Este texto es un extracto del folleto Liberando la vida, la revolución de las mujeres del líder kurdo Abdullah Öcalan, encarcelado desde 1999 por el Estado turco en la isla-prisión de Imrali.
***
La libertad de la mujer desempeñará un papel estabilizador e igualador en la formación de la nueva civilización y ocupará su lugar en condiciones respetables, libres e iguales. Para lograrlo, se debe realizar un trabajo teórico, programático, organizativo y de implementación. La realidad de la mujer es un fenómeno más concreto y analizable que conceptos como “proletariado” y “nación oprimida”. La medida en que la sociedad es capaz de una transformación completa viene determinada por el alcance de la transformación lograda por las mujeres. Del mismo modo, el nivel de libertad e igualdad de la mujer determina la libertad y la igualdad de todos los sectores de la sociedad. Por lo tanto, la democratización de la mujer es decisiva para establecer de forma permanente la democracia y el laicismo. Para una nación democrática, la libertad de la mujer también es de gran importancia, ya que la mujer liberada constituye una sociedad liberada. La sociedad liberada, a su vez, constituye una nación democrática. Además, la necesidad de revertir el papel del hombre es de revolucionaria importancia.
Los albores de la era de la civilización democrática representan no sólo el renacimiento de los pueblos, sino quizás más especialmente, el resurgimiento de la mujer. La mujer, que fue la diosa creadora de la sociedad neolítica, ha ido perdiendo su papel a lo largo de la historia de la sociedad de clases. Invertir esta historia inevitablemente traerá consecuencias sociales más profundas.
La mujer, renacida para la libertad, aportará a la liberación general, la iluminación y la justicia en las instituciones sociales a todos los niveles. Esto convencerá a todos de que la paz, no la guerra, es más valiosa y debe ser exaltada. El éxito de la mujer es el éxito de la sociedad y del individuo a todos los niveles. El siglo XXI debe ser la era del despertar; la era de la mujer liberada y emancipada. Esto es más importante que la liberación de clase o nacional. La era de la civilización democrática se establecerá cuando la mujer se levante y triunfe plenamente.
Es realista ver nuestro siglo como el siglo en que la voluntad de la mujer libre se hará realidad. Por ello, es preciso establecer instituciones permanentes para la mujer y mantenerlas durante tal vez todo un siglo. Es necesario constituir Partidos de la Libertad de las Mujeres. También es vital que se establezcan comunas ideológicas, políticas y económicas, basadas en la libertad de la mujer.
Las mujeres en general, pero más específicamente las mujeres de Oriente Medio, son la fuerza más enérgica y activa de la sociedad democrática, debido a las circunstancias expuestas anteriormente. La victoria final de la sociedad democrática sólo es posible con la mujer.
Los pueblos y las mujeres han sido devastados por la sociedad de clases desde el Neolítico. Ahora, como agentes fundamentales del avance democrático, no sólo se vengarán de la historia, sino que formarán la antítesis requerida al posicionarse a la izquierda de la civilización democrática en ascenso.
Las mujeres son realmente los agentes sociales en quienes más podemos confiar en el camino hacia una sociedad igualitaria y libertaria. En Oriente Medio, corresponde a las mujeres y a los jóvenes garantizar la antítesis necesaria para la democratización de la sociedad. El despertar de la mujer, siendo la principal fuerza social en esta escena histórica, tiene un verdadero valor antitético.
Debido a las características de clase de las civilizaciones, su desarrollo se ha basado en la dominación masculina. Esto es lo que pone a la mujer en esta posición de antítesis. De hecho, su posición adquiere el valor de una nueva síntesis en términos de superar las divisiones de clase de la sociedad y la superioridad masculina. Por lo tanto, la posición de liderazgo de los movimientos de mujeres en la democratización de la sociedad de Oriente Medio tiene características históricas que hacen que sea tanto una antítesis (por encontrarse en Medio Oriente) como una síntesis (desde la perspectiva global). Esta área de trabajo es la labor más crucial que he asumido. Creo que debería tener prioridad sobre la liberación de los territorios y el trabajo. Si voy a ser un luchador por la libertad, no puedo ignorar esto: la revolución de la mujer es una revolución dentro de una revolución.
La misión fundamental del nuevo liderazgo es proporcionar la capacidad intelectual y la voluntad necesarias para alcanzar los tres aspectos cruciales para la consecución de un sistema de modernidad democrática: una sociedad que sea democrática, además de económica y ecológicamente moral. Para lograrlo, necesitamos construir un número suficiente de estructuras académicas de calidad apropiada. No es suficiente simplemente criticar el mundo académico de la modernidad, sino que tenemos que desarrollar una alternativa. Estas unidades académicas alternativas deben construirse de acuerdo con las prioridades y las necesidades de todas las áreas sociales, como la economía y la tecnología, la ecología y la agricultura, la política democrática, la seguridad y la defensa, la cultura, la historia, la ciencia y la filosofía, la religión y las artes. Sin un cuadro académico sólido, no se pueden construir los elementos de la modernidad democrática. Los cuadros académicos y los elementos de la modernidad democrática son igualmente importantes para alcanzar el éxito. La interrelación es imprescindible para alcanzar el significado y el éxito.
La lucha por la libertad (no sólo de las mujeres, sino de todas las etnias y diferentes sectores de la comunidad) es tan antigua como la historia de la esclavitud y la explotación de la humanidad. El anhelo de libertad es intrínseco a la naturaleza humana. Se ha aprendido mucho de estas luchas, también de la que hemos estado librando durante los últimos 40 años. La sociedad democrática ha existido junto con diferentes sistemas de civilización dominante.
La modernidad democrática, el sistema alternativo a la modernidad capitalista, es posible a través de un cambio radical de nuestra mentalidad y los cambios correspondientes, radicales y apropiados en nuestra realidad material. Debemos construir juntos estos cambios.
Finalmente, me gustaría señalar que la lucha por la libertad de las mujeres debe librarse mediante el establecimiento de sus propios partidos políticos, logrando un movimiento popular de mujeres, construyendo sus propias organizaciones no gubernamentales y estructuras de política democrática. Todo ello debe ser llevado a cabo de forma conjunta, simultáneamente. Mientras más capaces sean las mujeres de escapar de la dominación masculina y de la sociedad, mejor podrán actuar y vivir de acuerdo con su iniciativa de independencia. Cuanto más se empoderen las mujeres, más recuperarán su personalidad e identidad libres.
Por lo tanto, dar apoyo a la ira de las mujeres, al movimiento de conocimiento y de libertad, es la mejor muestra de camaradería y un valor de la humanidad. Tengo plena confianza en que las mujeres, todas aquéllas que han sido excluidas del sistema, independientemente de sus diferentes culturas y etnias, tendrán éxito. El siglo XXI será el siglo de la liberación de las mujeres. Espero hacer mis propias contribuciones, no sólo escribiendo sobre estos temas, sino también ayudando a implementar los cambios.
FUENTE: Komun Academy / Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina