En el norte y el este de Siria, las mujeres están construyendo instalaciones de producción colectiva. Dicle Ezda, del Kongreya Star –la principal organización de mujeres de la región- cuenta sobre esas iniciativas, impulsadas en el marco de la Revolución de Rojava.
-¿Qué papel han jugado las mujeres en la economía desde el inicio de la Revolución de Rojava?
-El trabajo de las mujeres en el ámbito económico persigue un objetivo fundamental: crear un espacio de producción para las mujeres, que tradicionalmente son excluidas del acceso a un empleo remunerado y no tienen fuentes de ingresos propias. Para ello, deben crearse sus propios recursos. El desempleo y la pobreza no deben combatirse solo a través de las oportunidades de empleo, porque esto simplemente convierte a las mujeres en trabajadoras. Nuestro objetivo es crear una economía colectiva de mujeres. Para ello, se debe organizar el mercado correspondiente. Nuestra política es construir instalaciones de producción para mujeres y ofrecer los productos sin intermediarios.
Las actividades económicas autónomas de las mujeres están dirigidas contra el monopolio patriarcal y democratizan la economía. Actualmente, vivimos un proceso de desarrollo en el que la demanda de “igual salario por igual trabajo” tiene como objetivo lograr la igualdad de género y democratizar la economía. Si se reduce la dominación en las esferas doméstica y laboral, y aumenta la fuerza laboral femenina, esto significa una socialización de la economía. Las mujeres juegan un papel importante en Rojava.
-¿Qué desarrollos concretos hay en la economía social de la mujer y las cooperativas asociadas a ellas?
-Las cooperativas de mujeres son el método principal de la economía social contra el sistema económico capitalista. Ahora, hay 22 cooperativas agrícolas de mujeres y otras 18 cooperativas. Aportamos la tierra y los recursos necesarios, y las mujeres participan con su trabajo. Los ingresos se dividen equitativamente entre las mujeres, según la respectiva asignación del trabajo. El comité económico de mujeres también construye talleres y empresas agrícolas que no son cooperativas directas, sino que están en camino de convertirse en una. La razón de esto es que la brecha entre el trabajo calificado y el no calificado impide una participación estable. El comité asume una especie de papel de juez en este proceso. Seguimos el principio de distribuir los ingresos de manera justa.
Nuestras cooperativas han llegado a un punto en el que pueden valerse por sí mismas. Son cada vez más fuertes y están construyendo sus propios mercados de ventas. Este es el resultado de mucho trabajo y grandes luchas contra condiciones adversas.
-El Estado turco ocupa algunas áreas en el norte de Siria. ¿Qué efecto tiene la ocupación en la economía de las mujeres?
-La ocupación es una tragedia, especialmente para las mujeres. El cambio demográfico ha provocado grandes movimientos migratorios y daña la economía en su conjunto. La huida siempre va acompañada de una pérdida de oportunidades económicas y de empobrecimiento, y baja en los salarios. Los efectos destructivos de la ocupación son particularmente notables en el ámbito económico. Se roba a la población, se saquean sus propiedades. Las personas desplazadas son siempre y en todas partes mano de obra barata, esta es una ley cruel bajo el capitalismo. La mano de obra humana y la economía social son explotadas y colonizadas. Estas pérdidas económicas conducen a la mercantilización del cuerpo de la mujer, la devaluación del trabajo de la mujer y la relegación de la mujer al ámbito doméstico. Las mujeres que huyen son las trabajadoras más baratas y son explotadas como jornaleras.
Tomamos medidas para proteger a las mujeres de esto. Para establecer una economía de mujeres en los campamentos para refugiados, se está planificando una cooperativa agrícola para mujeres de Serekaniye. En Shehba este trabajo ya ha progresado. Para evitar la explotación de los jornaleros, se debe establecer un salario mínimo. Estamos adoptando dos enfoques para esto: en primer lugar, los salarios se incrementan continuamente en los trabajos vinculados a la administración autónoma y la economía de las mujeres. Por otro lado, luchamos contra los bajos salarios en el sector privado.
El sector privado es el verdadero problema. Es muy difícil resolver los problemas económicos de las mujeres que se han convertido en refugiadas en su propio país en poco tiempo. En este punto, el significado de la declaración de Abdullah Öcalan de que tanto la guerra como la paz son problemas de mujeres, se hace evidente de una manera candente. En este sentido, el fin de la ocupación y el regreso a casa son también un acontecimiento económico.
-Recientemente se celebró una conferencia sobre economía de la mujer. ¿Qué temas se discutieron y qué decisiones se tomaron?
-Todavía existe una actitud negativa en la sociedad hacia la economía de las mujeres. Otro problema es el hecho de que todavía no hemos logrado sistematizar lo suficiente el trabajo de las mujeres. El desarrollo de un sistema de economía de mujeres es nuestro principal objetivo. Entre otras cosas, se decidió que la economía de la mujer debería tener su propio presupuesto dentro de la administración autónoma. No basta con tener leyes contra la explotación laboral de las mujeres. Este problema debe perseguirse y combatirse. Además, debería establecerse un instituto para profesionalizar la economía de la mujer.
Lo más importante fue la discusión sobre la lucha de género contra la tendencia a basar el desarrollo económico en una cultura patriarcal. Esta discusión, relacionada con el contenido y el proceso de toma de decisiones, han creado un estado de ánimo positivo que es importante para nuestra lucha futura.
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FUENTE: Nesrin Deniz / ANF / Edición: Kurdistán América Latina