¿Qué deberían aprender las mujeres de la Revolución de Octubre?

Hay experiencias y lecciones muy importantes que aprender de la Revolución de Octubre de 1917 en términos de liberación de la mujer.

Esta experiencia también contiene datos importantes sobre el futuro de la revolución de las mujeres de Rojava y cómo se protegerán los logros de las mujeres en la revolución.

La Revolución de Octubre creó un trastorno en la relación entre los géneros, los niños y la familia. Al tomar medidas para eliminar la propiedad privada, que fue el comienzo de la esclavitud de las mujeres, allanó el camino para la liberación social del género femenino.

Incluso hoy, en el siglo XXI, mientras las mujeres todavía luchan contra gobiernos capitalistas dominados por hombres para obtener y proteger el derecho al aborto, el gobierno bolchevique lo legalizó en 1920, convirtiéndolo en un servicio y un derecho gratuito.

La legalización del aborto, el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo por decreto gubernamental, fue una novedad radical en el mundo de aquellos años.

La Revolución de Octubre se basó en el hecho de que la participación de las mujeres en la producción social allanaría el camino para su liberación.

La participación de las mujeres en la producción social, argumentaban las y los bolcheviques, también resolvería la esclavitud doméstica de las mujeres.

Por este motivo, se socializaron los trabajos de cuidados como “limpieza de la casa, cocina, cuidado de niños, cuidados de pacientes y ancianos”, que hoy en día se consideran deber de las mujeres, incluso en las metrópolis capitalistas.

 Aleksandra Kollantay resumió lo que significaba la importancia de la disolución de la esclavitud doméstica de las mujeres en términos de emancipación de las mujeres con la siguiente frase: “La separación del matrimonio y la cocina es una reforma no menos importante en la historia de las mujeres que la separación de la Iglesia y el Estado”.

Se pidió la creación de lavanderías, cocinas y comedores comunitarios, así como guarderías. En 1919-1920, el 90% de la población de Petrogrado y el 60% de la población de Moscú se alimentaban de cocinas comunes.

Además de estas prácticas vitales que sacarían a las mujeres del hogar, la Revolución de Octubre también tomó medidas para que las mujeres participaran en la producción social.

Por ejemplo, la Constitución soviética estipulaba el derecho a trabajar de todas las mujeres entre 16 y 40 años. A las mujeres se les permitió participar en la producción con cuotas en muchas líneas industriales o productivas.

Con la Ley de Familia promulgada en 1918, la institución del matrimonio dejó de ser una prisión para las mujeres. La institución del matrimonio, centro de la esclavitud doméstica de las mujeres, se transformó en un simple proceso de registro.

El divorcio se hacía más fácil sin necesidad de orden judicial cuando había consentimiento mutuo. Se puso fin al concepto de “hijo ilegítimo” y se concedieron iguales derechos a todos los niños dentro o fuera del matrimonio oficial.

Otra herramienta importante de la liberación de la mujer es su participación en la vida política. En 1918, las comisiones de trabajadoras afiliadas a organizaciones del partido se transformaron por primera vez en ramas de mujeres. Así se establecieron mecanismos de enseñanza públicos para garantizar la educación de las mujeres a través de instituciones propias y de mujeres.

 Con el VIII Congreso del Partido Comunista Ruso Bolchevique, celebrado en 1919, la educación de las mujeres adquirió una identidad estructural.

 Al realizar un estudio sobre las líneas del Partido Comunista entre las mujeres obreras y campesinas, la apuesta por la educación de las mujeres logró resultados muy importantes en el trabajo de alfabetización y organización, abarcando una geografía muy grande y muy pobre, donde sólo una pequeña parte de la población femenina estaba alfabetizada.

Gracias a este trabajo, la tasa de miembros femeninos del Partido Comunista, que era del 7,4% en 1920, aumentó al 13,1% en 1927.

El cierre de las instituciones educativas que cumplían este fin, que tenían un lugar importante no sólo en el trabajo comunista entre las trabajadoras y los trabajadores, sino también en la lucha contra la dominación masculina dentro del partido y en la vida social, en 1930, con el reclamo de “transición a un nivel superior de organización”, fue uno de los errores importantes de la Revolución de Octubre.

 Con esta decisión, las mujeres quedaron desarmadas en la lucha contra la dominación masculina. Cabe señalar que la privación de las mujeres de sus organizaciones colectivas independientes también tuvo un impacto en la regresión de los logros de las mujeres debido a la guerra, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. A la regresión que comenzó con el cierre de las instituciones formativas de mujeres le siguieron una serie de otros pasos.

A pesar de los esfuerzos por atraer a las mujeres a la producción social y al trabajo político en los primeros años de la Revolución de Octubre, en la década de 1930 el número de mujeres en el centro de la política todavía era bajo.

El mayor número de mujeres en el Comité Central del PCUS se alcanzó en el XVII Congreso del partido, celebrado en 1934. Ese año, había tres mujeres miembros plenos y cuatro candidatas en el Comité Central. Sin embargo, en el mismo período el número de hombres fue de 68 miembros plenos y 64 candidatos.

En resumen, la lección que debemos aprender de la Revolución de Octubre es que la participación de las mujeres en la producción social, la socialización del proceso reproductivo como “las tareas domésticas y el cuidado de los niños”, el traslado de las mujeres al centro de la política y la construcción de sus propias organizaciones independientes, tanto dentro como fuera de las organizaciones partidistas, ocupan un lugar muy importante en términos de asegurar el futuro de las mujeres y el derecho a la existencia en la revolución. Esto hace que la revolución de las mujeres sea necesaria para avanzar en la revolución social.

FUENTE: Arzu Demir / Yeni Ozgur Politika / ANF

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