Divididos entre Turquía, Siria, Iraq e Irán, encontramos un pueblo étnico con costumbres e identidad propia, formado por alrededor de 50 millones de personas de distintos credos, entre los que destaca el islam suní y el yezidismo. Es actualmente reconocido como el mayor pueblo sin Estado del mundo. Esto se debe a que, con la caída del Imperio Otomano, tras el fin de la Primera Guerra Mundial, el territorio otomano fue dividido entre los vencedores, quedando de esta manera el pueblo kurdo segmentando a lo largo de cuatro países fronterizos recién creados por las potencias europeas en la región.
En este artículo vamos a tratar de dar una visión objetiva de la situación que vive la población del territorio del Kurdistán. Comenzando por sus proclamas y su opción de gobierno, destacando su visión social revolucionaria, principalmente con la rebelión de la región situada al norte de Siria, conocida como Rojava. Finalmente, tras profundizar en el Kurdistán occidental situado en Siria, terminaremos con las amenazas a las que se enfrenta su reciente autonomía.
Es importante tener en cuenta que el territorio donde habitan los kurdos posee un gran valor estratégico y económico al encontrarse en el paso de los ríos Tigris y Éufrates. Es también donde se encuentra el mayor porcentaje de reservas petrolíferas de Turquía, Siria, Irán e Iraq. Kirkuk es la tercera mayor reserva de petróleo del mundo y se encuentra en el Kurdistán iraquí. Este factor ha determinado que los estados de Turquía, Siria, Irán e Iraq se hayan mostrado reticentes a ceder en su ímpetu de controlar la zona pues representa un gran porcentaje de los ingresos nacionales.
Tras años de marginación y opresión a la identidad kurda por las autoridades estatales de Siria, Irán, Iraq y especialmente de Turquía, surge un movimiento de liberación del territorio de Kurdistán. En el año 1979 nace en Turquía una resistencia política armada conocida como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Las décadas posteriores a su fundación el PKK se vio inmerso en una insurgencia guerrillera violenta y en un conflicto armado contra las fuerzas armadas turcas. A raíz de los enfrentamientos que han dejado cerca de 40.000 fallecidos desde 1984, el partido PKK pasó a ser considerado como una organización terrorista por Turquía, los Estados miembro de la Unión Europea y los Estados Unidos.
En Siria, en 2011 el desconcierto que trajo consigo la primavera árabe supuso la oportunidad idónea para que los dirigentes kurdos proclamasen sus protestas frente al régimen opresivo del dirigente Bashar al Assad. Tras el comienzo de la guerra civil siria, se alzaron en Rojava (región situada en la zona del norte de Siria) movimientos populares kurdos, especialmente en los cantones de Afrin, Kobane y Cizire, que se hicieron con el control de las ciudades. Y el 19 de julio de 2011 Rojava declaró su autonomía frente al Estado sirio y para principios del año 2014 ya contaba con la aprobación de la Constitución de Rojava.
De esta manera, se inició una revolución social que persigue la libertad de las personas, marcada por un fuerte carácter anticolonial, que promueve el autogobierno del pueblo kurdo y reclama más autonomía en la región. Como pilar fundamental del movimiento encontramos la liberación de la mujer desde el punto de vista de la Jineolojî y prima la participación equitativa en todos los sectores de la vida pública. Es de gran valor al movimiento los importantes aportes teóricos de Murray Bookchin y su denominada ecología social. Se persigue un sistema económico basado en una economía autosuficiente a través de cooperativas y el respeto al medio ambiente, buscando el empleo de los recursos económicos de una manera sostenible y eficiente.
La forma de autogobierno se obtiene mediante la conformación de un gobierno regional en el territorio de Kurdistán en forma de liderazgo compartido. El confederalismo comunal establece una democracia participativa directa mediante asambleas populares. Esta descentralización del poder desafía a la organización política estatal como base de la democracia, denunciando que el Estado es una herramienta que oprime al pueblo kurdo en manos de otros países sin permitirles ejercer sus derechos en libertad como ciudadanos.
El denominado Comité Supremo Kurdo ejerce como gobierno de facto en la región kurda de Siria, sus brazos armados son las YPG (Unidades de Protección Popular de carácter mixto) y las YPJ (Yekîneyên Parastina Jin), o Unidades Femeninas de Protección (brazo militar femenino). Su labor es la de garantizar la seguridad de los ciudadanos de amenazas internas o externas. Entre sus reconocimientos se encuentra el de luchar contra los combatientes del Estado Islámico (ISIS).
Tras el avance de las tropas del Estados Islámico, las YPG en 2014 recuperaron la ciudad de Kobane de manos de los islamistas, haciéndoles retroceder de buena parte del territorio sirio. Esta batalla supuso la primera victoria decisiva frente a los grupos islamistas. Con esta, los kurdos se alzaron como un aliado sólido de Estados Unidos para hacer frente al avance del ISIS. Riza Altun, comandante y uno de los fundadores del PKK, afirma que el enfrentamiento en Kobane fue un punto de inflexión, puesto que “hasta la resistencia en Kobane no había un solo poder regional o internacional que apoyara el movimiento de libertad de los kurdos en Siria”.
Para terminar, las diferencias de intereses y sensibilidades dentro del propio territorio que ocupa la población kurda son notables, como afirma Bozan Tekin (miembro del PKK) el pueblo kurdo supone un complejo “mosaico cultural” que se agrupa en torno a la Confederación de los Pueblos de Kurdistán. Debido a la diferencia de contextos geográficos y políticos, también existen diferencias con respecto a las amenazas a las que se enfrentan. El principal riesgo para la supervivencia de la autonomía kurda en Siria es su frontera con Turquía. El heredero del imperio otomano se ve amenazado por la reciente autonomía kurda en Siria, y advierte con recelo que dichas proclamas pueden traspasar las fronteras y animar a la independencia de la población kurda que reside en el territorio turco. A este respecto, se han sucedido una serie de invasiones por parte de Ankara amparadas bajo el falso pretexto de ejercer una resistencia frente al avance del Estado Islámico. Algunos ejemplos de estas actuaciones han sido la Operación Escudo del Éufrates en 2016, la Operación Rama de Olivo en 2018 o la Operación Primavera de la Paz en 2019.
FUENTE: Esther Auriol Prieto / Geopol21
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