¿Prohibirá Turquía a la oposición pro-kurda por novena vez consecutiva?

Al parecer, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), de Turquía, va a presentar a sus candidatos parlamentarios a través de un partido diferente en las próximas elecciones turcas*. Esto no se debe a ninguna facción o división en las filas del HDP. Al contrario, el hecho de que el partido pro-kurdo y pro-derechos de las minorías se esté preparando para resurgir con un nuevo nombre, ilustra una vez más la profundidad de su compromiso político y su disciplina frente a los esfuerzos concertados para destruir su movimiento.

En un artículo especialmente deprimente de su sitio web, el HDP enumera la historia de los partidos políticos kurdos en Turquía. El primer partido pro-kurdo fue el Partido del Trabajo del Pueblo (HEP), se creó en 1990 y consiguió sobrevivir tres años antes de ser prohibido. Los partidos pro-kurdos posteriores duraron aún menos: sólo seis meses en el caso del sucesor del HEP, el Partido de la Libertad y la Democracia (OZDEP). Adaptando una frase de Oscar Wilde, prohibir un partido político kurdo puede considerarse celo autoritario; prohibir nueve parece fascismo.

Los mismos métodos legales y jurídicos utilizados para atacar a los predecesores del HDP, se están desplegando hoy contra la última formación política pro-kurda, que obtuvo el 10% de los votos en las últimas elecciones turcas, a pesar de la colosal represión. Ahora se espera que desempeñe un papel de rey en la destitución de Erdogan en los próximos comicios, siempre que el Tribunal Constitucional de Turquía no prohíba el partido, utilizando el mismo mecanismo desplegado contra muchas otras organizaciones pro-kurdas.

Once diputados del HDP han sido encarcelados tras el levantamiento de su inmunidad parlamentaria, un mecanismo utilizado por primera vez contra legisladores kurdos en la década de 1990, cuando la primera diputada kurda fue una de los seis parlamentarios condenados a 15 años de prisión acusados de traición. Mientras tanto, no menos del 40% de los diputados de base se han enfrentado a investigaciones penales. Si el último caso de cierre prospera, también se prohibirá la actividad política a unas 500 personas, en otro ataque a la actividad política kurda.

Los extremos a los que debe llegar el HDP para intentar preservar su participación en el proceso democrático hablan de la extraña situación de la democracia turca. Esto está motivado, en parte, por las esperanzas cada vez más lejanas de acceder a la Unión Europea (UE) -el proceso de adhesión, iniciado allá por 1987, antes incluso de que se formara el bloque, sigue en punto muerto-. A pesar de un giro autoritario radical tras el fallido intento de golpe de Estado de 2016, el presidente Erdogan ha considerado necesario, o prudente, mantener al menos los rasgos de la democracia parlamentaria, mientras que la bifurcación política dentro del país significa que el proceso electoral turco sigue teniendo cierta validez.

Así pues, el movimiento kurdo prosigue tenazmente sus esfuerzos en el terreno hostil de una temporada electoral turca, esperando ser prohibido en cualquier momento mientras se enfrenta a detenciones, salvas mediáticas, oficinas cerradas y todo tipo de represión legal. En elecciones anteriores, incluso se han distribuido cordones a los votantes con el fin de ayudarles a localizar la última encarnación del movimiento político kurdo en la papeleta electoral, en un recordatorio un tanto absurdo de lo lejos que deben llegar los kurdos incluso para conseguir una representación nominal.

Este interminable juego del gato y el ratón es agotador: agota los recursos, las finanzas y el poder popular del partido, convirtiendo en una burla sus sinceros esfuerzos por participar en la democracia parlamentaria, tal y como debería ser. Por supuesto, el electorado de Turquía estaría mucho mejor servido por un sistema que permitiera a los kurdos su legítimo derecho a la libre expresión, la crítica y la actividad política. Sin embargo, tal y como están las cosas, el movimiento kurdo no tiene otra opción que continuar su tarea de Sísifo, forjando incansablemente hacia un fin que parece tan imposible de alcanzar hoy como lo fue en cada una de sus ocho encarnaciones parlamentarias anteriores. A pesar de todas las pruebas que el movimiento kurdo ha soportado para sobrevivir hasta hoy, el camino que le queda por recorrer puede ser aún más largo.

*El HDP anunció días atrás que se presentará junto a sus aliados a través del Partido de la Izquierda Verde (YSP, Yesil Sol Parti).

FUENTE: Matt Broomfield / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

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