Desde hace un par de semanas, el ejército turco comenzó una invasión con fuertes tintes genocidas a cargo de su presidente Recep Tayyip Erdogan. En la izquierda socialista nadie, o casi nadie, se ha puesto del lado de los oprimidos, concretamente de Rojava y el pueblo kurdo, que justo ahora se encuentra resistiendo la ofensiva fascistoide de la segunda potencia de la Organización Tratado del Atlántico del Norte (OTAN).
Rojava: Una experiencia democrática y socializante
Rojava quiere decir en kurdo “hacia occidente”, se refiere principalmente a las comunidades de población mayoritariamente kurda en el noreste sirio; aunque los kurdos han negado en todo momento constituirse como un Estado-nación, han creado organismos de poder en torno a sus tres principales cantones (Cezire, Kobane, y Afrin), que se rigen bajo los principios del confederalismo democrático, retomando algunos postulados teóricos del anarquista Murray Bookchin. En el año 2016 es proclamada la Federación Democrática Siria del Norte Rojava . El proyecto kurdo tiene algunos ejes centrales, entre los que destacan: Autonomía, democracia directa, el respeto y convivencia multiétnicos y el derecho de autodefensa; la liberación de las mujeres y un elemento novedoso en oposición a la política del desarrollismo industrial de occidente; el cuidado del medio ambiente; en el terreno económico, las características de la región son rurales, en ese contexto, la federación de Rojava ha adoptado el cooperativismo como modelo económico dominante; este último sería el séptimo elemento a destacar del sistema confederado creado por los pueblos rebeldes.
Uno de los muchos rasgos a destacar en este proceso revolucionario es el sentido multiétnico de los pueblos en resistencia que se agrupan en torno a la Federación Democrática de Rojava: tanto kurdos, asirios, turcomanos, árabes. Hombres y mujeres de diferentes credos religiosos (como los musulmanes, yezidíes y cristianos) han encontrado refugio en territorio rebelde ante la barbarie de las guerras sectarias e inter-imperialistas en Oriente Medio.
Otro aspecto positivo y novedoso de este proceso revolucionario en cuanto a proyectos educativos, es que el conocimiento se construye de manera colectiva, horizontal y no de arriba hacia abajo, sobre todo tomando como referente el criterio de la praxis. Existe una crítica profunda a la forma de hacer ciencia en Occidente, sobre todo en materia de ciencias sociales; los kurdos caracterizan a los modelos occidentales como positivistas y desligados de la praxis social.
Los organismos de poder: un semi-sóviet en Oriente Medio
Sabemos muy bien que tenemos todavía muchos defectos en la organización del Poder soviético. Este poder no es un talismán prodigioso. No cura de golpe las lacras del pasado, el analfabetismo, la incultura, la herencia de la brutal guerra, la herencia del capitalismo rapaz. En cambio, permite pasar al socialismo. Ofrece a los oprimidos de ayer la posibilidad de elevarse y de tomar cada vez más en sus manos toda la gobernación del Estado, toda la administración de la economía, toda la dirección de la producción. (V.I. Lenin. ¿Qué es el poder soviético?)
¿Qué tienen en común la comuna de París, los soviets rusos y las comunas kurdas?, se preguntará el lector de este texto. Aunque a estos acontecimientos los separa un siglo respectivamente, podemos encontrar similitudes muy significativas y profundas.
1- Ningún ejército permanente, sino el pueblo en armas. En las experiencias señaladas, los trabajadores y trabajadoras en París, Rusia y Kurdistán tuvieron la necesidad de crear milicias populares para defenderse de los ataques ya de tropas invasoras, ya de “ejércitos blancos” organizados por las potencias imperialistas. En el caso ruso, hubo la necesidad de organizar un ejército regular para enfrentar las múltiples invasiones de ejércitos imperialista e incluso una guerra civil.
2- Democracia directa. Durante la corta vida que tuvo la comuna de París, las decisiones se tomaron en asamblea por democracia directa. En Rusia, los sóviets (consejos obreros) también trabajaban bajo el mismo modelo. En la Rusia de los soviets, no existía la división de poderes en el sentido clásico de la democracia burguesa (ejecutivo, legislativo y judicial); los sóviets fungían las tres funciones. En sus asambleas y congresos se deliberaba, se impartía justicia y se llevaba a la práctica. Las comunas kurdas guardan estas características.
