El gobierno sirio no quiere entablar un diálogo “real y serio” con las autoridades kurdo-sirias para un acuerdo de autonomía después de acabar militarmente con el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el país, asegura un alto cargo de la Administración del Kurdistán sirio.
“Fuimos dos veces a Damasco y una vez a Moscú para presentar un plan de trabajo y hasta ahora, el régimen (del presidente Bashar al Asad) no nos ha respondido. Un plan para reunirnos, pero el régimen no es serio”, dice Hussein Azzam, director adjunto de la Administración de Al Hasaka, uno de los cantones kurdo no reconocidos por el gobierno central sirio.
Desde su oficina en la localidad de Amuda, en el norte de Siria y fronteriza con Turquía, el árabe Azzam afirma que ellos, como Administración, quieren dialogar con Damasco: “Nosotros tenemos problemas y queremos ponerles fin a través del diálogo”, afirma.
Y agrega: “Hemos luchado contra el Estado Islámico, pero no tenemos la intención de luchar contra el régimen”.
El gobierno sirio ha abogado por recuperar el control, a través de un acuerdo o “por la fuerza”, de todo el territorio que dominan los kurdos en el norte y noreste de Siria, dividido en siete cantones y donde conviven ciudadanos kurdos, árabes y siriacos, entre otros.
En la actualidad se están dando los pasos previos para preparar una nueva Carta Magna en el país mediterráneo, con la mediación de la ONU y en la cual todas las partes del conflicto que estalló en 2011 quieren tener un papel en el futuro de su tierra.
La Administración kurda pretende, tras haber proclamado la derrota militar del grupo yihadista el pasado 23 de marzo, que se reconozca su región autónoma en Siria, algo que el gobierno central no parece dispuesto a aceptar.
“Aquí (en Al Hasaka) no tenemos problemas, pero en otras zonas como Deir Ezzor e Idlib, los que están con el régimen no nos aceptan. No aceptan nuestro proyecto, el proyecto que nos une” a todos los sirios, afirma el dirigente enfundado en un traje de chaqueta con corbata, mientras no para de recibir llamadas.
“Estamos dispuestos a recibir a cualquiera que acepte nuestro proyecto”, remarca.
Otro de los problemas a los que hacen frente los kurdos de Siria es las amenazas repetidas del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de irrumpir en el territorio de la Administración de Rojava, como sus habitantes denominan al Kurdistán sirio.
Ankara ha dejado claro que quiere lanzar una operación en el noreste de Siria precisamente para expulsar o aniquilar a las milicias kurdas Unidades de Protección del Pueblo (YPG), principal componente de las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos.
Turquía considera a las YPG “terroristas” por sus vínculos con el proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía.
“Las amenazas turcas son serias y peligrosas porque Turquía tiene sus propios intereses en la región. Ellos quieren hacer fracasar el proyecto de la Administración autónoma”, explica.
Y advierte: “Turquía es una fuerza brutal y tiene grandes capacidades (…) Turquía tiene fuerza, Ejército y aviones. Y a pesar de todo esto, solo pudieron ocupar Afrin por la aviación: si no, no hubieran entrado”.
El cantón de Afrin fue tomado por las fuerzas turcas, respaldadas por facciones armadas sirias opositoras a Damasco, el 18 de marzo de 2018 en la operación bautizada Rama de Olivo.
Asimismo, las tropas de Ankara tienen presencia en otras zonas del noroeste del país ubicadas junto a su frontera.
De momento, Erdogan ha señalado que la intervención se va a posponer mientras tiene lugar la retirada de las tropas estadounidenses de Siria, anunciada por el presidente Donald Trump el pasado diciembre.
Assam explica que “Estados Unidos y su coalición (internacional antiyihadista) consideran que ya el terrorismo se terminó, pero quieren mantener algunas cuestiones hasta tener claro todo el escenario. Por eso se quedarán 400 soldados estadounidenses”, según anunció la Casa Blanca en febrero.
Los kurdos le han tendido la mano al gobierno de Al Asad frente a las amenazas turcas, para aliarse en el caso de que Ankara lance su prometida ofensiva.
Sin embargo, “el régimen no desea venir a ayudarnos y luchar contra Turquía”, afirma Azzam de manera rotunda, aunque el propio gobierno sirio denuncia la presencia turca en su territorio.
No obstante, el pasado 28 de diciembre el Ejército sirio anunció su entrada en la localidad de Manbij, en el norte de Siria, después de que las YPG, que controlan la urbe, pidieron a las fuerzas gubernamentales desplegarse en la localidad y sus alrededores, y “proteger esas áreas contra una invasión turca” que finalmente no se produjo.
FUENTE: Isaac J. Martín / EFE