Las kurdas, mujeres de un pueblo mayoritariamente musulmán asentado en un territorio que abarca parte de Siria, Turquía, Irak e Irán, impulsan un modelo social igualitario como “núcleo de la liberación femenina” contra “los regímenes sexistas, nacionalistas y sectarios” de Medio Oriente, y denuncian la ofensiva militar turca contra el enclave kurdosirio, Afrin, hacia donde marcharán mañana (por hoy) en adhesión al paro internacional.
El Kurdistán se encuentra ubicado en una región de Asia Menor repartida entre Turquía, Irak, Irán y Siria, y son conocidos como “la etnia sin Estado” y, en el centro de la liberación kurda que, históricamente reclamó ese territorio, están las mujeres.
Desde los años 90, hacen encuentros de mujeres para discutir las problemáticas de género y trazar políticas de igualdad y organización autónoma. En 1995, crearon la Unión de Mujeres Libres de Kurdistán y la primera unidad guerrillera integrada sólo por milicianas.
Durante seis años, las kurdas de todas partes de Rojava resistieron los ataques del Estado Islámico.
“Al mismo tiempo, jugamos un rol de liderazgo en la construcción de estructuras democráticas y de autogobierno con base en la organización comunal, consejos de mujeres, academias y cooperativas, así como la autodefensa”, cuentan en un documento que lanzaron a propósito del Paro Internacional de Mujeres.
Su organización se basa en la doctrina del Confederalismo Democrático, un “sistema democrático de las personas si un Estado”, con organismos autónomos manejados por mujeres, instituciones contra la violencia, universidades, y centros de economía y comunicación.
Uno de esos enclaves es Afrin, un punto al noroeste sirio, que desde el 20 de enero último sufre la ofensiva militar del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Allí ya murieron entre 120 y 180 civiles y hay más de 16.000 desplazados y es una operación en el centro de la crítica de los organismos de derechos humanos, pero con una parálisis a nivel internacional.
A pocas horas de un paro de mujeres a nivel planetario, las kurdas, que decidieron unirse a la huelga, denunciaron que Turquía ataca Afrin porque allí hay “una sociedad de participación igualitaria, núcleo de liberación femenina”.
Además, el gobierno turco vincula abiertamente a las milicias kurdas (YPG) con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), a los que considera “terroristas”.
El Movimiento de Liberación de Mujeres del Kurdistán envió en las horas previas al 8M un comunicado en el que explica que en Afrin “están construyendo un sistema de la participación igualitaria, pluralismo étnico y religioso y democracia participativa”.
Se trata de un modelo de “alternativa democrática contra los regímenes masculinos, sexistas, nacionalistas y sectarios, alimentados por el sistema global por décadas”.
“Y esta es la razón por la que el estado turco, que tiene el segundo ejército más grande de la OTAN, lanzó su operación y por la cual Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea no obstruyen esos ataques”, denunciaron.
Melike Yasar, en Buenos Aires, sostuvo en diálogo con Télam que los kurdos “todavía estamos debajo de estos estados-nación. Irán no permite ninguna liberación de la mujer y, en Turquía, el gobierno fascista de Erdogan oprime desde el Estado y profundiza el patriarcado sacando nuevas leyes contra las mujeres. Allí si un hombre viola no va preso. Contra eso hay que luchar”.
En Afrin, explicó Yasar, “hay un nuevo tratamiento para construir una nueva sociedad con la mirada feminista y, además, era una de las más seguras en Siria”.
Para las kurdas, “Turquía aspira a borrar los vestigios de la historia de las mujeres y la cultura matriarcal e igualitaria en nuestra región” y Afrin fue “uno de los primeros asentamientos de la revolución agrocultural en el Creciente Fértil. Las mujeres jugaron un rol de liderazgo que ha sido descrito como la primera revolución de las mujeres”.
Yasar, la joven representante en América Latina, que viaja y difunde la lucha de sus compañeras, contó que la sociedad kurda se desarrolló “con liderazgo femenino” contra la opresión del sistema “capitalista y patriarcal”.
Su propuesta central es moldear la sociedad con los preceptos de la ciencia social llamada Jineologî, un campo de conocimiento científico para “contrarrestar la visión positivista y masculina de las ciencias desde la Revolución Francesa hasta nuestros días”.
“Si aún las mujeres no hemos escrito, conocido y desnaturalizado la historia de nuestra esclavización en la sociedad, difícilmente podamos escribir la historia de nuestra propia liberación”, es la médula de esta ciencia que busca “proyectar de manera más justa el futuro de la humanidad”.
A pocas horas del Paro Internacional de Mujeres, las kurdas se unen al clamor mundial: “El patriarcado sólo se puede romper con una lucha universal. Necesitamos una lucha común”.
“Levantaremos la bandera del Paro Internacional de Mujeres en todas las partes de Kurdistán. Será un símbolo de la resistencia Afrin y de defensa de la revolución de las mujeres”, anunciaron.
Mañana, además, bajo el lema “Women Rise Up For Afrin” (Mujeres se levantan por Afrin) se dirigirán hacia la ciudad a apoyar a sus compañeras.
FUENTE: Agencia de noticias Télam