Las elecciones de 2023 en Turquía han terminado. La Alianza Popular, liderada por Recep Tayyip Erdogan, seguirá disfrutando de una cómoda mayoría en el Parlamento. Salvo unas improbables elecciones anticipadas, el actual presidente dirigirá el país durante otros cinco años más.
Es probable que tras las elecciones se produzcan dos fenómenos políticos importantes: el auge del nacionalismo turco y una mayor criminalización del movimiento político pro kurdo, y la normalización de la ideología islamista dentro de la política legal de Turquía. Todo ello reforzará las prácticas antidemocráticas en el país y limitará las posibilidades de consolidación de la paz. Como resultado, es probable que las actuales políticas de guerra en el Kurdistán y la criminalización del movimiento político pro-kurdo de Turquía continúen en el futuro más próximo.
Aumenta el nacionalismo turco y la política anti-kurda
La opositora Alianza Nacional concurrió a las elecciones en dos listas distintas. El partido nacionalista de extrema derecha IYIP obtuvo 43 diputados, los mismos que en 2018. Sin embargo, cuentan con otro candidato que ha sido elegido en las listas del Partido Popular Republicano (CHP) en Estambul. Este partido tendrá así un diputado más en el nuevo Parlamento. Otro partido nacionalista de la Alianza Nacional, el Partido Demócrata (PD), tendrá tres diputados elegidos de las listas del CHP, lo que supone un pequeño aumento respecto a sus dos diputados anteriores.
En la Alianza Popular, el ultraderechista Partido de Acción Nacionalista (MHP) tendrá 50 diputados en lugar de los 49 escaños que obtuvo en 2018. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que hoy también puede clasificarse como partido nacionalista de extrema derecha, estará representado con 264 diputados una vez que cuatro diputados islamistas del Partido de la Causa Libre (HÜDA PAR) regresen a su propio partido. Como resultado, 361 de los 600 diputados serán de partidos nacionalistas turcos de extrema derecha, y habrá más nacionalistas turcos en el Parlamento, elegidos de otras listas.
Esta no es la única razón por la que el nacionalismo turco de derechas está en alza en la política legal turca. La Alianza Ancestral, liderada por el Partido de la Victoria (ZP), de Umit Ozdag, obtuvo casi el 2,5% del total de votos. No estarán representados en el Parlamento, ya que Turquía tiene un umbral electoral del 7 por ciento para las alianzas con el fin de obtener representación parlamentaria. Dicho esto, se trata de una cantidad considerable de votos para un partido ultranacionalista que ha dedicado importantes esfuerzos y tiempo a criminalizar y provocar al movimiento político pro kurdo, a los votantes kurdos y a los inmigrantes. Además, su candidato presidencial Ogan ha recibido más del 5% de los votos. Esto convirtieron tanto a Ozdag como a Ogan en figuras clave para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Mientras que Ogan declaró su apoyo a Erdogan, Ozdag respaldó a Kilicdaroglu tras un acuerdo problemático, que incluía promesas de continuar las prácticas anti-kurdas, como el nombramiento de administradores (interventores municipales), y garantías de deportar a todos los refugiados en el plazo de un año. Teniendo en cuenta que la mayoría de sus votos pueden considerarse reaccionarios, el control de Ogan y Ozdag sobre la toma de decisiones de sus votantes en segunda vuelta fue probablemente escaso. Sin embargo, consiguieron utilizar su posición para criminalizar aún más al movimiento político pro kurdo y a los ciudadanos kurdos de Turquía. El hecho de que Ogan y la extrema derecha turca tuvieran más tiempo en pantalla en los medios de comunicación pro gubernamentales, y Ozdag se hiciera más visible en las plataformas que apoyan a la oposición, no fue más que una mala noticia para las minorías.
El factor común que une a todos estos partidos políticos nacionalistas mencionados es una fuerte posición anti-kurda. Esto promoverá una mayor militarización de las ciudades con población kurda, la criminalización de los políticos pro kurdos, la censura de los medios de comunicación pro kurdos y la continuación de prácticas antidemocráticas como los nombramientos de fideicomisarios (interventores estatales en alcaldías). Además, esto significa que las políticas intervencionistas del gobierno de Erdogan dirigidas contra las poblaciones kurdas de Irak y Siria cuentan con el apoyo de la mayoría de los votantes. Así pues, es probable que la intervención turca en Irak y Siria continúe durante los próximos años.
Existe una creciente división entre el movimiento político pro kurdo y el resto de la oposición. Los discursos políticos de la oposición, antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, prestaban su apoyo público a algunas de las políticas más antidemocráticas de Erdogan, como el nombramiento de administradores en ciudades de población kurda y la dirección de intervenciones militares en países vecinos. Al final, Kilicdaroglu y sus principales partidarios declararon repetidamente que eran más nacionalistas que Erdogan para convencer a los votantes nacionalistas de que votaran en contra del actual mandatario, pero ahora que Erdogan ha ganado, todos estos comentarios pueden ser utilizados por él para legitimar sus propias políticas.
Normalización de la ideología islamista
Hasta el 13 de mayo, sólo un representante de un partido islamista en el Parlamento turco no había sido elegido de la lista de la Alianza Popular; se trataba de un diputado del tradicional partido islamista Felicity (SP). El 15 de mayo presenta una situación muy diferente. Debido a la alianza del CHP con el SP y otros dos partidos políticos islamistas (uno conservador y otro liberal), fundados por ex funcionarios del AKP, habrá una variedad de partidos políticos islamistas en el nuevo Parlamento. El Partido de la Democracia y el Progreso (DEVA), fundado por el ex jefe de economía del AKP (Ali Babacan); el Partido del Futuro (GP), fundado por el ex primer ministro de Erdogan (Ahmet Davutoglu); y el SP recibieron un total de 35 escaños gracias a la cuota del CHP. Esto significa que habrá tres partidos islamistas de la oposición, cada uno de ellos con al menos 10 diputados en el Parlamento.
La Alianza Popular, por su parte, siempre ha incluido a islamistas. Ahora, sin embargo, incluirá a dos partidos políticos aún más radicales que el AKP de Erdogan. El Nuevo Partido del Bienestar (YRP) censuró imágenes de sus propias candidatas e imágenes en las que aparecían juntos candidatos y candidatas. Sus reivindicaciones incluyen la reestructuración de la Ley 6284 de prevención de la violencia contra las mujeres, la prohibición de todas las asociaciones LGBTI+, la eliminación de la obligación de pagar una pensión de subsistencia a las mujeres divorciadas, la no aceptación de testimonios de mujeres sobre casos penales sin testigos, entre otros ejemplos de sexismo extremo. Este partido ha obtenido cinco escaños en el Parlamento. HÜDA PAR también estará representado por cuatro diputados elegidos de las listas del AKP. HÜDA PAR está vinculado al Hezbolá turco, que fue un grupo paramilitar islamista kurdo implicado en graves violaciones de los derechos humanos y masacres junto a las fuerzas de seguridad turcas. HÜDA PAR rechaza abiertamente la igualdad entre hombres y mujeres.
El movimiento político pro kurdo es conocido por su postura favorable a las mujeres en todo el Kurdistán y su promoción del laicismo político. El auge de la ideología islamista y su normalización en el Parlamento se utilizarán para deslegitimar al movimiento político pro kurdo en este sentido. Utilizando referencias religiosas, el movimiento político pro kurdo puede ser evaluado negativamente con atribuciones de inmoralidad, basadas en un discurso islamista misógino. Además, teniendo en cuenta que el gobierno del AKP está colaborando con las milicias islamistas en Siria contra los grupos pro kurdos, más islamistas en el Parlamento puede significar más apoyo a las políticas de guerra en curso.
A diferencia de las legislaturas anteriores, en los próximos años habrá islamistas en ambos bandos. Si al menos dos de los partidos islamistas de Alianza Nación forman un grupo parlamentario conjunto (lo que requiere al menos 20 diputados), tendrían derecho a participar en comisiones parlamentarias, hablar en el Parlamento y nombrar representantes en algunos consejos supremos, entre otros beneficios. Esto significa que, aunque no es probable que estos tres partidos islamistas representen más del 1% del total de votos del país, tendrán amplias oportunidades de influir en la opinión pública durante la próxima legislatura, lo que reforzará el discurso islamista de Erdogan y su gobierno, y podría suponer un mayor apoyo a los islamistas en el extranjero.
Guerra en el Kurdistán
Se espera que Erdogan continúe con su política de guerra en todas las partes del Kurdistán. Cinco de los siete partidos políticos más votados (AKP, MHP, IYIP, ZP e YRP) ya apoyan estas políticas. Incluso en la Alianza Nacional había al menos tres partidos políticos de los que se esperaba que apoyaran políticamente la militarización del Kurdistán y la criminalización del movimiento político pro kurdo antes de las elecciones: IYIP, un partido político que siempre ha apoyado las políticas anti-kurdas del gobierno y que casi abandonó la alianza debido al apoyo del movimiento político pro kurdo a su candidato presidencial; GP, cuyo líder fue primer ministro de Turquía entre agosto de 2014 y mayo de 2016, cuando algunas ciudades pobladas por kurdos fueron completamente destruidas, y fue el supuesto “cerebro” detrás de la política exterior pro islamista de Turquía en Oriente Medio; y DP, un pequeño partido político nacionalista conocido por su criminalización de los diputados pro kurdos. Estos tres partidos sumarán 57 escaños en el Parlamento. Cabe señalar que la Alianza Popular de Erdogan ha obtenido 323 escaños en el Parlamento, y hay otros dos partidos islamistas en Alianza Nación que tendrán otros 25 escaños. Al final, el Parlamento estará compuesto en su inmensa mayoría por diputados de derechas que, previsiblemente, apoyarán la intervención militar en las regiones kurdas.
