El 15 de febrero pasado, los presos políticos colombianos de la cárcel La Picota, ubicada en Bogotá, difundieron una carta al cumplirse 20 años del injusto encarcelamiento del líder kurdo y fundador del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan.
En la carta resaltaron “el valor, el ejemplo, la entrega y la responsabilidad que el pueblo kurdo ha asumido consigo mismo, su historia y su futuro”.
A su vez, destacaron que para los presos políticos colombiano fue vital “el estudio de la obra de Abdullah Öcalan, quien en su ejercicio de comprender la realidad histórica de su pueblo y construir un proyecto político realizable, termina abordando el desarrollo de la civilización capitalista desde un amplio punto de vista que dista de ser clasificado dentro de alguna escuela o algún dogma, y que, por el contrario, se acerca a una visión holística, crítica, humanista y profundamente revolucionaria de la realidad”.
A continuación trascribimos la carta:
Saludo solidario al Pueblo Kurdo
En este mes de febrero llega a nuestra memoria el eco de las batallas que el pueblo kurdo ha dado para defender su derecho a una vida digna y libre. Batallas que han aleccionado al mundo entero, dejando ver que un pueblo decidido es imparable como el fuego y fecundo como la tierra.
Desde las prisiones de Colombia, donde se vive una radiografía de un país hecho pedazos por los intereses mezquinos de quienes lo gobiernan, un pequeño grupo de presos políticos comprometidos con las luchas que su pueblo da para transformar el sino trágico que las elites quieren imponerle a la vida; nos hermanamos con el valor, el ejemplo, la entrega y la responsabilidad que el pueblo kurdo ha asumido consigo mismo, su historia y su futuro.
Y es que el alcance de su lucha ha conmovido no solo de manera emotiva nuestros espíritus, sino también los cimientos intelectuales para la comprensión de nuestra realidad y la búsqueda de caminos más acertados para llevar a cabo la revolución social, económica, política y cultural que necesitamos como habitantes de este territorio.
Nos ha sido vital el estudio de la obra de Abdullah Öcalan, quien en su ejercicio de comprender la realidad histórica de su pueblo y construir un proyecto político realizable, termina abordando el desarrollo de la civilización capitalista desde un amplio punto de vista que dista de ser clasificado dentro de alguna escuela o algún dogma, y que, por el contrario, se acerca a una visión holística, crítica, humanista y profundamente revolucionaria de la realidad.
Su manera de abordar el problema histórico de la opresión, la alienación, el sometimiento de la mujer y de la tierra, hacen de su lectura un ejercicio de deconstrucción intelectual y de reingeniería en la propuesta política de quienes pujan por sobrepasar la hoja de la civilización capitalista en la historia de los pueblos.
Coincidimos con él en el grueso de sus tesis y sentimos como deber el llevar a cabo un análisis y comprensión de nuestra realidad nacional y regional para avanzar en la construcción de un proyecto político de nuevo tipo que sea capaz de jalonar el proceso social hacia caminos distintos al liberalismo y el Estado-nación.
Hoy, en esta corta pero calurosa misiva, queremos hacer manifiesta nuestra solidaridad con el pueblo de Kurdistán, con las mujeres y hombres que resisten y prueban nuevas formas de organización en todos los aspectos de la vida en el medio oriente, bajo el fuego multilateral de las potencias que le desconocen el derecho a la existencia y les oprimen bajo su lógica de dominio y explotación. De igual manera, nos solidarizamos con Abdullah Öcalan, líder y espíritu de las milicias kurdas, que resiste como prisionero en la cárcel-isla de Imrali en completo aislamiento e incomunicación.
Nuestros pueblos, que han padecido al igual que ustedes la guerra, la violencia, la segregación y la muerte, vemos la necesidad de relacionarnos y conocernos con los demás pueblos del mundo. Pues no son pocas las identidades que llevamos en nuestros espacios de resistencia y lucha por un mundo nuevo y tampoco son pocas las similitudes como el sistema capitalista ha llegado a imponer su proyecto en todos y cada uno de los territorios del globo terráqueo.
Es así como luego de cinco siglos de conquista, desde la llegada a sangre y fuego de los europeos al continente americano, se ha establecido una progresiva dominación colonial, de violencia, de usurpación de la riqueza y negación de la cultura y el pensamiento de las poblaciones aquí establecidas. En todo este tiempo de agresiones, los pobladores ancestrales y nosotros los actuales hemos buscado las múltiples maneras de resistir a la desaparición, al olvido y al despojo.
Durante todo este tiempo ha existido una constante lucha contra el colonialismo, la expansión del poder del capital y la tiranía de una falsa democracia. Es la lucha de los pueblos indígenas que defienden su territorio y su cosmovisión; de las negritudes que sometidas y esclavizadas en África llegaron a nuestro continente y aquí rompieron las cadenas del sometimiento y formaron pueblos palenques y cimarrones de mujeres y hombres libres.
Además de las peleas de los campesinos y campesinas, trabajadorxs de la tierra, que se resisten a salir de las parcelas ante la arremetida de proyectos minero-energéticos y la antigua elite terrateniente. Y como no, la de la clase trabajadora que se resiste a ser robada por parte de los empleadores y de perder los pocos derechos que han ganado en sus reivindicaciones gremiales.
Por todo ello, la lucha nuestraamericana es una síntesis de las múltiples guerras contra la modernidad y el liberalismo, el cual que ha querido desconocer y liquidar a quienes no aceptan la matriz que ellos imponen. Es la búsqueda de una sociedad en la que quepamos los excluidos, las mujeres, los trabajadores, las indígenas, las negritudes, todas las personas que hoy trabajamos por un continente de dignidad, igualdad y libertad.
No obstante, la pelea se hace peleando y en ellas se gana y se pierde, pero cada perdida o cada ganancia es un aprendizaje para mejorar nuestros proyectos y cada día estar un paso más adelante en nuestros planes. Se pensaba en algún momento de la historia de nuestros pueblos, que con la toma del poder estatal se podría encontrar ese anhelado objetivo de construir un nuevo mundo, que permitiría transformar las condiciones para que no existiese la explotación y de esta manera toda la América Meridional se llenó de grupos de resistencia, cientos de movimientos sociales organizados y guerrillas. No sabíamos entonces, que no era suficiente la toma del poder, pues además se necesita cambiar la cultura y las relaciones cotidianas de la población para que realmente existiese un cambio; solo algunas naciones lograron el cometido, sin duda un avance mínimo.
Posteriormente, en esa búsqueda por la toma del poder, también se propuso la participación en las instituciones, en las elecciones, en el juego de la democracia que ellos imponen; y fue así como el primer golpe se dio en el 1973 con Allende. Luego en las últimas dos décadas se aposto por las mismas formas de acción política, en la cual con la denominación de “socialismo del siglo XXI” la apuesta se enfocó principalmente en una suerte de progresismo que invadió a los estados latinoamericanos.
Este éxito duro poco, pues como plantea Öcalan, las instituciones de gobierno son solo una parte de las relaciones de los sujetos en la sociedad, por lo cual no afecta los cimientos de una mentalidad liberal ni tampoco las estructuras de poder del capitalismo y esto implicaría reproducir y mantener la misma lógica de poder. Por ello, este proyecto del socialismo del siglo XXI duró tan poco, y con la ofensiva del imperialismo norteamericano, estos procesos de participación han sido perseguidos, llevados al exilio o en el peor de los casos, como está ocurriendo con el país hermano Venezuela a punto de desatarse una guerra civil.
Estas experiencias, situaciones y prácticas, han permitido la necesidad de re-pensarnos, volver a algunos pensamientos, a otras perspectivas de transformación, a proyectar las utopías y profundizar en la construcción intelectual y practica de una revolución social; en una época en la que el capitalismo se ha mostrado como única alternativa y como realidad absoluta. Por ello vemos en las propuestas de Abdullah, elementos que pueden generar debate, dinámica y un proceso de reflexión en los movimientos sociales que al día de hoy vienen avanzando ante las perdidas, los fracasos y también los triunfos y aprendizajes que ha dejado esta historia.
Hoy en Colombia, se vive un proceso de paz de mentiras, falso, de incumplimientos de los acuerdos, de profundización de la económica neoliberal, sin embargo, manteniendo procesos de resistencia social múltiples y diversos que no se rinden ante la violencia que el Estado les impone. Aun cuando empieza una reactivación de los ciclos de violencia de acumulación, los pueblos están en disposición de no dejarse vencer por esta arremetida.
Todo este acumulado de historia, pensamos, vive un momento de reflexión política, sobre los modelos, las tácticas, los proyectos, los objetivos, las formas, en general el quehacer político en esta tierra. Y en ello, el pensamiento kurdo ha servido de inspiración y toman vigencia en el continente, pues aun cuando poco conocida es la resistencia de su pueblo, sus componentes políticos han despertado la curiosidad y la discusión dentro de las organizaciones y procesos nuestroamericanos, tales como la relación con la naturaleza, la lucha por la igualdad de la mujer y la búsqueda por una democracia participativa, real y desde las bases.
Encontramos muchas identidades, porque ante las diferencias históricas y geográficas, el capitalismo ha tenido la misma intención y opera de manera similar en todos los lugares del mundo. Atacando los mismos derechos fundamentales, violando la determinación libre de los pueblos e imponiendo un solo modelo de sociedad que desconoce la diferencia, la libertad y la vida.
Es por ello que a 20 años del presidio de Öcalan en Imrali, algunos presos políticos de Colombia hemos decidido solidarizarnos con el pueblo kurdo y su líder, con la esperanza de verlo pronto en libertad. Y al pueblo del Kurdistán para que en el futuro los lazos de fraternidad se extiendan por todas las tierras del planeta.
FUENTE: Kurdistán América Latina