El llamado al boicot del turismo en Turquía se está extendiendo en las redes sociales. La campaña en Twitter utiliza el hashtag #BoycottTurkey. Anuncios etiquetados “No a la dictadura y la guerra” y “Stop Erdogan” tienen como objetivo hacer que los turistas potenciales de Turquía reconsideren sus vacaciones en el país. Algunas publicaciones dicen: “Antes de comprar un boleto a Turquía, no olvide que el dinero se gastará en la guerra”.
El turismo es una importante fuente de ingresos para el Estado turco. En los últimos años, el sector ha sufrido mucho, principalmente debido a la crisis con Rusia. Sin embargo, los recientes acuerdos entre ambos países ahora permiten la ocupación de Afrin. En el sector del turismo este acercamiento tendrá sus consecuencias.
Bajo el silencio de los gobiernos occidentales, cientos de civiles han sido asesinados en Afrin y su infraestructura civil ha sido sistemáticamente destruida. Las casas y lugares de trabajo, así como las instituciones de la ciudad fueron saqueadas. Cientos de miles de personas tuvieron que huir. Estos ataques son considerados una limpieza étnica.
Mientras el Estado turco masacra y hace la guerra, Turquía espera a decenas de millones de turistas este año. Según el Ministerio de Cultura y Turismo, tres millones de extranjeros visitaron Turquía en los primeros dos meses, un aumento del 35 por ciento con respecto al año pasado. La mayoría de los visitantes en enero y febrero llegaron desde Irán después del “Acuerdo de Astaná”.
Recientemente, la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK) llamó a boicotear los bienes y el turismo en Turquía para asestar un golpe a la economía del país y denunciar la actual guerra contra el pueblo kurdo.
En un comunicado, el KCK denunció “la alianza fascista AKP-MHP-Ergenekon (conglomerado de empresas) está llevando a cabo una guerra genocida en Kurdistán. Para financiar esta guerra, la alianza fascista está gastando una gran cantidad de dinero. Estos gastos se financian con dos fuentes principales”.
El primer pilar es “la producción en la industria y el comercio, que cubre la demanda interna y las exportaciones al exterior. Esta base económica está en manos de un puñado de élites turcas que han entrado en una comunión fatídica con el régimen fascista para obtener grandes ganancias en la guerra”, indicó el KCK.
El segundo pilar económico del Estado turco es “el saqueo neoliberal de los recursos sociales y gubernamentales para atraer capital internacional e inversión extranjera”, denunciaron desde la organización.
Desde el KCK explicaron que “los bienes producidos en Turquía se venden principalmente en todas partes de Kurdistán. El Estado turco financia la guerra contra los kurdos con los ingresos y las ganancias que obtiene a través de sus bienes consumidos en Kurdistán. Especialmente en la industria textil y alimentaria, la mayoría de los productos se venden en Kurdistán. Con este ingreso, se compran armas y municiones de otros estados, que luego se usan contra los niños, las mujeres y los jóvenes kurdos. La explotación y la compra barata de los recursos naturales del Kurdistán, especialmente en el Kurdistán meridional, desempeñan un papel central en la financiación de la guerra”.
“Sin dudas, nuestro pueblo en las cuatro partes del Kurdistán y donde sea que esté, libra una fuerte lucha contra el régimen turco fascista. En el campo de la autodefensa, el régimen está sufriendo importantes contratiempos. A nivel internacional y en el ámbito civil social también se ha logrado conciencia pública”, señaló el comunicado.
La Unión de Comunidades de Kurdistán enfatizó que “hay un área y un punto sensible del Estado turco que hace su poder en la guerra. Desafortunadamente, no estamos organizados en esta área y no tenemos medios para enfrentar al régimen. La economía es el área que financia la guerra anti-kurda y genocida del régimen. La economía juega un papel fundamental en esta guerra sucia como el motor de un vehículo. Con una economía debilitada, no será fácil para el régimen continuar su guerra, ya que la economía es su fuerza motriz. Por lo tanto, los ataques que sirven conscientemente al debilitamiento de la economía conducirán a resultados estratégicos en esta guerra”.
“El mayor golpe para la economía de guerra es el boicot de todos los bienes producidos por el régimen y las empresas colonialistas turcas, principalmente en los sectores de la industria, la alimentación, la construcción y los textiles –continuó la declaración-. El boicot de cada producto turco, especialmente por los kurdos y en Kurdistán, debilitará la economía de guerra de Turquía. Tal orientación organizacional y acciones de boicot podrían derribar la ya inestable economía turca a través de una reacción en cadena. Evitar a los bancos e instituciones de crédito turcos, así como negarse a negociar asociaciones comerciales. Las empresas turcas producirán resultados similares. El boicot no debería limitarse únicamente a las empresas turcas y al Estado turco, sino que también debería incluir los productos de sus empresas asociadas. Tan pronto como las empresas extranjeras se den cuenta de que están sufriendo relaciones comerciales con Turquía, reconsiderarán sus negocios”.
Para el KCK, el boicot debe llevarse adelante en otros países: “Los amigos democráticos y progresistas europeos de los kurdos deberían participar en el boicot. Esto es de gran importancia, ya que el gobierno de Erdogan, a través de sus relaciones con el ISIS, Al Nusra y Al Qaeda u otros grupos salafistas, no solo son responsables de las masacres en el Medio Oriente, sino también de numerosos ataques y masacres en ciudades europeas. Por esta razón, todos los que participan en el boicot no solo atacarán a las pandillas que cometen crímenes de lesa humanidad, sino que también defiende a la humanidad a través del boicot”.
“Es muy importante que el boicot turístico sea efectivo y amplio, porque Turquía paga una gran parte de los gastos de la guerra fascista con los ingresos del turismo. Es extremadamente importante considerar esta área como una batalla específica significativa”, manifestó el KCK.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina