El suministro de agua a la ciudad de Afrin, en el norte de Siria, se interrumpió hace una semana, alertó este miércoles Naciones Unidas (ONU), luego de que las tropas turcas tomaran el control de la represa principal y la planta de agua en la región.
Ankara lanzó una ofensiva hace casi dos meses contra Afrin para expulsar a las fuerzas kurdas que controlan la región fronteriza con Turquía.
La oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) dijo que los combates han obligado a miles de personas a huir de sus hogares de Afrin.
Después de que la presa al noreste de la ciudad de Afrin fuera tomada, “los trabajadores locales no pudieron acceder a los controles de la represa para bombear agua. El suministro de agua se cortó”, advirtió la OCHA. Por esta razón, los pobladores obtienen agua de pozos, con el riesgo de contraer enfermedades, agregó el organismo internacional.
Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) confirmaron que el ejército turco tiene el control de la represa en el lago Maydanki y una estación de bombeo de agua.
“El agua se ha cortado por completo debido al control del ejército turco sobre ella”, dijo Birusk Hasaka, vocero de la YPG en Afrin. “Los civiles dependen de los pozos para obtener agua, y no son suficientes y no son buenos para beber, desafortunadamente”, señaló.
Desde el comienzo del conflicto de Siria en 2011, las YPG y sus aliados han establecido tres regiones autónomas en el norte del país, incluido Afrin. Su control territorial se expandió a medida que liberaron un vasto territorio combatiendo contra el Estado Islámico con la ayuda de los Estados Unidos.
El apoyo de Washington a las fuerzas kurdas en esas batallas enfureció a Turquía. Ankara ve las YPG como una extensión del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que ha encabezado la insurgencia contra el Estado turco desde hace varias décadas.
FUENTE: The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina