Los kurdos de Siria y el gobierno de Damasco rechazaron ayer el acuerdo alcanzado por Turquía y Estados Unidos para crear una “zona segura” en el noreste de Siria, pese a la amenaza de Ankara de intervenir militarmente en la región.
“Nosotros como kurdos, al igual que las otras etnias en la zona, conocemos la intención del Estado turco (…) su objetivo es simple y claro: atacar estas administraciones autónomas”, aseguró a Efe Shahin Najib al Ali, portavoz de la administración civil de Kobane, situada en el Kurdistán sirio.
Tras días de negociaciones, Washington y Ankara anunciaron que habían llegado a un acuerdo para crear “en el plazo más corto posible” un centro de operaciones conjuntas “para coordinar y gestionar” la creación de una “zona de seguridad” en el noreste de Siria.
El norte y noreste de Siria, que está controlado por las autoridades kurdas, se reparte en siete cantones en una región que denominan Rojava y que escapa al control de Damasco.
Estados Unidos, que lidera la coalición internacional antiyihadista, es el principal aliado de los kurdos en la zona y quiere evitar que Turquía lance de nuevo una operación militar contra la región.
En los últimos días, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, amenazó con llevarla a cabo pronto, tal y como hizo en 2018 en Afrin, que desde entonces ocupa.
Ankara considera “terroristas” a los kurdos que dominan ese territorio al este del río Éufrates por sus vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía.
“Rechazamos esta ‘zona segura’ porque ya el norte de Siria es una zona segura y no necesita ninguna otra zona para que lo sea”, indicó Al Ali, también miembro del Consejo de Justicia Social en el cantón de Éufrates.
“Vamos a esperar para ver los resultados de las negociaciones turcas y americanas, lo que salga de esas negociaciones, lo que estipula el acuerdo y las intenciones”, agregó.
Pese al acuerdo, aún no hay información sobre la extensión ni los plazos para la creación de esta franja bajo control militar turco.
Turquía exigía que esa franja fuese de 32 kilómetros, lo que equivaldría a 12.000 kilómetros cuadrados, algo inaceptable para las milicias de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que controlan Rojava.
Según filtraciones a la prensa turca, Estados Unidos proponía desde un principio reducir la franja a un ancho de entre 5 y 14 kilómetros.
El gobierno sirio, presidido por Bashar Al Asad, rechazó también de manera “contundente” este acuerdo anunciado “por los dos ocupadores”, en referencia a Washington y Ankara.
Damasco, de acuerdo a una fuente del Ministerio de Exteriores sirio citada por la agencia estatal SANA, tildó la zona pactada por turcos y estadounidenses de “agresión escandalosa a la soberanía del territorio sirio”.
Con este pacto, Turquía tiene el objetivo de “ampliar su territorio más allá de sus fronteras”, señaló la fuente.
Turquía, que ya tiene presencia en el área fronteriza que va desde Azaz a Jarablus y que desde 2018 también controla el cantón kurdo de Afrin, pactó en septiembre del año pasado con Rusia, principal aliado de Damasco, otra zona de seguridad en el noroeste del país, concretamente en la región de Idlib.
Ese espacio desmilitarizado buscaba crear un corredor humanitario y un cese de hostilidades, aunque el acuerdo se viola prácticamente a diario.
Ankara apoya a facciones que se alzaron contra el gobierno de Al Asad en 2011, cuando comenzó una guerra civil que ha devenido en un tablero político para las principales potencias mundiales.
En un comunicado, la asesora para asuntos humanitarios del enviado especial para Siria, Najat Rochdi, explicó que han “tomado nota de las discusiones” para establecer esa franja de seguridad.
“Los actores humanitarios están cada vez más preocupados por las declaraciones que sugieren una posible intervención militar, que tendría graves consecuencias humanitarias en un área que ya ha sido testigo de años de actividad militar, desplazamiento, sequías e inundaciones”, afirmó.
Rochdi añadió que continúan los esfuerzos para responder ante 1,6 millones de personas necesitadas en el área, incluidas 604.000 desplazados.
FUENTE: Isaac J. Martín / EFE / Edición: Kurdistán América Latina