Hace cinco meses, Selahattin Demirtas, un popular político kurdo encarcelado por sus feroces discursos contra el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, escenificó un desafío improbable desde su celda en prisión para desbancar al gobernante de Turquía, terminando en un sorprendente tercer lugar en la histórica votación.
Ahora, Demirtas pasa el día escribiendo ficción o preparando su defensa en las docenas de procesos a que se enfrenta, mientras cumple en este mes su segundo año en prisión. Su cuenta de Twitter, desde la que organizó “mítines de campaña” virtuales y se burló de este confinamiento, permanece en silencio durante semanas. En su ausencia, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), el tercer grupo más grande del parlamento, ha elegido nuevos líderes, pero ha luchado por hacer oír su voz en medio de un boicot mediático y después de que miles de sus activistas fueran arrestados.
Un informe del Parlamento Europeo de la semana pasada incluye el encarcelamiento de Demirtas entre las violaciones de los derechos humanos que deberían detener las negociaciones de adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE). Las posibilidades de que el país se adhiera a la UE se han vuelto, desde hace tiempo, aún más remotas tras el fracaso del golpe militar de 2016 y la consiguiente represión.
Demirtas, la entonces copresidenta del HDP Figen Yuksekdag y otros siete ex diputados y diputadas actuales están en prisión desde el 4 de noviembre de 2016, acusados de delitos relacionados con el terrorismo derivados de sus discursos políticos. Erdogan los acusa de ayudar al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), después de que colapsara un proceso de paz en el que el HDP ayudó como intermediario del gobierno, desencadenándose la violencia más mortífera en dos décadas.
“Al tratarse de un político muy efectivo, la ausencia de Demirtas ha provocado problemas en el HDP. Pero ésta es una de las principales razones por las que está en prisión: porque fue capaz de transmitir de forma tan persuasiva los objetivos del HDP”, declara Irfan Aktan, escritor de la independiente Gazatte Duvar, que ha cubierto el movimiento político kurdo durante más de una década.
“El problema del HDP va más allá del encarcelamiento de Demirtas y los otros (diputados). Con miles de sus miembros en la cárcel, el partido está bajo asedio”, dice a Al Monitor. “El partido no puede ser prohibido legalmente, pero el número de arrestos lo ha convertido de facto en un partido prohibido”, indica Aktan.
El HDP y un partido hermano en el sureste del país (BDP), principalmente kurdo, también han visto a 53 alcaldes electos encarcelados y a un total de 93 despedidos de sus cargos. Unos 6.000 funcionarios y miembros del partido fueron arrestados. El PKK se levantó en armas contra Turquía en 1984, y el HDP, cuya base es principalmente kurda, niega los vínculos con esa milicia.
En las elecciones locales de marzo próximo, el HDP espera dar una reprimenda a la política del gobierno por reemplazar a sus alcaldes con tecnócratas, y ha pedido una alianza entre los partidos regionales para recuperar las alcaldías.
Pero la presión sobre el partido sigue siendo intensa. Esta misma semana, el fiscal jefe de la capital, Ankara, intentó despojar a Pervin Buldan, actual copresidente del HDP, y a otros tres legisladores, de la inmunidad judicial de que gozan los miembros del parlamento. Quiere procesarlos por cargos de difundir propaganda terrorista en sus discursos políticos y publicaciones en Twitter.
El miércoles, a través de un circuito cerrado de televisión, Demirtas regresó para una audiencia en el juzgado en uno de los 28 juicios separados que tiene abiertos. En caso de ser encontrado culpable, se enfrentaría a casi 500 años de prisión, según denuncian desde el HDP. En septiembre, un tribunal dictó su primer veredicto de culpabilidad y lo condenó a casi cinco años de prisión.
Los males del HDP son parte de una asfixia más amplia de la actividad política en Turquía. Desde el intento de golpe de estado de 2016, cientos de grupos de la sociedad civil y medios de comunicación han sido prohibidos, y rara vez se permiten las protestas públicas. Más de 50.000 personas han sido encarceladas en relación con el golpe de Estado fallido. El HDP no ha sido implicado en el intento de golpe.
En junio, Erdogan logró la reelección para una nueva presidencia ejecutiva plena de prerrogativas, eliminando la supervisión parlamentaria bajo cambios constitucionales. En un parlamento debilitado, el HDP está siendo aún más marginado a medida que domina un discurso nacionalista y pocas agencias de noticias cubren sus discursos o iniciativas legislativas.
