Un grupo de mujeres que viven en el distrito de Bağcılar, Amed (capital histórica de Kurdistán), trabaja en un taller de alfombras dirigido por el Centro de Capacitación Pública. Con este proyecto adquieren una profesión y también ganan dinero. Estas mujeres han tejido alfombras en el taller durante un año. “Estamos felices porque nos sentimos mejor cuando trabajamos y nos paramos sobre nuestras propias piernas de esta manera”, coinciden.
Sonay Yıldız mira el motivo que tiene delante y teje una alfombra. Aprendió a tejer en dos meses. “El taller se inauguró el año pasado. Dos meses después, comencé a trabajar aquí –cuenta-. Cuando comencé a trabajar, me preocupaba si podría aprender a tejer alfombras. Pero después de un tiempo, aprendí con la ayuda de maestras y mujeres que trabajaban aquí. Me gusta tejer alfombras, así que no tardé mucho en aprender. Quienes trabajamos aquí representamos arte”.
“Observamos los motivos para tejer alfombras y tapices. Hay que ser autodisciplinada y trabajar en detalle para tejer alfombras y tapices –explica-. Tejemos alfombras fila por fila. Nuestro trabajo es duro pero muy agradable. Después de aprender a hacerlo, siempre quiero tejer alfombras. Todos los trabajadores somos mujeres y tenemos una buena amistad”.
“Producir algo te hace sentir bien”, dice Sonay cuando habla de su amor por su trabajo. “Cuando mis amigos ven las alfombras tejidas por mí, no lo creen –afirma-. Tejer una alfombra toma nuestros días. Pero nos sentimos bien cuando producimos. Todas las mujeres deberían trabajar. Las mujeres pueden trabajar en todos los sectores y ganar su dinero si lo desean”.
FUENTE: Medine Mamedoglu / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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