Vienen en olas. Primero de a cientos, luego de a miles. Ahora hay decenas de miles de ellos. Es un escape, pero también una emancipación. Están sorprendidos, alegres. Algunos todavía con marcas del miedo en sus caras. Algunos no pueden creer: están a salvo.
Algunos tienen niños en sus brazos, otros llevan paquetes o sus hogares en la espalda. Lo que pudieron ahorrar lo llevaron consigo. Los que huyeron a pie tienen menos cosas y no es fácil cargarlas.
Algunas de las mujeres están completamente cubiertas. Otros tienen bufandas coloridas en sus cabezas. Algunos hombres tienen barba, algunos llevan el jilbab, con colores claros, porque hace demasiado calor.
Los combatientes los acompañan. Son las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) que lanzaron una operación el 6 de junio para liberar Raqqa. Mujeres y hombres luchadores. Kalashnikovs en sus espaldas, que garantizan el paso seguro para las personas que huyen de Raqqa.
A lo largo del camino están ayudando a los civiles. Hay un gran apoyo psicológico. Las mujeres luchadoras se acercan a los jóvenes, a los niños y a las ancianas, y les preguntan lo que necesitan.
Un residente de Raqqa, con un saco en el hombro, muestra la señal de victoria con la mano, con alegría.
Una mujer luchadora vuelve a colocar el chupete en la boca de un bebé que está en el regazo de su madre. Ella lleva un niqab negro. Ella es muy jóven. Hay otros niños con ella. También hay jóvenes entre los que huyeron. Las bufandas rojas y azules en las cabezas de las mujeres jóvenes llaman la atención.
Una combatiente que lleva a los civiles uno a uno a un refugio dice que ella habló con cada persona, y todo el mundo estaba muy feliz. Un luchador con uniforme militar dice: “La gente está muy feliz. Se alegran de haber escapado de Raqqa. Nos dicen que debemos salvar a los otros que quedan atrás”. El mismo hombre añade que los residentes de Raqqa siempre expresan lo felices que están de encontrar a la YPG/YPJ (Unidades de Protección del Pueblo).
La luchadora vuelve a atender a los civiles. Ella juega con los niños y dispensa el agua a los civiles en la plaza. Y una mujer de Raqqa se vuelve hacia los luchadores y dice: “Estábamos esperando por ustedes, sabíamos que nos salvarían”.
Otro ciudadano ha traído sus pájaros con él. Saca uno de la jaula y se lo entrega a la mujer. El guerrero acaricia el pájaro felizmente y comienza el servicio de té.
En la región de Raqqa, las personas que huyen de la tiranía ISIS se están trasladando a las zonas seguras establecidas en el territorio de la Federación Democrática del Norte de Siria. Los recursos son limitados, pero están tratando de hacer lo mejor que pueden. Algunas de las personas que tuvieron que abandonar sus hogares se instalaron en campamentos de migrantes y otros en centros de refugio temporal.
FUENTE: ANF (https://anfespanol.com)