3- Socialización de los medios de producción existente. En París, los obreros se hicieron del control de las fábricas abandonadas por los capitalistas, en los sóviets rusos se determinó expropiar las fábricas y las tierras que estaban en manos de capitalistas y latifundistas. En Rojava, las mujeres han emprendido cooperativas, sobre todo en el sector textil, ofreciendo precios bajos al público, lo cual hace atractiva dicha labor para los compradores.
4- Se separa a la religión del gobierno. Este es uno de los primeros logros de la comuna parisina; al lograr esto, los obreros parisinos se deshicieron de muchos lastres del pasado, como la opresión hacia las mujeres. En el caso ruso, el derecho civil pasa a manos del nuevo gobierno del pueblo: se gana el derecho al aborto, al divorcio y al matrimonio homosexual. En Rojava también se llevan a la práctica las conquistas anteriores, sacando grandes ventajas respecto del viejo régimen.
5- Un sistema de justicia propio: en las comunas rebeldes de Rojava, las niñas ya no pueden ser obligadas por sus padres a casarse mediante un contrato comercial. Generalmente, niñas y adolescentes acuden a las guerrilleras para realizar sus denuncias, y estas son turnadas a un consejo con características judiciales. En estos casos, la primera sanción comienza con realizar trabajo social, además de una charla orientadora con personas que cuentan con autoridad moral en la comuna; en este sentido el sistema de justicia de los kurdos autónomos no es punitivo y se parece mucho al de las policías comunitarias mexicanas.
6- Las mujeres toman el cielo por asalto. En ninguna revolución, los derechos de la mujer han sido una dádiva de sus compañeros varones; estos se conquistan en la práctica, en la irrupción violenta de las primeras en la vida política de un país, de un barrio, o de una comunidad; generalmente ellas no piden permiso para llevar a la praxis sus conquistas más básicas e importantes. En palabras de las mujeres de Rojava: “No se puede destruir el capitalismo sin destruir el Estado; y no se puede destruir el Estado sin destruir el patriarcado”.
Estar del lado del oprimido
La circunstancia de que la lucha por la libertad nacional contra una potencia imperialista pueda ser aprovechada, en determinadas condiciones por otra “gran” potencia en beneficio de sus finalidades, igualmente imperialistas, no puede obligar a la socialdemocracia a renunciar al reconocimiento del derecho de las naciones a la autodeterminación, así como tampoco los múltiples casos en que la burguesía utiliza las consignas republicanas con fines de engaño político y rapiña financiera, como por ejemplo en los países románicos pueden obligar a los socialdemócratas a renunciar a su republicanismo (…) Los socialistas deben apoyar de la manera más decidida a los elementos más revolucionarios de los movimientos democrático-burgueses de liberación nacional de estos países y ayudar a su rebelión -y si se da el caso, también a su guerra revolucionaria- contra las potencias imperialistas que los oprimen. (V. I. Lenin. La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación.)
La lucha de clases y la historia en general conoce demasiados fenómenos combinados, en este caso, el de una revolución asediada por el fundamentalismo islámico y una de sus ramas más terroríficas y sanguinarias, como lo es ISIS. En su lucha, los kurdos, asirios, turcomanos, árabes y otras etnias que confluyen en la Rojava Rebelde, han tenido que realizar compromisos temporales con alguno de los bandos imperialistas; esos compromisos -dicho sea de paso-, solo son respetados por Rojava, pues generalmente las potencias les dan una puñalada por la espalda. Han existido momentos en que las guerrilleras kurdas han solicitado apoyo de la aviación estadounidense cuando se encontraban acorraladas por ISIS, por citar un ejemplo, sin embargo, aquí y ahora los Estados Unidos en la vía de los hechos les han dejado solos; incluso el gobierno ruso de Vladimir Putin ha llegado a un acuerdo abusivo con el gobierno turco para aplastar la resistencia en Rojava.
En los hechos, la autonomía kurda es la libre determinación de sus pueblos regidos junto a otras etnias bajo los principios del confederalismo democrático. La tarea de los socialistas en México y en todo el mundo es estar del lado del oprimido y no del opresor.
FUENTE: Jesús Valdez / Boletín Ciudadano