En Qamishli, una localidad ubicada en el noreste de Siria (Kurdistán sirio), se encuentra una prisión en la que solo hay reos yihadistas, en su mayoría capturados por las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS). Le meta: reinsertarlos a la sociedad.
Los administradores de la prisión en Qamishli idean y desarrollan continuamente programas para la reinserción de los ex integrantes del autodenominado grupo Estado Islámico (EI) en la sociedad siria. Entre estos cuentan con un taller en donde se diseñan maquetas de ciudades y los reos plasman en ellas la visión de cómo era Siria antes de la guerra; complementan la labor con actividades deportivas y dedican unas horas a la ciencia, espacio aprovechado para inculcar un poco los valores políticos y religiosos.
Pero por fuera de los muros la guerra se mantiene. El conflicto sirio se ha extendido por seis años y ha dejado al país en una profunda crisis. No obstante, para los kurdos que controlan la zona, ya se iniciaron las labores de posguerra. Y entre los trabajos desarrollados por las YPG (Unidades de Protección Popular) se encuentra el retiro de cualquier símbolo que recuerde la presencia de integrantes del grupo EI.
Con este propósito la apuesta de los kurdos es alta y riesgosa, principalmente para lograr el anhelado reconocimiento internacional. Para ello, mantienen pleno contacto con sus aliados y les informan sobre los avances de los trabajos en la prisión. Confían en sus métodos para lograr la reinserción total de los prisioneros una vez estén libres pero en el aire quedan decenas de preguntas.
Alrededor de 650 yihadistas se encuentran privados de libertad en Qamishli. Muchos han mostrado arrepentimiento y señalan que se encontraban en una “situación vulnerable” a la hora de ser reclutados por el grupo.
“Eso del grupo Estado Islámico fue un error, lo hicimos porque éramos pobres, lo hicimos por nuestros hijos (…) fue riqueza y destrucción a la vez”, afirma uno de los presos en la prisión. Muchos de los detenidos sostienen que, con los trabajos desarrollados en la cárcel, han dejado atrás la violencia.
Los prisioneros tienen la oportunidad de ver a sus familias una vez por semana. A través de un teléfono pueden mantener una conversación con ellos y es ese el único vínculo que tienen con el mundo exterior. Un vidrio los divide, se pueden ver, pero no tocar.
Para ver el video: https://www.france24.com/es/20190219-siria-prision-reinsercion-yihadistas?fbclid=IwAR0DRp940sTtphu-xDHrkIElWxgaso1wznQ1nLf_c24rtcbTripLB7oaYec&ref=fb
FUENTE: France 24 / Edición: Kurdistán América Latina