Selah Sîno, co-presidente del Departamento de Monumentos y Museos del cantón kurdo de Afrin, denunció que el Estado turco, que ocupa ilegalmente esa región del norte de Siria, ignora las convenciones internacionales. Por esa razón, el funcionario demandó a la UNESCO que revisara sus acuerdos con Turquía sobre la prohibición de destruir monumentos históricos.
Las declaraciones de Sîno fueron realizadas en el campo de Serdem, en la región de Shehba, en el marco de una exposición que se inauguró hace varios días atrás, denominada “Llamamiento de la civilización”. En la exposición se relata la historia de las violaciones de los derechos humanos cometidas en Afrin por el Estado turco y sus aliados mercenarios.
“El Estado turco y sus aliados mercenarios pretendían destruir no sólo a las personas y sus logros, sino también la historia y la cultura”, remarcó el co-presidente.
Por otra parte, los pobladores de Afrin que fueron obligados a desplazarse de su tierra mantienen las denuncias contra el ejército y el gobierno turcos, que ocupan la región. Las personas manifestaron que el muro que el Estado turco construye alrededor de Afrin tiene como objetivo la ciudad de Siria. Además, con el muro se intenta anexar el territorio a Turquía, por lo cual es alarmante el silencio del régimen sirio y de los organismos internacionales.
El muro que construye Turquía comienza en Semane y continúa por 70 kilómetros hasta la puerta fronteriza de Al Bab Salame. Debido a este plan de ocupación, se ha arrasado la aldea de Jilbire, demoliendo 20 casas. El muro atraviesa el pueblo de Jilbire, dividiendo a los residentes, al mismo tiempo que se construyeron puestos de control en el centro de la aldea.
Emin Aref, del pueblo de Basil,e en Sherawa, pero que ahora vive en el pueblo de Aqibe debido a la invasión turca, no puede ir a su pueblo, ubicado a pocos kilómetros de distancia debido al muro. En declaraciones a la agencia de noticias ANF, Aref dijo que fueron expulsados de sus hogares por el Estado turco y sus aliados.
Aref recordó que “los invasores quemaron un millar de mis árboles. Ahora vivo en el pueblo de Aqibe, a tres kilómetros de mi propio pueblo. Puedo ver mi pueblo desde lejos, pero no puedo ir allí”.
Por su parte, Cuma Felah, de la aldea de Aqibe, señaló que existe una conspiración contra los kurdos: “¿En este momento, quién está destrozando a Siria? La gente de Afrin ha abrazado a miles de personas que vienen de otros lugares como si fueran hermanos, y vivieron juntos. Afrin era conocida como la ciudad de la paz”.
A su vez, Umer Emin, otro de los pobladores, denunció que las fuerzas de ocupación turcas saquearon muchas casas y secuestraron a decenas de personas, por las que luego pidieron rescate.
En su plan de ocupación de Afrin, el Estado turco tiene como prioridad construir bases y destacamentos militares para reforzar su control. El miércoles se conoció que las fuerzas invasoras comenzaron la construcción de otra base militar en el distrito de Jindires, en cercanías al pueblo de Til Silore.
Ante esta situación, los pobladores de Afrin continúan la resistencia civil, mientras que las fuerzas de autodefensa siguen dando duros golpes a los ocupantes. Las fuerzas que integran la Operación Ira de Olivo contra los invasores emitieron un comunicado en el que reconoció que 16 mercenarios fueron ultimados y otros 19 heridos, en una acción con un auto cargado de explosivos contra el Centro de Entrenamiento de policías, en Cebhet El-Shamiya, el pasado 11 de julio.
“Los mercenarios en Afrin, Idlib, Azaz y otras zonas ocupadas por Turquía –afirmaron en la declaración- son objetivos de nuestras fuerzas. Han sometido a nuestro pueblo a una dura prueba y nuestras fuerzas los consideran objetivo. Ya no pueden evitar ser castigados y sus vidas correrán peligro cada minuto”.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina