Militante en Catalunya, a Albert la guerra le pilló estando en Rojava y decidió quedarse. A través de su cuenta de Twitter, podemos seguir sus pasos a lo largo del cantón de Kobanê y norte de Raqqa durante la reciente ofensiva del Estado turco sobre el noreste de Siria, la última de una operación militar que empezó en 2016 y se ha desarrollado en distintas fases, resultando ésta su tercer capítulo. Como suele recordarnos Albert en sus publicaciones, la invasión no se ha terminado y, de hecho, la mítica ciudad kurda de Kobanê -famosa por la resistencia que mostró ante el ISIS- está entre los planes inmediatos de Erdogan. Allí, la población se prepara para un más que probable ataque. En medio del caos que implica la guerra y en el que la información de primera mano acostumbra a escasear, su testimonio está resultando crucial para entender cómo un pueblo y una revolución afrontan su defensa. En esta entrevista tenemos la oportunidad de profundizar en su visión de la situación.
-Antes de nada, conociendo la situación política y militar en la zona, ¿qué es lo que te lleva a viajar a Rojava en plena guerra?
-Llegué a Rojava en verano, antes de que empezara la guerra. Si bien es cierto las amenazas estaban sobre la mesa desde finales del año 2018, cuando llegué la operación de invasión aún no había empezado y la guerra contra Daesh había acabado hacía algunos meses. El territorio se encontraba en lo más parecido a la paz que se ha visto aquí en los últimos 10 años. La motivación para venir aquí era la misma: aportar lo que se pudiera al proceso revolucionario que aquí se está viviendo, y aprender qué métodos y estrategias políticas utilizan en la organización de la revolución.
-Por qué, exactamente, ¿qué tarea desarrollas allí?
-Ahora mismo el trabajo que hago es de prensa. Estoy localizado en Kobanê, pero me voy moviendo por la región cuando van pasando cosas. De vez en cuando me muevo a otras ciudades como Raqqa, Manbij o Ayn Issa para conocer la situación y explicar qué cosas pasan. La presencia de periodistas -especialmente de medios internacionales- es casi nula ahora mismo, debido a la peligrosidad de la zona. Por eso algunas personas que habíamos venido aquí con otras motivaciones estamos haciendo este trabajo. También hay voluntarias y voluntarios trabajando en hospitales.
-¿Cómo ves la situación actualmente? ¿Qué capacidad tiene el pueblo kurdo de defenderse ante un Estado como Turquía, con todas sus alianzas militares?
-La diferencia técnica entre las fuerzas de defensa del Norte y el Este de Siria y el ejército turco -el segundo más grande de la OTAN- es muy grande. Mientras los soldados turcos van equipados con armas de última generación, tienen carros blindados, tanques, aviones y drones con tecnología punta para dar apoyo a sus tropas terrestres (papel que muchas veces cumplen terroristas de Al Qaeda, ex combatientes de ISIS y de otras milicias yihadistas), las SDF (Fuerzas Democráticas de Siria), los consejos militares locales y los Asayish (policía de la Administración Autónoma) disponen mayormente de armas ligeras, algunas armas más pesadas y algunos carros blindados. No tienen fuerza aérea ni baterías antiaéreas con las que hacer frente a los aviones (algunos de fabricación española), y los drones utilizados por Turquía (yanquis e israelíes).
Pero donde hay una carencia, los y las revolucionarias del Norte y el Este de Siria ven un reto. Las estrategias de defensa no se basan sólo en el ámbito militar -que también-. La población ha recibido instrucción en el uso de kalashnikovs, el arma más usada tanto por las fuerzas de defensa militares como las fuerzas de defensa civiles. Las ciudades están llenas de neumáticos para, llegado el momento, hacer hogueras que desprendan humo negro que evite que los drones de observación sean capaces de ver qué está pasando en la ciudad, dónde hay aglomeraciones civiles y qué movimientos militares se hacen. También las principales calles tienen preparadas telas que actuarán como techo con la misma finalidad. Las barricadas están preparadas en casi cada esquina. Aparte de esto, las fuerzas militares del Norte y el Este de Siria son muy hábiles en técnicas de guerrilla. Este es uno de los principales puntos a favor de las fuerzas revolucionarias.
La resistencia de Serekaniyê fue posible gracias a estas técnicas y las fuerzas de defensa las han mejorado gracias a la experiencia. La clave sigue siendo la unidad civil-militar. Son las familias quienes acogen a los combatientes, son particulares con sus coches quienes ayudan tanto en la logística del frente como a trasladar heridos y mártires. Esta fuerza y unidad es la que realmente hace posible la resistencia.
Turquía forma parte de la OTAN y la mayor parte de los estados miembro han hecho condenas leves de la ocupación sin ir más allá. El comercio de armas y la presencia de, por ejemplo, militares españoles en Turquía continúa. Pero en este tiempo los pueblos del Norte y el Este de Siria, especialmente las kurdas, han hecho también muchos avances diplomáticos y mediáticos que están siendo de gran utilidad en la defensa, pues la guerra no sólo se lucha desde el ámbito militar y tanto Turquía como la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria lo saben.
-¿Cómo se vive la guerra como militante internacionalista?
-Somos bastantes voluntarios y voluntarias internacionalistas ahora en el norte de Siria. La realidad aquí y allí es absolutamente diferente: las formas de relacionarse, la organización de la vida, las ciudades y pueblos, todo es diferente. Por tanto, sólo este choque y la necesidad de adaptarnos ya suponen un esfuerzo. Si a esto le sumamos la situación de guerra, donde todo se expresa más al extremo, a veces nos encontramos, especialmente las que llevamos aquí poco tiempo, un poco desubicadas. Pero en general, las compañeras nos ayudan mucho en la adaptación. Viniendo de un país en paz, escuchar las bombas y los tiros cerca genera una sensación extraña, pero la adaptación es más rápida de lo que parece cuando te lo imaginas. La moral que nos da ver cómo se valora nuestro trabajo aquí nos ayuda. Saber que el trabajo que hacemos es útil lo hace todo más fácil.
-Algunos medios hablan de limpieza étnica. ¿Por qué?
-Todo el Norte de Siria, como todo Oriente Medio, es un mosaico de pueblos, culturas y religiones. En el norte de Siria, históricamente en Derik, Qamishlo, Kobanê y Afrîn, la mayor parte de la población es kurda. En este sentido, lo que pretende Erdogan con esta invasión es eliminarlos del norte de Siria, a la vez que les niega su identidad en el Kurdistán turco. Por tanto, aquí y ahora, en el norte de Siria, hablamos de una pequeña parte de la dinámica del Estado turco: negación de la identidad kurda, negación de derechos a la población kurda y su asimilación como turcos. En el norte de Siria, sólo puede lograr estos planes haciendo ingeniería demográfica: guerra hasta que la población kurda se va; secuestros, violaciones y violencia constante a las que no se van y reubicación de árabes afines al régimen de Erdogan (esto es muy importante, no todos los árabes son bienvenidos a la zona ocupada) en las casas y tierras que antes pertenecían a familias kurdas y de otros pueblos de la región. Llevan casi dos años haciéndolo en Afrîn, y lo están haciendo ahora en la zona ocupada entre Gire Spî y Serekaniyê.
-“Confederalismo democrático”, una apuesta difícil ya en condiciones normales. ¿Cómo se articula esta propuesta en tiempos de guerra? ¿Qué deficiencias y cualidades tiene?
El confederalismo democrático está resultando realmente funcional en tiempos de guerra. Cada pueblo se ha organizado, las minorías tienen sus propias fuerzas de autodefensa, cada ciudad tiene un consejo militar local independiente, las instituciones siguen funcionando con cierta normalidad… Claro que las cosas no resultan tan fáciles como antes, pero realmente la organización social y económica nunca ha sido fácil. El régimen de Barzani, en el Kurdistán iraquí, hace años que impuso un bloqueo contra el Norte y el Este de Siria, de manera que es Barzani quien decide quién y qué entra y sale del Norte y el Este de Siria. Prácticamente podríamos decir que el confederalismo democrático ya está pensado para situaciones de guerra, lo incluye. Cualquier ideología desarrollada en Oriente Medio tiene que ser capaz de adaptarse a la guerra.
Aun así, los proyectos económicos, de creación de cooperativas de trabajadoras, han sido quizá uno de los puntos débiles. Se ha buscado el mejor método probando, ensayo y error, y finalmente han dado con un método que encaja en la organización social del Norte y el Este de Siria: las cooperativas del movimiento tendrán que coordinarse con las comunas para producir según la necesidad. Hay que decir que desde el primer día los precios de productos básicos están regulados y los servicios básicos (agua, electricidad) son gratuitos. Aun con las dificultades que impone Turquía, alterando el caudal del río Éufrates para producir electricidad, ésta sigue siendo gratuita, aunque la electricidad se va algunos ratos. Las organizaciones de mujeres (Kongreya Star, Jinen ciwan, YPJ…) están funcionando a toda máquina durante la guerra. Realmente, los ejes vertebradores del confederalismo democrático se han mantenido intactos: autodefensa, liberación de la mujer, ecologismo, democracia radical.
-¿Qué piensas que tenemos que aprender en Catalunya del proyecto político kurdo y de su defensa?
-Para empezar, la actitud ante la lucha. En dos sentidos: aquí la lucha es la vida, se le dedica todo el tiempo, todas las relaciones se articulan entorno a la lucha, y si alguien es parte de una organización, aunque no lo conozcan, desde el primer día es un compañero, uno más. No son grupos de amigos como a menudo parece en Catalunya, donde todo el mundo se conoce desde hace años y parece que te pidan currículum o pedigrí revolucionario. Por otro lado, la esperanza, la dedicación también emocional y la moral. Si hay un problema o conflicto existen las estructuras para afrontarlo (no se huye de los conflictos), no tienen manía a este o aquel compañero o compañera, eso no está permitido, se considera una vergüenza. Somos todas iguales y nos tenemos que entender sí o sí, por lo tanto, hace falta un buen ambiente. También las dinámicas generales: toda la vida se articula según los valores revolucionarios. Por otro lado, básico en las organizaciones kurdas: la crítica y la autocrítica. Periódicamente se hacen sesiones de crítica y autocrítica donde, en pequeños grupos, se evalúan conductas o acciones desde una perspectiva revolucionaria, según los valores que tiene que encarnar la persona que se quiera considerar revolucionaria. Las críticas no pueden tener el objetivo de hundir a la persona, se hacen desde el amor y el compromiso, pues al criticar tienes que trabajar con la persona para que mejore. Todo el mundo critica, es criticado y se autocritica, por tanto el clima es de igualdad. No es, por ejemplo, “tú tienes esta actitud individualista y te lo tienes que trabajar”, sino “yo me tengo que trabajar esto y tú aquello y lo haremos juntos para crecer en colectivo”. A la vez, también podemos aprender sobre valores revolucionarios, creo que en Catalunya nos falta análisis y discurso en este sentido.
-¿Qué podemos hacer desde Catalunya para ayudar al pueblo kurdo?
-Desde Catalunya se pueden hacer muchas cosas. La primera es salir a las calles cuando es necesario. La inyección de moral cuando salen por la televisión las movilizaciones en todo el mundo es vital para mantener la resistencia. Por otro lado, aquí siempre hacen falta manos. Ya sea como periodista, médico, ingeniera o voluntaria para la defensa civil (comunicación, apoyo a la juventud…) venir aquí es una opción. Pero las opciones son infinitas. Aportaciones económicas también son bienvenidas. Luchar allí es necesario: la resistencia internacional es una parte fundamental de la resistencia que aquí se desarrolla. En Catalunya y Països Catalans hay diversos colectivos de apoyo a la causa kurda (Azadî, Manresa amb Kurdistan, Ponent, València…), y colectivos dedicados específicamente a la resistencia, como el Comité de Resistencia Internacionalista. Implicarnos y hacer que nuestras organizaciones se impliquen en estos colectivos y en las campañas #RiseUp4Rojava y #WomenDefendRojava es muy importante por dos cosas: intensificar la solidaridad con Kurdistán y el Norte y el Este de Siria y generar un clima de unidad revolucionaria también allí. Ante un capitalismo y un patriarcado globalizados también se hace necesaria una respuesta global.
FUENTE: Revista Catalunya / El Salto Diario