Mohammad Hawari, el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, confirmó que “nuestra última actualización de los datos de personas desplazadas por la frontera sur de Siria excede los 270.000 personas”.
Hawari se refería al último informe de la ONU sobre personas desplazadas en el sur occidental de Siria. El incremento de las personas desplazas es debido a la intensificación de la lucha en la región de la frontera entre Siria, Israel y Jordania en las dos últimas semanas.
LA ONU advirtió el domingo que alrededor de 160.000 sirios tuvieron que huir de la región suroeste de Siria, agravando así la crisis humanitaria.
Tanto Israel como Jordania tienen sus fronteras cerradas al paso de refugiados sirios, lo que ha desatado temores de una “catástrofe” humanitaria.
En el suroeste del país se están llevando a cabo operaciones militares, mientras las negociaciones entre Rusia y los grupos armados siguen su curso.
Hace dos días, las fuerzas del régimen sirio han tomado el control de cuatro distritos y una ciudad cerca de la frontera con Jordania.
El ejército sirio lanzó una operación a gran escala el 19 de enero en la región de Deraa con el apoyo aéreo ruso. La ciudad de Deraa está actualmente dividida con una parte bajo el control del régimen sirio y otra bajo el control de grupos armados. Al principio de la operación, solo el 30% de la provincia de Deraa estaba en control del régimen, aunque ahora se calcula que controla alrededor del 60% de la zona.
La provincia de Deraa tiene una frontera con los Altos del Golán que se encuentran ocupados actualmente por Israel.
El ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi, dijo este lunes a los medios que ampliar la ayuda humanitaria para los desplazados sirios en la región meridional “depende del permiso de las autoridades sirias”. No obstante, las autoridades jordanas han permitido la entrada de sirios que fueron heridos por los combates para recibir tratamiento en Jordania.
Los desplazados que buscan refugio en la frontera jordana carecen de lo “esencial”, aseguró la coordinadora adjunta de operaciones para Siria de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), Gemma Domínguez. “Lo han perdido todo. Han dejado atrás sus casas, sus pertenencias, se encuentran en la frontera sin prácticamente nada. Además traen consigo todo el trauma que arrastran por la violencia que han vivido”, aseguró Domínguez, que lleva más de 20 años viajando con MSF a países en conflicto.
De toda la parte este de la región, la zona más castigada por la ofensiva, sólo queda un hospital en funcionamiento, y que recibe apoyo de MSD; el resto, o han sido reducidos a escombros durante la contienda o no están operativos, según apunta la responsable humanitaria.
“Ayudamos para que sean capaces de dar atención medica a la población. Les apoyamos económicamente, les suministramos medicinas, apoyo técnico… Pero desde lejos, porque no se nos permite estar allí”, dijo Domínguez.
Por su parte, el primer ministro jordano, Omar al Razaz, visitó la frontera y reiteró que no abrirá el paso con Siria por “razones de seguridad”, ya que han recibido informaciones de que hay “hombres armados entre los desplazados sirios”.
Actualmente, Jordania alberga alrededor de 1,3 millones de sirios, incluidos más de 650.000 refugiados, según datos oficiales.
Jordania, que apoya a algunos de los grupos que integran el Ejército Sirio Libre junto con otros patrocinadores occidentales y árabes, ha estado facilitando las conversaciones entre ellos y los rusos sobre un acuerdo que pondría fin a la lucha y restablecería la soberanía del Estado. Los negociadores de la oposición mantienen un diálogo con Rusia para tratar de llegar a un acuerdo para toda la provincia de Deraa y quieren que la policía militar rusa desempeñe un papel en el mantenimiento de la paz. Además, también piden que Jordania actúe como garante de cualquier acuerdo, un rol que estaba listo para emprender, dicen diplomáticos.
FUENTE: ANF / La Vanguardia / Edición: Kurdistán América Latina