El pueblo kurdo cuenta en sus canciones la felicidad y el amor, pero también de opresión y masacres. Estas canciones populares forman parte de la cultura Dengbêj, una forma de canto poético, también llamado Klam. Una guardiana de esta tradición es Sebah Recep Rustem, madre de seis hijos que tiene 55 años en la ciudad de Ehris, en el cantón de Shehba, en el norte de Siria. Sebah comparte su apartamento de tres habitaciones con una familia desplazada del cantón kurdo de Afrin.
Sebah es conocida en toda la región por su hermosa voz. A los 15 años comenzó a cantar, tocar la flauta y el tambor. A los 17 años se tuvo que casar. Su dolorosa vida se refleja rápidamente en sus canciones.
Sebah conoció la lucha por la libertad kurda, y su hija Jiyan Rustem, que se unió a la guerrilla, cayó mártir el este de Kurdistán. Ahora Sebah deja vivir a su hija en sus canciones, y enfatiza que ahora canta sus canciones para todos los mártires y por un Kurdistán libre.
FUENTE: ANF / ANHA / Edición: Kurdistán América Latina