Los mercenarios proturcos en el norte y el este de Siria han llevado a cabo ejecuciones sumarias e impiden a los civiles kurdos regresar a sus hogares en la llamada “zona segura” desde que Ankara empezó el mes pasado la invasión militar contra la región, denunció este miércoles la organización Human Rights Watch (HRW).
“Los residentes kurdos no han sido capaces de volver, mientras que otros vecinos sí (…) Las facciones han bloqueado a los ciudadanos kurdos en el regreso” a sus hogares, afirmó a la agencia EFE la investigadora para Siria en HRW, Sara Kayyali.
“Las condiciones de aquellos que han regresado son muy difíciles. Mucho saqueo y algunas personas que han regresado no ha sido capaces de encontrar refugio”, indicó Kayyali.
Además, HRW ha documentado al menos siete asesinatos sumarios, entre ellos el de la política kurda Hevrin Khalaf, así como de trabajadores humanitarios de la Media Luna Roja kurda, una ONG humanitaria no afiliada a Cruz Roja Internacional.
En un comunicado, HRW pidió a Turquía “investigar los abusos de los derechos humanos, en muchos casos posibles crímenes de guerra, en el territorio sobre el que actualmente ejercen un control efectivo”. También llamó al gobierno turco a “presionar” a las fuerzas que respalda para que pongan fin “a estos abusos y garantice que los responsables rindan cuentas”.
“Ejecutar individuos, saquear propiedades y bloquear el regreso de las personas desplazadas a sus hogares es una prueba condenatoria de por qué las zona segura propuesta por Turquía no será segura”, afirmó la directora de HRW para Oriente Medio, Sarah Leah Whitson.
“Contrariamente al discurso de Turquía de que su operación establecerá una zona segura, los grupos que están utilizando para administrar el territorio están cometiendo abusos contra civiles y discriminando por motivos étnicos”, añadió la declaración.
El 15 de octubre, la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que el gobierno turco y las facciones aliadas podrían haber cometido graves violaciones de las leyes internacionales si se prueba su responsabilidad en ejecuciones sumarias de soldados cautivos y de una líder política kurda. Hasta el momento, según HRW, no hay progresos para iniciar una investigación sobre ello.
El pasado 9 de octubre, Ankara junto a mercenarios de diferentes grupos comenzaron una ofensiva contra el noreste de Siria con el objetivo de establecer una supuesta “zona segura”.
El gobierno turco justificó la invasión, permitida por Estados Unidos y Rusia, en la necesidad de generar una zona neutra sin presencia de milicias kurdas, a las que considera terroristas.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció además su intención de reasentar allí a dos millones de los 3,6 millones de refugiados sirios que están oficialmente en Turquía.
En la actualidad, en esa zona patrullan unidades rusas, principales aliadas de Damasco, y turcas.
FUENTE: EFE / Edición: Kurdistán América Latina