Cuando en 1980 los kurdos comenzaron a organizarse para la movilización, su estructura social establecía que primero estaban los hombres, luego los niños, los animales y las mujeres. En el movimiento apenas había dos mujeres. En la actualidad, sus esquemas de decisión están integrados en igualdad de género.
Este es el resultado de una revisión que se hizo en el movimiento, explicó el periodista Erol Polat. La reflexión fue que no servía una revolución que no resolvía primero sus problemas internos. Así, en la práctica, sus comunidades decidieron que el primer tema a atender, desde hacía cinco mil años, era el papel de la mujer.
De esta manera, afirmó, el 80 por ciento del movimiento kurdo se libró hacia el interior del mismo y, el resto, hacia el Estado. A la par de la búsqueda de la autonomía de su pueblo, vino el movimiento femenino y la igualdad de derechos para minorías de otras religiones y culturas.
El periodista estuvo de visita en Guadalajara, México, como parte de las actividades de la cátedra Jorge Alonso, de la Universidad de Guadalajara, donde impartió la conferencia “La situación de los kurdos y su propuesta de autonomía”.
La región kurda está enclavada en medio del conflicto permanente. Se trata de una región sin acceso al mar, repartida entre los estados de Turquía, Irán, Irak y Siria.
Mónica Gallegos, académica de la Universidad de Guadalajara, comenzó su intervención haciendo mención a una carta enviada por mujeres kurdas a la líder del Consejo Nacional Indígena, María de Jesús Patricio. Esto, para recordar que la revolución de las mujeres en Kurdistán ha corrido de manera paralela a los movimientos feministas y de minorías en el mundo.
Rojava, el territorio kurdo, está habitado por unos tres millones de ciudadanos que están organizados como un pueblo autónomo, explicó Polat. Por cada barrio hay una comuna, mientras que para cada área como salud, educación, justicia, cultura, hay un sector. Cada comuna y cada sector tienen un representante que conforman asambleas por ciudades y estas, a su vez, la confederación. La mitad de esa estructura son mujeres.
Además, las mujeres tienen su propio sistema que también integra otra confederación. La relevancia de la participación de la mujer estriba en que se trata del mundo árabe, enfatizó Polat.
En 2013, cuando empezaron a organizarse las comunas, las mujeres comenzaron a requerir espacios para abordar temas de la vida cotidiana, como violencia, acoso y abuso, marginación, entre otras. Se crearon las casas de la mujer que, a la fecha, se convirtieron en 35 mil comités de paz y consenso, que son la primera etapa para la justicia kurda.
Los kurdos también han tenido que producir sus alimentos, crear sus empresas y proporcionarse sus servicios. Ha sido una revolución que primero se atendió hacia adentro, reiteró Polat, para después exigir hacia fuera.
FUENTE: Sonia Serrano Iñiguez / El Diario NTR