El Estado turco expulsa por la fuerza a los refugiados, con los que chantajeaba a Europa, hacia Idlib y Afrin, ciudades en poder de las milicias yihadistas respaldadas por Ankara.
Alrededor de tres millones de sirios han emigrado debido a la guerra y el Estado turco los utiliza para chantajear a los países europeos. Recep Tayyip Erdogan tiene a las naciones de la Unión Europea (UE) como rehenes, ya que los amenaza con abrir las puertas y enviar a la población refugiada en Turquia hacia Europa. Ahora los refugiados son obligados a firmar documentos para ser sacados de Turquía y entregados a las milicias yihadistas que se encuentran en la zona fronteriza de Idlib.
H.E llegó de Turquía hace cinco años y es uno de los refugiados desplazados a la fuerza por el gobierno de Ankara. El ciudadano, que prefirió el anonimato, habló con la agencia de noticias ANF sobre su experiencia y lo que vio en todo este tiempo, empezando por su arresto debido a un problema con su tarjeta de identificación. H.E. comentó que “nos arrestaron a dos de nosotros porque no teníamos documentación, nos llevaron a la comisaría de policía en Zeytinburnu. Nos torturaron mientras estábamos en custodia. Estuvimos seis días. Luego nos dijeron que nos liberarían si pagábamos. Les entregamos las 12.000 liras que teníamos. Dos días más tarde dijeron que nos remitían de nuevo a la oficina de extranjería. Cuando nos llevaron, nos hicieron firmar unos documentos. Entonces nos trajeron de vuelta. Nos hicieron firmar otras cosas y nos dejaron en Babhewa (en la zona fronteriza con Idlib). Éramos unos 50. Había familias enteras”.
“El estado turco nos entregó en Babhewa –continúo H.E.-. Nos llevaron ante el líder de la milicia yihadista. Durante la investigación dijeron que no éramos musulmanes y nos insultaron. Nos detuvieron en el puesto de control y confiscaron nuestros móviles y el dinero. Les di 5.000 liras sirias y me devolvieron el móvil”.
Cruzando hacia Afrin
H.E. siguió relatando la travesía que tuvo que pasar. “Entonces nos llevaron ante el comandante turco. Él afirmó que éramos del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán). Dijeron que mi marca de nacimiento en la cintura era una herida de bala. Entonces los miembros de la milicia yihadistas comenzaron a pelearse entre ellos. Uno resultó muerto. En el caos, los comandantes turcos huyeron. Nos aprovechamos de la pelea y nos subimos a un coche. Preguntamos a una persona cómo podíamos cruzar hasta Afrin. Entonces llegaron de nuevo los miembros de la milicia. Les pagamos 40.000 y nos llevaron hasta Afrin”, detalló el testigo.
Al llegar a Afrin, H.E. dijo que vio cosas horribles. “Los kurdos son torturados. Sus propiedades confiscadas –afirmó-. Yo me quedé 10 días en Afrin, no podía salir mucho a la calle por el miedo que tenía. Están confiscando casas. Acosan a las mujeres. Les cortan las manos a las mujeres para robarles el oro. Teníamos demasiado miedo para decir que éramos kurdos. Estas cosas pasan más en Shiye, Jindirese, Mabata, Sherawa y Shera. No sé si pasa también en Bilbile, ya que no pude ir. No pude ir a mi propia aldea porque no sabía qué me harían si iba”.
Todo tipo de maldad
Sobre las milicias yihadistas que ocupan Afrin con el apoyo de Turquía, H.E. explicó que “están al acecho todo el día, buscando a ver quiñen tiene la casa que denote más riqueza, quién tiene oro”. Al referirse al funcionamiento de los grupos terroristas, señaló que “por la noche entran en las casas. Hace un mes, entraron en la casa de una mujer por la noche porque llevaba pulseras de oro. Asesinaron a su marido y a ella la violaron. Le cortaron un brazo para agarrar el oro. Dispararon a las personas cuando venían a ayudar, alertados por los gritos. Entonces se llevaron a la mujer y a sus dos hijos. Nunca hemos vuelto a saber de ellos. El brazo cortado debe de seguir en la casa”.
FUENTE: ANF / Muhammed Hisen y Hivda Hebun / Edición: Kurdistán América Latina