La libertad de la mujer juega un papel estabilizador e igualitario a la hora de formar una nueva civilización; ella tomará su lugar en condiciones de libertad, respeto e igualdad. Para conseguir este objetivo debemos desarrollar el trabajo teórico, programático, organizacional y de ejecución necesario. La realidad de la mujer es un fenómeno más concreto y analizable que conceptos como “proletariado” o “nación oprimida”. El grado en el que una sociedad pueda ser transformada profundamente viene determinado por el grado de transformación conseguido por las mujeres. De igual manera, el nivel de libertad e igualdad de la mujer determina el grado de libertad e igualdad en todas las capas de la sociedad. Por ende, la democratización de la mujer es decisiva para el establecimiento permanente de la democracia y el secularismo. Para una nación democrática, la libertad de la mujer es de suma importancia también, ya que mujeres libres constituyen sociedades libres. De la misma manera que una sociedad liberada constituye una nación democrática. Más aun, la necesidad de revertir el papel del hombre en la sociedad es de una importancia revolucionaria.
El despertar de la era la civilización democrática representa no solo el renacimiento de los pueblos pero, quizá de forma más nítida, representa el ascenso de la mujer. La mujer, que tiene el poder creativo de las diosas de la sociedad neolítica, se ha topado con continuas derrotas a lo largo de la historia de la sociedad de clases. Dándole la vuelta a la historia traerá consigo, de forma irremediable, los cambios sociales más profundos. La mujer, renacida en libertad, significará la liberación general, la iluminación y la justicia para todas las instituciones de la sociedad, desde las más altas a las más bajas. Esto hará comprender a todos que la paz, y no la guerra, es mas valiosa y digna de ser exaltada. El éxito de la mujer es el éxito de la sociedad y el individuo en todos los niveles. El siglo XXI debe ser la era de del despertar; la era de las personas liberadas, de las mujeres emancipadas. Es más importante esto que la liberación de clase o nacional. La era de la civilización democrática vendrá cuando la mujer se levante y tenga un éxito pleno.
Es realista pensar que éste será el siglo en el que la libre voluntad de la mujer se implantará. Por lo tanto, instituciones permanentes para mujeres deben ser establecidas y mantenidas quizá un siglo entero. Existe la necesidad de partidos de Mujeres Libres. Es también vital que se formen comunas ideológicas, políticas y económicas, basadas en la libertad de la mujer.
Las mujeres en general, pero más específicamente la mujer de Oriente Medio, son los elementos con más energía y más activas de la sociedad democrática debido a las características descritas arriba. La victoria última de la sociedad democrática solo ser posible con las mujeres. Los pueblos y las mujeres han sido devastadas por la sociedad de clases desde la época neolítica. Ahora, como elementos centrales de la ruptura democrática, no solo se vengarán de la historia, sino que formarán la necesaria antítesis al posicionarse a la izquierda de la incipiente civilización democrática. Las mujeres son las más fiables fuerzas sociales en el camino a una sociedad igualitaria y libertaria. En el Oriente Medio, depende de las mujeres y los jóvenes el asegurar la formación de la antítesis necesaria para la democratización de la sociedad. El despertar de la mujeres y convertirse en la fuerza motriz y líder en el momento histórico presente, tiene un verdadero valor antitético.
Debido a las características de clase de las civilizaciones, su desarrollo ha sido basado en la dominación masculina. Esto es lo que ha puesto a las mujeres en su posición de antítesis. De hecho hablando en términos de superación de la sociedad de clases y de la superioridad masculina, la posición de la mujer adquiere el valor de una nueva síntesis. Por ello, el liderazgo de los movimientos de mujeres en la democratización de la sociedad de Oriente Medio tiene unas características históricas que la convierten tanto en una antítesis (al estar en Oriente Medio) y una síntesis (globalmente). Esta área de trabajo es la más crucial que jamas me haya propuesto. Creo que debe tener prioridad sobre la liberación del territorio patrio y del trabajo. Si he de ser un luchador por la libertad, no puedo ignorar esto: la revolución de la mujer es la revolución dentro de la revolución.
Es la misión fundamental del nuevo liderazgo el proveer el poder de la inteligencia y la voluntad necesaria para conseguir los tres aspectos básicos de una sistema de modernidad democrática: una sociedad democrática al igual que económica y ecológicamente moral. Para tener éxito, debemos crear un cantidad suficiente de estructuras académicas de calidad. No es suficiente criticar al mundo académico de la modernidad- debemos desarrollar una alternativa. Estas agrupaciones académicas alternativas deben ser construidas de acuerdo con las prioridades y las necesidades de todas las áreas de la sociedad, como economía y tecnología, ecología y agricultura, política democrática, seguridad y defensa, cultura, historia, ciencia y filosofía, religión y arte. Sin cuadros académicos fuertes, los elementos de una modernidad democrática no pueden ser construidos. Los cuadros académicos y los elementos de una modernidad democrática son igual de importantes para la consecución de nuestros objetivos. La relación e interdependencia es obligatoria para conseguir significado y el éxito.
La lucha por la libertad (no solo de las mujeres pero de todas las etnicidades y diferentes grupos de la comunidad) es tan antigua como la esclavitud y la explotación de la humanidad. Anhelar la libertad es intrínseco a la naturaleza humana. Mucho se ha aprendido de estas luchas, también de la que hemos librado durante los últimos cuarenta años. La sociedad democrática ha existido en paralelo a las sistemas institucionales y predominantes de civilización. La modernidad democrática, el sistema alternativo a la modernidad capitalista, es posible a través de un cambio radical de mentalidad y los cambios radicales, apropiados y correspondientes de nuestra realidad material. Debemos construir estos cambios en común.
Finalmente, me gustaría señalar que la lucha por la libertad de las mujeres debe ser librada a través de sus propios partidos políticos, creando un movimiento popular de mujeres, construyendo sus propias organizaciones no gubernamentales y estructuras de políticas democráticas. Todas estas deben ser gestionadas de forma conjunta, simultáneamente. Cuanto más pueda desprenderse de la dominación masculina y de la sociedad, más podrán actuar y vivir de acuerdo a su propia iniciativa independiente. Cuanto más se empoderen las mujeres a sí mismas, más libre será su personalidad e identidad.
Por lo tanto, dándole nuestro apoyo a su ira y rabia, su conocimiento y su movimiento por la libertad es la mejor y más grande muestra y despliegue de compañerismo y valor para la humanidad. Tengo plena confianza en las mujeres, independientemente de su cultura y etnicidad, y en todos aquellos que han sido excluidos del sistema, tengo confianza en que triunfarán. El siglo XXI será el siglo de la liberación de la mujer.
Espero poder hacer mis propias contribuciones no solo escribiendo acerca de estos hechos sino también ayudando a implementarlos.
Liberando la Vida: La revolución de la Mujer
Por Abdullah Öcalan
Fuente Rojhelat Info
Traducido por Rojava Azadi Madrid