“En el actual clima político en Turquía, donde la gente es procesada incluso por pequeñas muestras de crítica a Erdogan y sus políticas, no es práctico esperar manifestaciones masivas de los partidarios del HDP por nada, por no hablar de Demirtas”, señala Aliza Marcus, experta en kurdos-turcos y autora de “Blood and Belief”, una historia del PKK. “Simplemente continuando con su trabajo, el HDP está demostrando que protesta por el encarcelamiento no sólo de Demirtas, sino de los miles de otros activistas del HDP”.
Demirtas, ex abogado de derechos humanos, ha dirigido el HDP y su partido predecesor desde 2010, atrayendo gradualmente a partidarios no tradicionales con su política progresista, prometiendo negociar el fin de la insurgencia kurda de tres décadas, y demostrando un gran sentido del humor durante las campañas. Llevó a su partido a un final sin precedentes en las elecciones generales de 2015, privando al partido gobernante de Erdogan de la mayoría por primera vez desde 2002.
En pocas semanas, el proceso de paz con el PKK había terminado, y sangrientas batallas callejeras en el sureste, en su mayor parte kurdo, terminaron con la vida de casi 3.000 personas. El partido de Erdogan retomó el poder en unas nuevas elecciones a finales de 2015, y el mensaje de reconciliación política del HDP se vio eclipsado, incluso cuando los enfrentamientos habían terminado en gran medida.
En junio, Demirtas se postuló para presidente, buscando galvanizar a los votantes para que se presentaran al HDP en una votación parlamentaria simultánea. Sorprendentemente, obtuvo 4,2 millones de votos, o sea el 8,4%, y el HDP superó por poco el umbral de votos del 10% para volver a la legislatura.
Demirtas ha escrito una colección de cuentos en la cárcel, y Aktan, que lo entrevistó recientemente, dice que ahora está trabajando en una novela.
Ya no es jefe de su partido ni candidato a un cargo público, es sólo uno de los miles de encarcelados del movimiento político kurdo, dice Marcus. “El HDP siempre ha sido un partido no ligado a un solo individuo”, explica.
Los observadores de derechos humanos y los funcionarios extranjeros llaman esporádicamente la atención sobre el caso Demirtas. El informe presentado el miércoles al Parlamento Europeo pedía a la Comisión en Bruselas que suspendiera de inmediato las conversaciones de adhesión con Turquía, esbozando una letanía de violaciones de derechos que incluyen el encarcelamiento de Demirtas. También pedía “su liberación inmediata e inconstitucional”. E insistía en que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al que Demirtas se dirigió en junio, debe dictar una sentencia en su caso sin demora.
El informe también pedía al gobierno turco que restableciera a los alcaldes electos en el sureste antes de las elecciones locales y expresaba su preocupación por “las graves acusaciones de abusos contra los derechos humanos, especialmente desde el colapso del proceso negociador kurdo en 2015”.
En una entrevista el mes pasado, el ponente de la UE sobre Turquía, Kati Piri, autor del informe, reconoció que la UE también tiene la culpa de no haber presionado más enérgicamente sobre Demirtas y a los demás parlamentarios encarcelados por el gobierno turco.
“Toda la cuestión kurda y las detenciones prolongadas han desaparecido del radar de las capitales europeas”, dijo. “Siempre ha sido una prioridad, pero con tantas cosas nuevas que se añaden encima… muchos kurdos sienten que su caso ha sido olvidado por la UE”, reconoció.
Piri también señaló que el HDP -probablemente abrumado por tantos de sus miembros en la cárcel- parece estar abogando por Demirtas con menos energía desde las elecciones.
Cuando el mes pasado el partido lanzó un vídeo para conmemorar el sexto aniversario de su fundación, las imágenes de Demirtas y Yuksekdag apenas aparecieron, lo que provocó una reacción violenta en los medios sociales.
Aktan dijo que los funcionarios del partido le han dicho que siguen tan comprometidos como siempre con la causa de Demirtas. “Pero pregúntese: ‘¿Qué más podemos hacer? Nosotros no lo arrestamos, el Estado lo hizo. Con la llegada de otras elecciones…. el HDP puede sentir que es necesario centrarse en los problemas que puede resolver’”, le comentaron.
FUENTE: Ayla Jean Yackley / Al Monitor / Traducido por Rojava Azadi