Nilüfer Koc, co-presidenta del Congreso Nacional del Kurdistán (KNK), publicó un extenso artículo en Il Manifesto, titulado “La crisis sistémica exige una intervención alternativa”.
En el artículo, señala que “Antonio Gramsci dijo una vez: ‘La crisis consiste en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer’. Esta afirmación describe perfectamente la situación mundial actual. De hecho, el sistema capitalista se encuentra hoy en una crisis tan profunda que ya no puede controlar ni gestionar. Comenzó cuando se desintegró el sistema mundial bipolar entre Estados Unidos y Rusia (entonces la Unión Soviética). Desde los años 90, las guerras y los conflictos han aumentado en todo el mundo, y ahora toda la humanidad se enfrenta a enormes desafíos”.
En el texto, Koc continúa: “En Oriente Medio, la crisis se manifiesta en la condición de los estados-nación de la región. Turquía, Irán, Siria, Irak, Libia, Yemen, Egipto, Túnez, Afganistán, Pakistán y los demás están luchando por la supervivencia y, al mismo tiempo, se comportan de forma cada vez más agresiva con sus propios pueblos, que luchan por sus derechos y su libertad”.
“Teniendo en cuenta todos los actores que intervienen en esta crisis omnipresente, se puede hablar sin duda de una tercera guerra mundial –agrega-. La Primavera Árabe fue un intento de rebelión social contra los gobernantes de la región, pero desgraciadamente fracasó: en lugar de provocar un profundo cambio democrático, sólo condujo a cambios en la cúspide de los regímenes existentes, en línea con el sistema mundial capitalista”.
Koc analiza que “en su debate, Öcalan llegó a la conclusión de que el socialismo real había fracasado en última instancia debido a su inadecuado análisis del fenómeno del poder. El socialismo real no habría fracasado si los socialistas hubieran construido su sistema al margen del Estado y del poder, pero tal y como fue, el pensamiento y la actuación orientados al poder en los movimientos de liberación de la izquierda condujeron a su colapso. Por el contrario, el paradigma de Öcalan rechaza ambos. Su objetivo es la liberación no sólo de una clase o de un pueblo oprimido, sino de la totalidad de una sociedad”.
“Para Öcalan, la idea filosófica que subyace al confederalismo democrático es una crítica radical de la modernidad capitalista basada en el paradigma del poder –detalla la co-presidenta del KCK-. Para él, la construcción de la democracia y la formación de una sociedad no están vinculadas al objetivo de alcanzar el poder. ‘Mi idea de confederalismo democrático es… integral. Para mí significa la organización democrática independiente de la sociedad sin pretensiones de poder’, afirma. Considera que el caos mundial reinante y su agravamiento en Oriente Medio son una oportunidad para construir un confederalismo democrático. Su aplicación en el Kurdistán debe ir acompañada de una democratización de los cuatro estados que actúan como poderes coloniales en las zonas de asentamiento kurdo. Claramente, su intención es que el concepto de confederalismo democrático no sea únicamente para el Kurdistán, sino que vaya más allá del Kurdistán y llegue a todo Oriente Medio”.
A su vez, Koc puntualiza: “Analicemos todo este asunto más de cerca, utilizando el ejemplo del Estado sirio. De las cuatro partes del Kurdistán, la más pequeña se encuentra dentro del territorio nacional sirio. Al igual que los kurdos del resto del Kurdistán, los kurdos que viven en Siria siempre han sido objeto de persecución por parte del gobierno central. A raíz de los acontecimientos ocurridos al lado, en el norte de Irak, a principios de la década de 1990, que condujeron al establecimiento de una zona de exclusión aérea, el régimen sirio aumentó la represión contra los kurdos en su propio país”.
“Cuando Öcalan tuvo que abandonar Damasco el 9 de octubre de 1998, después de 19 años, Bashar Al Assad formó finalmente una alianza con Turquía, y Ankara y Damasco formaron así un frente común, unidos en el objetivo común de resolver ‘el problema kurdo’ de una vez por todas”, recuerda.
A esto, agrega: “El 12 de marzo de 2004, tras un partido de fútbol en Qamishlo, el régimen sirio del (partido) Baas mató a 32 kurdos. Su intención era intimidar a la población kurda siria, ya que en el vecino Kurdistán del Sur (norte de Irak), tras la caída de Saddam Hussein, se concedió autonomía a los kurdos. Pero tras la masacre, estalló un levantamiento que se extendió por toda Rojava e incluso a los kurdos de Alepo y Damasco. Fue el primer levantamiento masivo en Rojava. Después, los kurdos establecieron sus primeros comités de defensa armados, los predecesores de las actuales unidades de defensa de las YPG/YPJ. Además, desde 1979 hasta el 9 de octubre de 1998, Abdullah Öcalan había enseñado a más de 40.000 personas en las academias del partido PKK en Siria, lo que también motivó a los kurdos de Rojava a organizarse; su papel no debe subestimarse. Öcalan también trabajó duro para construir amistades con representantes de árabes, asirios y armenios, lo que sentó las bases de la revolución de Rojava que estalló en 2012”.
El artículo completo fue traducido al inglés por Janet Biehl y publicado por la Campaña de Peace in Kurdistán y puede leerse aquí.
FUENTE: Il Manifiesto / ANF / Edición: Kurdistán América Latina
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