Los alevíes están sometidos a una gran presión de asimilación en Turquía. La activista del TJA Hayriye Korkmaz habla sobre la política estatal y los ataques planeados para acabar con la fe aleví.
Los alevíes en Turquía están bajo una gran presión de las políticas del gobierno del AKP. A menudo son el blanco de ataques. Hayriye Korkmaz, una activista del Movimiento de Mujeres Libres TJA, ha hablado con ANF sobre la política de opresión del Estado contra los alevíes:
“El estado ha estado cometiendo masacres durante años para asimilar a los alevíes y erradicar su fe y cultura. Las masacres de Dersim, Maraş, Sivas, Gazi y muchos más han sido llevadas a cabo. Las casas de los alevíes están repetidamente marcadas con cruces rojas. Esto no nos intimida. Nuestra voluntad no puede ser rota por esto. Todos deben poder vivir su fe, su idioma y su cultura libremente. Mi fe es un asunto entre yo y el que me creó. Ningún estado puede presentar una justificación para destruir la fe de una persona. No existe tal derecho. Por el contrario, el estado debe proteger la fe de los alevíes”.
En Malatya, Izmir y Estambul las casas de los alevíes han sido marcadas. Después ha habido ataques. Esta situación está relacionada con la política del Estado. Si el Estado hubiera intervenido a tiempo, no habría llegado a este punto. Estos ataques tienen lugar de manera deliberada. En el sistema educativo y en los libros se pretende erradicar la fe alevita. Se pretende que haya una sola fe y una sola forma de vida. Nunca aceptaremos este tratamiento estatal hacia nosotros y continuaremos viviendo nuestra fe y nuestra cultura. Estamos decididos a luchar contra todos aquellos que quieren impedirnos hacerlo.
Los ataques contra los alevíes se han venido produciendo desde hace mucho tiempo y nunca han cesado. En el pasado reciente, se marcaron y atacaron apartamentos de los alevíes en Malatya. Esto continuó en Esmirna y Estambul. Los afectados no eran miembros de ningún partido o asociación en particular. Se pretende intimidar y expulsar a la gente. Todos sabemos que las personas desplazadas generalmente no pueden encontrar una nueva vivienda y a menudo no saben cómo financiar su vida. Cuando se les arranca de su entorno familiar y la necesidad es grande, con el tiempo olvidan su fe e identidad”.
ANF/AMED