El festival llevado a cabo el sábado 18 de junio en la cuidad de Dortmund, convocó a kurdos/as residentes y alemanes que son solidarios con esta lucha.
Muchas mujeres kurdas de todas las edades comenzaron a organizarlo desde muy temprano con un decorativo escenario que llevaba la consigna “Wir Kämpfen für Freiheit und Demokratische Selbstverwaltung”, que significa “Luchamos por La libertad y una Democracia Autodeterminada”.
Junto a los/as jóvenes kurdos y alemanes de la agrupación con la que viajé, “YXK”, en las pausas de nuestro viaje, bailamos con otros jóvenes pertenecientes al PYD. Como llegamos muy temprano compartimos mates con madres kurdas y las últimas organizaciones que faltaban para arribar a este gran festival.
Antes de comenzar el evento musical se convocó a una gran ronda de mujeres en la que cantaron canciones de la “Gerila” o guerrilla, que eran muy emocionantes porque recitaban cantos de aliento y de pena para todas aquellas valientes que están dando su vida o la perdieron en la lucha, como Zilan Diyar.
Luego se llamó a una gran asamblea de jóvenes kurdas en la que se hablaba alemán y kurmanji. Tuve el placer de participar y escuchar los discursos claros de todas las que se manifiestan contra esta barbarie que las asesina.
Ahí pude admirar la claridad de jóvenes que plantean una mirada revolucionaria -“Las mujeres en este tiempo debemos escribir nuestra historia”-y reflexionan sobre lo que es el feminismo o las cosas a las que se culturalmente se oponen, como el matrimonio, que lo ven como la entrega de una mercancía de un padre hacia otro hombre.
Reaccionar a este tipo de cuestiones hizo que muchas de ellas tengan hoy diferencias con la familia, para lo cual cuentan con la organización, que en estos casos, les ofrece apoyo y contención. “No queremos ser como nuestras madres, que solo permanecían en la cocina”. “Podemos, y ya quedó demostrado, cambiar el pensamiento propagador del machismo, incluso haciendo auto-crítica en nuestras propias familias”.
Otro punto importante fue encontrarme con las mujeres inmigrantes, que aunque hablen perfecto el alemán o el idioma del país en donde permanecen, tienen claro que “que estamos en un país ajeno y no en el nuestro”. ¡La claridad de jóvenes de entre 15 y 18 años que saben que para cambiar su vida sin libertad hace falta una revolución!
También reflexionaron acerca de la elección sexual, ya que culturalmente se impone el deseo heterosexual y se reprime la diversidad, una cuestión en la cual solo las mujeres debe enfrentar en serio semejante tabú.
Después de largas discusiones de cuál y cómo debe ser el feminismo – ya que no quieren recaer en los estereotipos intelectuales europeos- coincidieron en la necesidad de asumir una idea que represente las libertades de todas, entendiendo que las mujeres del mundo merecen la libertad que les han robado en la historia.
En ese sentido, el internacionalismo es fundamental porque “esta lucha es por todas las mujeres del mundo, todas esas explotadas por la religión, el estado, las instituciones y los hombres”, dejando claro que la libertad de las mujeres no debe ser sólo para las del Kurdistán sino por todas.
Luego de escuchar estas y otras opiniones me animé a hablar, diciendo “mi solidaridad con ellas era infinita”. Que “no tenía diferencias cuando hablaban de problemáticas de la mujer, porque aunque no soy kurda y no tengo al ISIS en una guerra contra mí, hoy en mi país y en toda Latinoamérica sufrimos lo mismo en la misma escala”.
“La iglesia nos mata, el Estado nos prohíbe y los hombres nos pegan… pero todo esto como ellas mismas lo describieron es por culpa del sistema… porque debido a su doble explotación somos las mujeres del mundo las que más golpes recibimos.”
Ante mis palabras, una joven agregó que “ustedes también tuvieron presidenta, y eso no garantiza nada”, comparando la situación con Alemania, donde hay una canciller, que en definitiva es “igual de corrupta que Erdogan.”
La asamblea de mujeres se dio por terminada, pero con mucho entusiasmo por que la lucha es muy clara: “Acá no venimos solo luchar contra ISIS, sino contra el capitalismo” fueron las últimas palabras. Los aplausos y los alientos de “Jin, Jiyan, Azadi”, las mismas palabras que se oyeron durante todo el festival.
Solo puedo agregar “Gelek Spas” o muchas gracias a todas por esta necesidad de luchar, porque debemos cambiar el mundo y porque proclamamos la libertad para todos/as.