Más de 100 mujeres de 30 países se reunieron el 30 y el 31 de julio pasado en Beirut, Líbano, bajo la consigna “Con la unidad de las mujeres haremos realidad una revolución democrática”, en el marco de una región como Medio Oriente, donde las políticas patriarcales, conservadoras y nacional-islamistas en los últimos tiempos son fuertemente cuestionadas.
La Segunda Conferencia de Mujeres de Oriente Medio y África del Norte también contó con otras 30 delegadas a través de videoconferencias, debido a la imposibilidad de viajar por la actual pandemia de la COVID-19. El primer encuentro de este tipo se había llevado a cabo en 2013 en Amed (Diyarbakir), capital histórica de Kurdistán.
En la declaración final de la conferencia se anunció la creación la “Alianza de Mujeres Democráticas de Oriente Medio y África del Norte (MENA)”, con varios objetivos, entre los que se destacan “formar una visión estratégica para la construcción de una sociedad libre, democrática e igualitaria, teniendo en cuenta los derechos humanos universales”, según informó la agencia de noticias ANF.
Para cumplir esta propuesta, las participantes decidieron crear un comité con representantes de varios países que en seis meses evaluará y pondrá en funcionamiento las iniciativas aprobadas en el encuentro.
Las mujeres que participaron en la conferencia de Beirut coincidieron que es urgente intensificar la lucha contra los feminicidios, cualquier forma de ocupación militar, el tráfico de personas, el desplazamiento y el cambio demográfico forzados, los asesinatos políticos, el analfabetismo, la pobreza, el desempleo, la marginación y la exclusión.
Para las participantes, para alcanzar estos objetivos es fundamental “la lucha contra la mentalidad patriarcal y autoritaria, el fanatismo y las formas tradicionales de opresión”. A su vez, convocaron a formar redes locales, regionales e internacionales para compartir sus propias experiencias.
En los dos días del encuentro se realizaron diferentes mesas y presentaron ponencias sobre temas particulares referidos a las cuatro partes de Kurdistán, Turquía, Irak, Irán, Siria, Egipto, Yemen, Túnez, Sudán, Afganistán, Jordania, Libia, Marruecos y Palestina.
Büşra Ali, integrantes de Asociación de Mujeres del Líbano, advirtió que en la actualidad se desarrolla una Tercera Guerra Mundial en Medio Oriente, entre las potencias capitalistas globales y los estados regionales. Ali subrayó que las luchas sociales lideradas por las mujeres son la única opción real a las políticas guerreristas.
Por su parte, Meryem Zolfagharianaliabad, defensora de los derechos de las mujeres en Irán, alertó sobre la utilización del sexismo, la religión y el nacionalismo contra las mujeres. Sobre su país, Zolfagharianaliabad denunció la institucionalización de los matrimonios forzados a las menores de edad. La activista también afirmó que aunque la participación de las mujeres era amplia antes de la Revolución Islámica en Irán, no estaban organizadas, pero actualmente las mujeres tienen importantes “habilidades organizativas”.
En tanto, Lina Bereket, integrante del Consejo de Mujeres Sirias, alertó que en su país enfrentan diversas formas de violencia, y reveló que esta situación creció durante los últimos días años de guerra. Bereket explicó que en Siria, “la violación durante la detención se utiliza como herramienta de opresión y tortura, y los argumentos religiosos se utilizan para la prostitución”.
Según los datos presentados por Bereket, aproximadamente el 40 por ciento de las refugiadas sirias son mujeres. De ese total, una cuarta parte de las mujeres refugiadas se ocupan solas de sus hijos e hijas, “lo que conduce a un aumento de los matrimonios precoces”.
En declaraciones a la agencia de noticias JINHA, la profesora Iman El-Hisên explicó que no es posible “separar la vida política de la esfera económica”. “Hemos ganado la cuota de mujeres en parlamentos y municipios de Jordania –relató-. Se están realizando esfuerzos para aumentar el número de escaños para mujeres en el parlamento. Las mujeres han logrado grandes avances en los municipios y su participación ha superado la cuota establecida”. “Desafortunadamente, esto no aparece en el ámbito económico. Porque la proporción de mujeres trabajadoras registradas no supera el 14 por ciento en Jordania”, remarcó.
El-Hisên reflexionó que “como mujeres es importante que nos unamos para compartir programas y trabajar juntas. Porque todas enfrentamos las mismas cosas, no solo en el mundo árabe sino en todo el mundo. Por eso, mostramos la solidaridad de las mujeres en todas partes. Porque si las mujeres no se ponen de pie, nadie les cederá sus derechos”.
Por su parte, la periodista sudanesa Madiha Ebdullah, alertó que en el mundo existen “dos niveles de ciudadanía, que se regulan de acuerdo con los acuerdos internacionales y garantizan la igualdad ante la ley, y también hay un nivel individual, donde se revelan las principales diferencias y constituyen el problema común de todas las mujeres de la región árabe. Creo que esto se debe al tema cultural. Porque todas las revoluciones que se produjeron no le dieron importancia a la cultura. Esto es cierto para las mujeres sudanesas”.
Ebdullah aseguró que el 60 por ciento de quienes participaron en el movimiento de protesta en Sudán eran mujeres. “La lucha de las mujeres no comenzó con la revolución. Pero, por el contrario, derrotó al sistema político islámico. Ha enfrentado violencia y desplazamiento desde el inicio de la soberanía en la década de 1990 del siglo pasado”, resumió Ebadullah.
FUENTE: La tinta
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