su disputa con Turquía.
A medida que los estados europeos intentan posicionarse mejor para la fase de posguerra en Siria, ha habido informes que sugieren que los socios del proceso de paz de Astana, Rusia, Turquía e Irán se están acercando a un consenso sobre la remoción del poder de Bashar Al Assad y un acuerdo de alto el fuego y para la formación de un gobierno de transición que incluya representantes de la oposición, el régimen y las Fuerzas Democráticas Sirias. Sin embargo, estos informes fueron denegados, al igual que las afirmaciones de que el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, una institución cercana al liderazgo ruso, había publicado tal declaración sobre el destino de Al Assad.
Es claro, por lo tanto, que los conflictos en curso en la región se han entrelazado tan profundamente que las tensiones en el Mediterráneo Oriental se sienten en Siria, y viceversa. A medida que se intensifican los ánimos, se están produciendo movimientos diplomáticos detrás de escena, mientras las naciones en desacuerdo intentan obtener la mayor influencia posible entre ellos.
FUENTE: Sinem Cengiz / Arab News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina