El 17 de marzo del 2016 el proceso autonómico al norte de Siria dio su siguiente paso: la declaración de una Federación del Norte de Siria, compuesta por los tres cantones autonómicos (Cizire, Kobane y Afrin), ampliando el marco de autodeterminación kurda, constituyendo gobierno a partir de un paradigma multiétnico democrático. Rusia, principal aliado de Damasco (Bashad Al-Assad), reconoce que el proyecto político federalista es un modelo valido para Siria.
Previamente, hacia mediados del año 2012, las regiones kurdas se habían declarado autónomas ante el abandono de las fuerzas militares árabe-sirias (a excepción de las ciudades de Hasake y Qamishlo). Con la captura por parte de las YPG/YPJ de Kobane, Amude y Afrin, y la extensión territorial de estas fuerzas en detrimento del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), se forja la unidad nacional kurda bajo el Comité Supremo Kurdo (Kongreya Star).
Las Unidades de Defensa Populares y Femeninas (YPG/YPJ) son estructuras militares autonómicas nacidas al calor de las revueltas populares kurdas, sustentadas por nuevos paradigmas democráticos que ven en la mujer un sujeto oprimido y relegadas por la sociedad, aplastadas por el patriarcado y humilladas bajo el consumismo capitalista. Son unidades netamente defensivas que actúan como fuerzas contra el terrorismo por fuera de los cantones.
La Guerra Civil que estalló en 2011 en Siria, combinada con el levantamiento popular kurdo y la avanzada militar terrorista del Estado Islámico, crean en la región un proceso de revolución y contrarrevolución con altos costos humanos.
En 2004, una serie de disturbios populares en zonas kurdas son la antesala del nuevo paradigma de autodefensa popular. Con un resultado de 34 muertos y miles de desaparecidos tras un partido de fútbol entre grupos árabes y kurdos, en manos de las fuerzas del régimen de Al-Assad, el Partido de la Unidad Democrática (PYD) decide convocar al pueblo kurdo a sumarse en las fuerzas de defensa populares con objeto de autodefenderse. Estas proto-organizaciónes serán posteriormente denominadas como HPC y HPJ Star, las cuales actualmente defienden internamente los cantones y aldeas multiétnicas de Rojava, suministrando elementos a las YPG/YPJ.
El PYD (fundado en 2003) tuvo un papel trascendental en el levantamiento de Qamishlo, dirigiendo los acontecimientos posteriores: conformación de unidades de defensa, ampliación de influencia partidaria, aceptación del paradigma Confederal Democrático, etc., y desde entonces ha trabajado en pos de la autonomía kurda sacrificando jóvenes mártires y siendo detenidos muchos/as otros/as en las cárceles del gobierno sirio.
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Hacia finales de los años 1990 Siria se encontraba aislada. Occidente desdeñaba y combatía todo lo que representara una política sediciosa respecto a ellos desde la caída de la Unión Soviética. Al-Assad padre se vio obligado a pactar con su histórico enemigo Turquía. Bajo el Pacto de Adana, Ankara exigía a Damasco la deportación del líder del pueblo kurdos Abdullah Öcalan. Luego de vivir casi 20 años en Rojava, “Apo” fue expulsado de Siria cuando iba a un encuentro en la Europa Occidental con motivo de los tratados de paz sobre el conflicto turco/kurdo. Ningún país quiso albergarlo apelando al derecho internacional, con excepción de Sudáfrica. De camino a Sudáfrica, pasando por Kenia, Öcalan fue secuestrado por el MIT turco, la CIA norteamericana, el Mossad israelí y algunos servicios de inteligencia europeos.
Öcalan había congregado en Rojava una importante masa kurda, promoviendo la revalorización de la cultura e identidad kurda entre los asimilados, reestructurado la dignidad del pueblo. Su presencia, resistida por Al-Assad, servía como freno a las ambiciones turcas de expansión sobre Siria. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), fundado en Turquía en 1978, formaba cuadros políticos, ideológicos e militares en Rojava que, posteriormente, se adentraban en el Kurdistán ocupado por Turquía para combatir y organizar estructuras.
Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la instauración del Estado-nacional sirio, a partir de la década de 1960, el gobierno árabe impulsó políticas asimilacionistas sobre el Kurdistán sirio. Un proyecto político-económico que desindustrializó la región arrastrando a la población hacia la marginación, a su vez que pagaba salarios paupérrimos a los kurdos que trabajaban en pozos petroleros y en la producción de trigo. Se les prohibió la producción artesanal, el comercio, la expresión de su cultura, el uso de su lengua. A su vez, tras impulsar empréstitos para compra de tierras, masas de árabes construían sus casas y poblados entre aldeas kurdas (aislándolas entre sí). A estas políticas se las denomino “Cinturón Verde” y “Cinturón Árabe”, terminándose de combinar con la prohibición de documentación a los kurdos no-asimilados considerándolos extranjeros.
La captura de “Apo” significó un fuerte retroceso en la política del PKK para los poblados kurdos en Siria (por lo menos en un comienzo). Los valores que “Apo” supo impulsar en Rojava rápidamente fueron minados por políticas inmorales a través de los servicios de inteligencia de Damasco y Ankara. Prostitución, drogadicción, robo, juego, minaron la dignidad del pueblo kurdo. Rápidamente el militante fue concebido como traidor, y los poblados se vieron desprovistos de sus cuadros políticos. Las familias desconocían a quienes días atrás albergaban en sus casas.
Miles de cuadros políticos abandonaron la causa, o se fueron hacia organizaciones de derecha, o infiltraron a la población kurda traicionando los principios del partido; sólo unas docenas de cuadros políticos resistieron la embestida. A la captura de Öcalan, los servicios de inteligencia turcos desarrollaron la “operación KCK”, persiguiendo a quienes seguían aferrados a la ideología del partido. El punto culmine de esta política estuvo relacionada con el partido de fútbol en Qamishlo (2004) organizado por Turquía y Siria con el objetivo de enfrentar árabes y kurdos. Bajo la excusa de frenar el levantamiento popular se llevaron adelante asesinatos selectivos entre la población.
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A partir de la fundación del PYD el tejido social en Rojava es reconstituido. Los cuadros partidarios retoman sus relaciones con la población, se asientan en las familias patriotas y forjan nuevos cuadros político-ideológicos basados en el paradigma del Confederalismo Democrático impulsado por Öcalan. Tras un programa político democrático que busca organizar a la sociedad desde las bases, forjando unidad nacional y respeto multiétnico, impulsando grupos de autodefensa populares sostenidos sobre el principio de que habrá liberación social y nacional si la mujer se libera de las cadenas del patriarcado.
Con el estallido social del 2011 y la Guerra Civil en Siria la influencia del Confederalismo Democrático se vuelve determinante para generar nuevas condiciones de existencia, libertad y democracia, en la región y en todo Oriente Medio. El sistema social de la Federación del Norte de Siria es elegido desde el pueblo, con una premisa anti-estatista, siendo ejemplo hacia el futuro para la actual crisis civilizatoria mundial.
El Confederalismo Democrático se organiza a partir de mínimas unidades democráticas, denominadas Komin (común), siendo la expresión de los individuos organizados según sus particularidades. Los Komin, en tanto espacio colectivo que supera la individualidad, no deberían de tener más de 100 familias organizadas alrededor de estos. Hay aproximadamente 2.800 Komin agrupados, a su vez, según sus características comunes. Los Komin mancomunados organizan comités según distintas necesidades: económicas, educativas, de salud, justicia, ecológicas, cultura, etc. Estos comités se organizan en espacios según lo que representan y forman asambleas donde se ejerce la democracia directa.
Estas mínimas unidades sociales e asamblearias se articulan con las juntas (especie de ministerios) donde representantes del TEV-DEM (Movimiento por una Sociedad Democrática) eligen autoridades de co-gobierno. Existe un principio tácito en el Confederalismo donde todo lo que se resuelve a nivel de base se adopta. Todas las personas que van a los comités, las asambleas, las juntas, pasan por espacios de formación ideológicos dependiendo del rol que ocupen.
