El doctor Jorge Alonso en la conferencia magistral “Hacia una nueva revolución copernicana” en la Cátedra Julio Cortázar, de la Universidad de Guadalajara, analiza los movimientos anticapitalistas que ahora tienen lugar en el mundo.
En los últimos 20 años, el doctor Alonso se ha dedicado al estudio de los movimientos sociales alternativos que luchan contra el capitalismo. En la conferencia analiza tres: los kurdos en Rojava; el pueblo mapuche en la Patagonia rebelde, y los zapatistas en el sur mexicano.
El confederalismo democrático de los kurdos. En Rojava, al norte de Siria, se ha creado un sistema confederal de fuerzas de autodefensa, que se basan en el feminismo, la ecología social y el municipalismo libertario. En lugar de centralizar el poder, buscan reasignarlo a las bases por medio de formas horizontales de representación.
Han creado comunas y consejos. Lo económico lo organizan a través de cooperativas. La participación en las comunas es voluntaria y libre. Si un asunto excede la capacidad de una comuna o afecta a varias de éstas, los consejos se convierten en los siguientes sitios de debate y de toma de decisiones.
Las kurdas sostienen que no se pueden generar cambios relevantes a la estructura social sin destruir al patriarcado. Se busca una sociedad igualitaria en el impulso a la emancipación de la mujer y la defensa de la naturaleza. Y se proponen tejer una red mundial que se convierta en una civilización democrática.
Las luchas del pueblo Mapuche. En Chile, esta nación originaria defiende su territorio, su lengua y su estilo de vida. Plantean la reconstrucción de su nación dándole valor a su vida y territorio con respeto al equilibrio ecológico, enraizando y profundizando la lucha por su autonomía desde las cuestiones cotidianas. Asumen que deben reconstruir desde sus recursos y capacidades con autonomía desde lo local.
Luchan por la autonomía jurisdiccional, la recuperación de sus tierras, la libertad económica, y el reconocimiento de su identidad cultural. En su visión, el Estado ha sido protagonista en la negación al derecho sobre el territorio, la devolución de sus tierras y la negación de sus libertades.
Ahora buscan vigorizar su agricultura y ganadería familiar, el intercambio de sus productos, la defensa de su cosmovisión y de sus formas ancestrales de vida. Ahora discuten cómo deben vivir en este mundo y avanzar en su autodeterminación.
La lucha anticapitalista del zapatismo. Plantean que el capitalismo convierte lo básico y elemental (el agua, el aire y la luz) en mercancías. Y que ahora trata de invadir territorios antes ignorados, desplazando a sus habitantes. Se propone que toda la naturaleza sea mercancía.
Están convencidos de que lo que los une es librarse del capitalismo, y librar a la madre tierra. Hay un más allá que implica trascender al sistema capitalista y creará nuevas realidades sociales y económicas que sean más humanas.
Insisten en que ser zapatista es organizarse y trabajar colectivamente, sin venderse, hasta destruir al sistema capitalista. Sostienen que en un nuevo proyecto de sociedad las mujeres deben romper con el patriarcado y establecer relaciones de igualdad entre las mujeres y los hombres.
El doctor Alonso concluye que los movimientos anticapitalistas han adquirido gran dinamismo en lo que va del siglo XXI, y que éstos tienen varias expresiones, pero les es común que combinan consistentemente lo anticolonial, lo antipatriarcal y el respeto por la madre tierra. Y también que siempre parten de lo local hacia lo planetario.
FUENTE: Rubén Aguilar / El Economista