Los intentos de Kilicdaroglu de convencer a los votantes nacionalistas antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales empeoraron considerablemente las cosas. Algunos de sus principales partidarios hicieron comentarios en los que criticaban al gobierno por no haber hecho la guerra de forma más “eficaz” con los grupos pro kurdos. Mansur Yavas, alcalde de Ankara, que debía ser uno de los vicepresidentes en caso de victoria de Kilicdaroglu, criticó al gobierno por no haber sido capaz de destruir completamente las montañas de Qandil, situadas en la frontera entre Irak e Irán y conocidas por albergar la sede del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Poco antes de las elecciones, Kilicdaroglu insinuó que Salih Muslim, copresidente del pro kurdo PYD (Partido de la Unión Democrática) en Rojava, era un terrorista. Por otra parte, Ozdag, que apoyó a Kilicdaroglu en la segunda vuelta, prometió en Twitter nuevas intervenciones militares en las montañas de Qandil. Después de reproducir tales discursos de apoyo a la guerra, será casi imposible para el CHP y sus aliados criticar los futuros actos de guerra en el Kurdistán.
En su vídeo propagandístico oficial de la TRT (radiotelevisión pública turca), Ogan afirmó que el verdadero objetivo del HDP es formar un “PKKland” (PKKistán) en Siria y alabó la intervención militar turca por destruir este plan. Erdogan también se jactó de destruir a los terroristas en sus “nidos”. Casi todos los actores políticos del país, salvo el movimiento político pro kurdo y sus aliados de izquierda, utilizaron la segunda vuelta de las elecciones para demostrar que serían los más beligerantes con los grupos kurdos de los países vecinos.
Criminalización de los político pro kurdos
Muchos miembros del movimiento político pro kurdo, incluidos los ex copresidentes del HDP, llevan años en la cárcel. Casi todos los alcaldes pro kurdos han sido destituidos de sus cargos por el gobierno y sustituidos por funcionarios públicos sin celebrar nuevas elecciones. Mientras que el SP y la DEVA no han apoyado estas políticas, el IYIP y el ZP respaldan a Erdogan cuando se trata de la criminalización del movimiento político pro kurdo.
El CHP tendrá 130 diputados una vez que los candidatos de otros partidos de la alianza opositora regresen a sus propios partidos. La Alianza del Trabajo y la Libertad ha obtenido 65 escaños en el Parlamento. Incluso combinados, estos dos partidos tendrán menos de un tercio de los escaños. Además, al competir por los votos nacionalistas tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Kilicdaroglu contribuyó a una mayor criminalización del movimiento político pro kurdo, lo que facilita aún más a Erdogan continuar con su agenda política anti-kurda.
Kilicdaroglu insinuó públicamente que Sirri Sakik, un conocido miembro del HDP que ha sido diputado y alcalde en ocasiones anteriores, era un terrorista. También aceptó continuar con la práctica de nombrar administradores para luchar contra el “terror”, en un comunicado de prensa conjunto con Ozdag. En su vídeo para TRT, criticó a Erdogan por haber entablado negociaciones de paz con el PKK en el pasado. Dijo que no sabía si el HDP era el “brazo político” del PKK, que debería ser prohibido si lo es, y que si no lo es, es culpa de Erdogan. En el mismo discurso, criticó a Erdogan por negociar con Abdullah Öcalan, el jefe encarcelado del PKK. Por último, afirmó que el gobierno debe hacer todo lo posible para luchar contra el “terrorismo”, legitimando aún más las políticas en curso de Erdogan.
En el otro bando, Ogan declaró en un vídeo de la TRT que apoyaba a Erdogan porque el HDP apoya a Kilicdaroglu, lo que significaría, según él, que una victoria de Kilicdaroglu habría llevado al fin de las operaciones militares contra el PKK. Erdogan también mostró videos falsos de cuadros del PKK supuestamente apoyando a Kilicdaroglu durante las elecciones para deslegitimar la campaña de la oposición.
Las dos semanas transcurridas entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales estuvieron marcadas por la criminalización del movimiento político pro kurdo por ambas partes, especialmente por las acusaciones de terrorismo. Por tanto, cabe predecir que los alcaldes pro kurdos que triunfen en las elecciones locales de 2024 serán destituidos de sus cargos, y algunos de los diputados pro kurdos recién elegidos estarán en la cárcel dentro de unos años. Los discursos que acusan a los políticos kurdos de estar vinculados al terrorismo seguirán siendo utilizados contra la política pro kurda por diversos actores, como ya ocurría antes de las elecciones.
