La Operación “Rama de Olivo” lanzada por el Estado turco y la posterior ocupación del cantón kurdo de Afrin han diezmado la economía de la región, según el Centro para la Documentación de Violaciones en el Norte de Siria (CDVNS), un observatorio local de derechos humanos.
Antes de la invasión, Afrin era un centro agrícola e industrial que producía oliva, jabón y casi todos los textiles del norte de Siria. Debido a su ubicación geográfica lograba un grado relativamente alto de autosuficiencia económica, ya que no podía comerciar con el resto del norte de Siria y estaba sujeto a un embargo de Turquía. Las autoridades locales trabajaron para implementar cooperativas en varios sectores diferentes, de modo que todas las personas pudieran beneficiarse del desarrollo económico.
En 2016, el diario Yeni Ozgur Politika informó que Afrin tenía 400 talleres textiles, que en conjunto empleaban a 17.000 personas. Según un informe del Centro para la Documentación de Violaciones en el Norte de Siria, antes de la invasión Afrin tenía hasta 18 millones de olivos, y en 2017 produjo más de 35 toneladas de jabón. El Comité de Agricultura de Afrin estimó el número de árboles en al menos 14 millones.
Kawa Al Yusuf, miembro del Comité Económico del cantón, le dijo al CDVNS que se perdieron “miles” de empleos debido a los ataques aéreos turcos contra las fábricas. Las fuentes de noticias locales informaron en su momento que una importante infraestructura económica civil fue atacada durante la invasión, incluida una fábrica de procesamiento de aceitunas y la presa Meydanki.
Al Yusuf dijo que aproximadamente el 60 por ciento de la infraestructura económica del cantón había sido destruida en los combates o saqueada por los mercenarios respaldados por Turquía.
Otros informes han señalado que las fuerzas de ocupación destruyeron sistemáticamente las tierras agrícolas y evitaron que los aldeanos cosechen sus cultivos. A principios de septiembre, el Centro documentó que miles de árboles habían sido quemados en Rajo, incluidos cinco mil árboles de la misma granja. En julio, fuentes locales informaron a ANF News que miembros de la división Hamza, una milicia yihadista, habían quemado 41 acres de tierras agrícolas en una aldea solo en Sherawa. Otra milicia yihadista, la Brigada Sultán Murad, había cortado docenas de olivos para venderlos a Turquía.
Un informe reciente presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas afirmó que el saqueo sistemático, la destrucción y el saqueo de propiedades por parte de las fuerzas que integran la Operación “Rama de Olivo” probablemente constituían un crimen de guerra.
FUENTE: Meghan Bodette / The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina