El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) informó el domingo que el gobierno turco transportó un nuevo lote de mercenarios desde Siria a Azerbaiyán. El grupo reciente incluyó a más de cuatrocientos combatientes de los grupos Sultán Murad, la División Al Hamzat y otras facciones.
Se suponía que iban a ser enviados antes, pero la transferencia fue suspendida durante un tiempo debido al acuerdo de alto el fuego. En consecuencia, el número total de mercenarios enviados a Azerbaiyán aumentó, por lo menos, a 2.050, detallaron desde el SOHR.
Las batallas en Nagorno Karabaj son feroces, con los mercenarios encabezando las operaciones militares en la línea del frente. Esto ejerce una presión y estrés extremos sobre ellos. En este contexto, fuentes confiables informaron al SOHR que varios combatientes renunciaron a los pagos y regresaron a Siria huyendo de los enfrentamientos.
Desde el Observatorio registraron más muertes entre las facciones respaldadas por el gobierno de Recep Tayyip Erdogan, y el número de víctimas fatales aumentó a 143 desde que Turquía los envió al frente. Sólo 92 cuerpos de los combatientes fueron regresados a Siria, mientras que el resto permanecieron en Azerbaiyán.
El gobierno turco y su servicio de inteligencia continuaron reclutando mercenarios de Siria para lanzarlos a las operaciones militares en la región de Nagorno Karabaj junto a las fuerzas azerbaiyanas. “Las operaciones de reclutamiento se llevan a cabo en completo secreto para evitar posibles reacciones de la comunidad internacional con respecto a la ley de reclutamiento de mercenarios”, confesaron las fuentes confiables al SOHR.
En este sentido, el presidente armenio Armen Sarkissian dijo la semana pasada, en una entrevista con el diario kuwaití Al Jarida, que Azerbaiyán y Turquía deben hacerse responsables de llevar asesinos a sueldo a la región, y que esto complica aún más el logro de la paz. “Es una vergüenza para el siglo XXI tener todavía mercenarios a los que se les paga por matar civiles o crear desastres humanos”, expresó.
Antes del inicio de los ataques del fascismo sobre el pueblo armenio de Karabaj, NOR SEVAN había revelado el envío de mercenarios de Siria y Libia para luchar contra el Ejército de Defensa de Artsaj. El gobierno turco transportó a más de trescientos combatientes de las facciones Sultán Murad y Al Amshat, quienes confirmaron que fueron para proteger la frontera del Estado a cambio de sueldos de entre 1.500 y 2.000 dólares.
Esta información fue denunciada no solo por las autoridades de Armenia y de Artsaj, de medios de comunicación internacionales y organizaciones de derechos humanos, sino también por los gobiernos de Rusia, Siria, Francia y Estados Unidos, entre otros países.
Ayer también se conoció que cerca de Stepanakert, la capital de Artsaj, se encontró una bomba de racimo utilizada por Azerbaiyán con más de 260 explosivos de metralla, de los cuales no todos explotaron. “Esto va en contra de todas las convenciones internacionales, que prohíben su uso contra civiles”, indicaron desde el Centro de la Información Unificado de Armenia (CIUA).
El territorio donde se encontró el cohete es una zona de actividad económica. La gente de allí se ocupa de la cría de animales, la agricultura y la apicultura. No hay estructuras militares en la zona.
Los grupos de zapadores del Servicio Estatal de Rescate de Servicios de Emergencia destruirán las municiones encontradas en pastizales y bosques adyacentes. Los representantes de los medios de comunicación nacionales e internacionales cubrirán sobre la eliminación de bombas.
El Servicio de Emergencias de la República de Artsaj había reportado el 13 de octubre que, sólo en Stepanakert, se encontraron 673 misiles, granadas y bombas de racimo de fabricación israelí o turca. Asimismo, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional había confirmado el 6 de octubre que Stepanakert fue bombardeada con bombas de racimo de fabricación israelí. “Esas bombas están prohibidas por el derecho internacional”, expresaron.
En la madrugada del 27 de septiembre, Azerbaiyán atacó nuevamente Artsaj. El Ejército azerí arremetió y avanzó sobre los territorios de Karabaj, bombardeando posiciones militares y civiles. Esto provocó la resistencia y reacción tanto de Artsaj como de Armenia y una escalada bélica en la región sin precedentes en las últimas dos décadas. En las Repúblicas de Armenia y Artsaj se declaró la ley marcial y la movilización general. Azerbaiyán, que cuenta con la complicidad político-militar de Turquía (un dron turco fue derribado en territorio armenio) y de Israel, decretó la ley marcial y el toque de queda en varias regiones de su país. Hay miles de muertos y heridos, y daños de todo tipo. El tres de octubre el Presidente de Artsaj tomó la decisión de ir al frente de batalla.
El 10 de octubre en Moscú, con la mediación del canciller de Rusia, los Ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y de Azerbaiyán acordaron un cese de hostilidades en la zona de conflicto de Karabaj a partir de las 12 del 10 de octubre (hora local). El cese al fuego fue con fines humanitarios para intercambiar prisioneros y cadáveres de acuerdo a los criterios de la Cruz Roja, pero este no fue respetado por Azerbaiyán. Además, se acordaron parámetros concretos de cese de hostilidades y la inmutabilidad del formato de negociación.
La República de Armenia y la de Azerbaiyán acordaron una nueva tregua humanitaria a partir del 18 de octubre a las 00:00 (hora local), que tampoco fue respetada por el Estado azerí. El 19 de octubre, los líderes políticos Pashinian y Aliyev expresaron su disposición a dialogar para resolver el conflicto de Karabaj pacíficamente.
FUENTE: Nor Sevan / Edición: Kurdistán América Latina