Aumento del racismo contra los inmigrantes
Los temas que dominaron el discurso entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales fueron el movimiento político pro kurdo y los solicitantes de asilo en Turquía. Ozdag y Ogan legitimaron aún más los fuertes sentimientos antiinmigración en el país. Kilicdaroglu llegó a afirmar que la oposición venía a salvar al país del terror y de los refugiados, lo que implica que los principales problemas del país son los refugiados sirios y el PKK, en lugar de las prácticas antidemocráticas y autoritarias del gobierno del AKP, sus vínculos con organizaciones criminales o el completo debilitamiento del Estado de derecho.
Kilicdaroglu argumentó que mientras los soldados turcos mueren, los sirios pasean por “nuestras calles”, legitimando así las intervenciones militares turcas en Siria. Ozdag, por su parte, utilizó una versión turca del discurso de la “Gran teoría del reemplazo”, argumentando que Turquía será “Migrantland” (Göçmenistan) a menos que Kilicdaroglu gane las elecciones. Erdogan también argumentó que su gobierno devolverá a más de un millón de refugiados a sus hogares en el norte de Siria con la ayuda de Qatar. Como en otros casos similares, las posturas políticas contrarias a la inmigración reproducen también el racismo estructural hacia las minorías étnicas no inmigrantes, en este caso el pueblo kurdo.
Poco después de las elecciones, algunas figuras públicas que apoyan a la oposición culparon inmediatamente a los inmigrantes de los resultados y afirmaron que Erdogan había ganado gracias a los votos de los “ciudadanos naturalizados”, aunque los datos no respaldan estas afirmaciones. Ozdag también publicó algunos vídeos en los que supuestamente se ve a inmigrantes sirios celebrando la victoria electoral de Erdogan. Kilicdaroglu, en su discurso de la noche electoral, afirmó que no podía permanecer callado cuando millones de inmigrantes llegan mientras “ustedes” (dirigido a la multitud) se convierten en ciudadanos de segunda categoría. Se espera que esta creciente ola política antiinmigración contribuya a las estructuras racistas imperantes y refuerce aún más el autoritarismo en Turquía.
¿Qué pasará después?
Turquía se enfrenta a días oscuros. La situación será especialmente complicada para el movimiento político pro kurdo. Hay pocas posibilidades de cambio en el Parlamento, y es probable que los partidos pro kurdos pierdan las alcaldías que puedan ganar en las elecciones locales del próximo año. Al quedar aún más excluido de la política electoral, es probable que el movimiento político pro kurdo pierda aún más terreno. Los medios de comunicación, el mundo académico y la sociedad civil se verán sometidos a una fuerte presión en los próximos años. La diáspora kurda y otros actores internacionales deben luchar desde lejos contra la censura y las violaciones de los derechos humanos.
Las prácticas antidemocráticas continuarán en Turquía. La paz quedará deslegitimada. El discurso a favor de la guerra será aún más común a medida que la oposición lo reproduzca con el fin de obtener una parte de los votos nacionalistas para asegurarse la victoria en las elecciones locales de 2024.
El anti-intelectualismo también va en aumento en Turquía. Este sentimiento puede observarse en las publicaciones en las redes sociales de figuras públicas antes y durante las elecciones, que incluyen afirmaciones de que “no es momento para el análisis”, burlándose de los intelectuales por sus ideas y demonizando a los intelectuales de la diáspora. Este discurso anti-intelectual es adoptado tanto por los partidarios de Erdogan como por la principal oposición. Como en todos los casos de autoritarismo, seguirá creciendo en Turquía a menos que los actores políticos puedan transformar esta situación estableciendo nuevas instituciones y plataformas. Los miembros de la diáspora pueden desempeñar un papel importante en este sentido.
El movimiento político pro kurdo y el pueblo kurdo se enfrentarán a días difíciles, tanto dentro como fuera de Turquía. Necesitarán un apoyo significativo de inmediato: ya están llegando informes de represión y el futuro próximo parece aún más sombrío para los kurdos de Turquía. Es cierto que el movimiento político pro kurdo es más que sus elementos electorales y, en cualquier caso, el número de diputados pro kurdos no será significativamente inferior al de la última legislatura. Pero Turquía va por un camino peligroso. Los actores internacionales deben prepararse ahora para responder a las violaciones de derechos humanos, la represión política y las acciones antidemocráticas, y no esperar a la próxima escalada del nuevo gobierno.
FUENTE: Serhat Tutkal / Kurdish Peace Institute / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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