Cabe destacar que tanto mujeres, como jóvenes, tienen representación propia y directa en todos los ámbitos de la sociedad.
Por consiguiente, las bases de la federación democrática son de autoadministración, relacionándose entre sí sin necesidad de centralidad estatal legal. Eso no quiere decir la negación de vincularse centralmente en lo militar, por ejemplo. Se busca que cada región federativa se relacione con otro países (si así lo desean) sin comprometer el Contrato Social. En cada región se tiene que cumplir los pilares en materia económica, liberación de la mujer, lo militar, lo ético-político.
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Pero la Federación al Norte de Siria no está completa. Actualmente, el gobierno de Turquía ha ocupado un territorio de 2.000 kilómetros cuadrados entre los cantones de Afrin y Kobane. Los Estados Unidos y Rusia han “paralizado” el expansionismo militar turco tras una “franja de seguridad” delimitadas por Azaz, Jarabulus y Al-Bab. Este acuerdo entre las potencias imperialistas no es inocente, respaldado sobre diversos argumentos; es un claro ejemplo de buscar determinar la política kurda: único proyecto capaz de llevar paz a la región.
Entre tanto, este 2017 se apresta a ser prometedor. Se despliegan operaciones militares conjuntas árabe-kurdas en Irak y Siria, con amplia cobertura estadounidense y rusa desde el aire, y entrenamiento militar. La operación de Mosul y la operación “Ira del Éufrates” para la reconquista de Al-Raqqa dan eficientes frutos (sobre todo en la operación Siria). La fuerza multiétnica Fuerzas Democráticas de Sira (FDS) es un claro ejemplo de política militar conjunta anti-terrorista y democratizante impulsada desde los cantones autonómicos.
Por último, es importante mencionar las dos operaciones militares que trasformaron las condiciones políticas de la guerra. En 2014 en Irak, en el monte de Sinjar, el pueblo yazidi quedó rodeado por la banda terrorista Estado Islámico. 50.000 yazidies kurdos quedaron atrapados entre las armas y la inanición, tras un despliegue militar a puro cuerpo las Unidades de Defensa Populares y Femeninas (YPG/YPJ) abrieron un corredor humanitario permitiendo a decenas de miles escapar del asedio. Sinjar fue rescatada de manos terroristas y devueltas a sus pobladores. Este triunfo reorientó la política rusa en relación a la guerra, dándole importancia a la cuestión kurda.
En 2015, tras una dramática situación, Kobane es liberada nuevamente por las YPJ/YPG. Los duros combates dejaron una herida abierta en la población, Kobane quedo derruida por completo, pero la épica liberación de la ciudad distribuyo esquirlas de conciencia a nivel mundial. La causa kurda ya no sólo tuvo la atención de las potencias imperialistas y colonialistas occidentales (quienes buscan ventaja a la guerra, bajo ríos de muerte), sino que también los pueblos del mundo ven en su causa la causa de la humanidad por la liberación, la paz y la democracia.
La Federación de los pueblos libres al Norte de Siria está actualmente asediada. Regímenes fascistas, autoritarios y antidemocráticos, y sus lacayos en el terreno (grupos armados terroristas) -es decir el patriarcado colectivamente organizado- cercaron la dinámica económica, humanitaria y política de la población multiétnica de Rojava. Pero los kurdos, árabes, asirios, turcomanos, yazidies, resisten y se liberan día a día. La Revolución iniciada en Rojava ha trasformado radicalmente a la sociedad, la liberación de las mujeres del yugo patriarcal, la construcción democrática y directa del socialismo, el cooperativismo agro-industrial, la autorganización, autoadministración y autodefensa popular, recrean nuevas condiciones de existencia para los pueblos.
FUENTE: Alejandro Azadî/Kurdistán América Latina