Los movimientos de mujeres han levantado para expresar su descontento con los artículos de las leyes propuestas, que no tienen precedentes en la “secular” Turquía, que permite a los muftíes* (líderes religiosos) realizar legalmente los matrimonios religiosos.
En el pasado, los muftíes han sido acusados de tolerar los matrimonios forzados, el matrimonio infantil y proporcionar la base teológica para evitar que las mujeres logren la herencia igualitaria de las propiedades y el derecho al divorcio.
Las organizaciones de mujeres insisten en que este paso conducirá a la erosión de las protecciones seculares ofrecidas por la ley turca a las mujeres.
Las mujeres protestaron durante semanas contra los nuevos artículos propuestos de la Ley de Registro de Población. En muchas ciudades de Turquía, tanto mujeres como miembros de LGBTIQ portaban pancartas con consignas como “No queremos la ley sobre muftíes, queremos vivir” y “No prevenir el divorcio, prevenir el feminicidio”.
Durante las manifestaciones en Estambul, las organizaciones de mujeres también leyeron una carta dirigida a las mujeres parlamentarias: “Ustedes son las mujeres miembros de este Parlamento, que están poniendo en la lista negra a mujeres. Nuestra esperanza es que las mujeres se escuchen unas a otras”, dijeron en la declaración.
En cuanto al borrador de la enmienda a la ley que provocó críticas, el presidente Erdogan reprendió a sus detractores, mientras declaraba públicamente que considera innecesario consultar a las mujeres sobre las leyes que cambiarán dramáticamente sus vidas.
“El Parlamento aprobará esta ley, guste o no”, dijo Erdogan.
El 18 de octubre, el parlamento turco aprobó el polémico proyecto de ley, luego del abierto apoyo de Erdogan para avanzar, pese a las críticas de que las nuevas normas erosionarán los derechos civiles de las mujeres y expondrán a más niñas a los peligros del matrimonio de menores de edad.
Los grupos de derechos de las mujeres y las organizaciones LGBTIQ lanzaron una campaña llamada “Por una vida libre e igual, estas leyes no pasarán”, en medio de la presentación de la legislación al parlamento, el 25 de julio. Miles de mujeres en varias ciudades protestaron contra el proyecto de ley y corearon a favor de las mujeres y los derechos LGBTIQ.
En un país que se encuentra en estado de emergencia, podría sorprender ver a miles de mujeres y miembros LGBTIQ tomando las calles, pero el fuerte control que Erdogan ha tenido sobre la sociedad civil, con la prohibición incluso de manifestaciones pacíficas, no fue disuasivo.
Los movimientos LGBTIQ y de mujeres temen que si el estado de emergencia se combina con la islamización de la sociedad, entonces la situación, sin duda, paralizará la posición de las mujeres y los miembros LGBTIQ en la sociedad.
Los críticos de la ley también temen que aumente los matrimonios infantiles debido a la falta de supervisión de las autoridades religiosas locales, a las que se les otorgará el poder de registrar los matrimonios.
“Los hombres están tratando de casarse con más de una mujer, se casan con menores de edad o impiden que las mujeres hagan valer sus derechos derivados del código civil, como la igualdad de derechos a la propiedad. Sabemos que la gran mayoría de los matrimonios extraoficiales o matrimonios no oficiales de menores, son llevados a cabo por imanes oficiales que están en la nómina del Estado”, denunciaron los activistas en contra del proyecto de ley.
Kadem (Asociación de Mujeres y Democracia), una organización alineada con la agenda del gobernante AKP, emitió un comunicado en el que condenaron las críticas como “infundadas” y argumentaron que ayudará a evitar la práctica de matrimonios religiosos “secretos”, que dejan a las mujeres sin derechos.
“Incluso si los matrimonios religiosos no son legales en Turquía, este tipo de matrimonios siguen llevando a algunos abusos, especialmente de las mujeres”, explicó un portavoz de la organización. “Para evitar la explotación y el abuso, existe una gran necesidad de [matrimonios religiosos para ser legalizados] como un requisito de un Estado democrático, secular y constitucional”, justificaron.
Sin embargo, los activistas están en total desacuerdo con la declaración de Kadem.
“El gobierno y Erdogan han declarado repetidamente que las mujeres serían libres de elegir, porque pueden ir a las autoridades religiosas locales o al municipio local para casarse. Sin embargo, sabemos cómo es la situación de las mujeres en Turquía. En la mayoría de los casos, las mujeres no tienen la libertad de elección. Esas mujeres se verán obligadas a seguir los deseos de su novio”, dijo un activista, que prefirió el anonimato, frente al temor de ser castigado por hablar públicamente.
Las organizaciones de mujeres y LBTQI creen que el proyecto de ley debe contextualizarse dentro de la tendencia de los ataques a las libertades de las mujeres. Estos incluyen, por ejemplo, leyes que protegen a los violadores si pueden casarse con las mujeres que violaron, y decisiones judiciales que favorecen a los abusadores, si los agresores pudieran demostrar que las elecciones de su mujer sobreviviente significaban que ella estaba “pidiendo”.
Las mujeres y los miembros LGBTIQ se sienten cada día más inseguros, y esto ha provocado protestas en todo el país que han prometido poner fin a los ataques contra los derechos de las mujeres y los LGBTIQ.
*Un mufti es un erudito islámico que interpreta y expone la ley islámica.
FUENTE: The Region/Traducción y edición: Kurdistán América Latina