Lorenzo Orsetti tenía 33 años. Cayó en combate esta semana (por la pasada) durante la reconquista de Baghouz, el último bastión del grupo yihadista. Su testamento en video emocionó a Italia.
“Si están viendo este mensaje es porque probablemente algo salió mal”. Lorenzo Orsetti sabía cuáles eran los riesgos a los que se enfrentaba al alistarse en las filas kurdas para luchar contra el Estado Islámico. Pero eso no lo detuvo. “Estoy contento con mi elección, si pudiera lo volvería hacer”, dijo en un video-testamento que grabó en caso de caer muerto en combate.
Lorenzo tenía 33 años y la noticia de su muerte en Siria se difundió el lunes. Había llegado al país un año y medio antes para luchar contra el terrorismo junto a las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) en Rojava, el Kurdistán sirio. Según informaron sus compañeros, murió en enfrentamiento durante la reconquista de Baghouz, el último bastión del grupo terrorista. Junto a él fallecieron otros cuatro combatientes de las YPG. Su muerte ocurrió cuando faltaban pocas horas para la caída de Baghouz.
“Vine aquí voluntariamente”, dice en la filmación, difundida el martes por las YPG. Y explica: “Estoy aquí por varias razones: principalmente porque creo en la libertad”.
En el video, Lorenzo sonríe. “Muchos de nosotros sonreímos en esos videos. No piensas que realmente se va a difundir. Pero esa sonrisa quiere decir otra cosa: es como enfrentas la batalla, con una sonrisa”, le explica a Infobae Claudio Locatelli, otro italiano que luchó contra los yihadistas en la batalla de Raqqa, y quien fue compañero y amigo de Orsetti.
“Era una persona solar, alegre. Siempre con una sonrisa, incluso en los momentos más duros”, agrega Paolo Andolina, otro ex combatiente y amigo de Lorenzo, en una entrevista por WhatsApp.
Ambos destacan una característica común a todos los combatientes extranjeros que eligieron luchar contra ISIS, un fenómeno que algunos compararon a lo que ocurrió durante la Guerra Civil española. “Dejaron su comunidad y sus hogares para hacer lo que era justo más allá de sus ideas políticas”, dice Locatelli. “Lorenzo quedó muy impactado por la resistencia kurda en Kobane”, explica Andolina. “Y sus ideas libertarias lo llevaron a ese territorio”.
“Su lucha era contra el sexismo, la discriminación, la intolerancia”, aseguran.
Las palabras de los amigos son parecidas a las del padre de Lorenzo, Alessandro Orsetti. “Mi hijo no soportaba la indiferencia”, dijo al diario italiano Corriere della Sera. El hombre intentó disuadirlo. “Además de explicarle que se dirigía hacia algo muy peligroso, que no era un juego, le dije que había muchas luchas importantes que hacer también aquí en Italia”, afirmó. No obstante, él y su esposa dijeron estar “orgullosos”. “Nuestro hijo decidió enfrentar una lucha importante y justa, aunque al mismo tiempo sabíamos que era muy peligrosa”.
“Mi vida fue un éxito”
Tras la incertidumbre inicial, los padres pudieron recuperar el cuerpo de Lorenzo, que será enterrado en Florencia. En la ciudad habrá además una manifestación en su honor. Ya hace unos meses la sede local del ANPI, la asociación de los partisanos italianos, lo nombró socio honorario por su lucha contra el “fascismo” de ISIS.
“No se pongan tristes, está bien. No me arrepiento”, aseguró Orsetti en otro testamento -una carta-, que se difundió tras su muerte y conmovió a Italia. “Morí haciendo lo que pensaba que era justo, defendiendo a los más débiles y siendo fiel a mis ideales de justicia, igualdad y libertad”.
“Pese a mi muerte temprana, mi vida fue un éxito y estoy casi seguro que me fui con una sonrisa en el rostro. No habría podido pedir nada mejor”, agregó.
Antes de viajar a Siria, Lorenzo había trabajado durante trece años como camarero, sommelier y cocinero. “Estaba acostumbrado a servir al prójimo y ayudar a la gente. Recuerdo que una vez, cuando estábamos en Irak, con los pocos ingredientes que teníamos pudo hacer una comida digna del mejor restaurante”, dice Locatelli.
Pero no era solo práctico. “La primera sensación que tuve cuando lo conocí fue su gran lucidez. Estaba muy consciente de la realidad siria y de lo que significa a nivel mundial”, asegura.
-¿Y qué significa?
“Que la causa por la que luchamos no es solo de Siria, es del mundo entero. Lloramos por las víctimas del Bataclan, de Londres, Barcelona, Bruselas, Berlín. Pero el precio lo pagaron los musulmanes anti-ISIS y los combatientes internacionales como nosotros. Lorenzo es el 45 mártir internacional”, dice Locatelli, quien explica que ocho de sus amigos, de distintos países, murieron en Siria. Entre ellos hubo también una médica argentina, Alina Sánchez.
En la mira de la Justicia
Lorenzo, al igual que la mayoría de sus compañeros, criticaba el desinterés de Occidente hacia la causa kurda. “Cuando él luchaba en Afrin contra los grupos extremistas a nadie le interesaba”, dice Locatelli.
También denuncian que, pese a que ahora el país está conmovido por la historia de Orsatti, la justicia italiana persigue a los ex combatientes por su supuesta “peligrosidad social”.
Cinco de ellos, incluido Andolina, esperan la audiencia que deberá decidir sobre unas medidas cautelares de “vigilancia especial” el 25 de marzo en Turín.
“Son héroes y los procesan. Pero cuando mueren todos quieren adueñarse de ellos”, resumió, con rabia, Annalisa, la madre de Lorenzo.
“Idealismo práctico”
Aun así queda una pregunta fundamental: ¿por qué un treinteañero occidental elige arriesgar su vida por algo tan abstracto como el bien del mundo? ¿Idealistas, soñadores, aventureros? ¿Ingenuos e inconscientes? ¿O tal vez una mezcla de todo eso?
“Es un idealismo práctico”, asegura Locatelli. “Porque al fin de cuentas derrotamos a ISIS”.
“Cada uno va por razones distintas”, reflexiona Andolina. “Algunos para luchar contra el Estado Islámico, otros para defender a la población y otros como Lorenzo para formar parte de una revolución. Él creía realmente en esos ideales”.
Lorenzo, por su parte, en su carta decidió responder así a esas preguntas: “Les deseo todo lo mejor y espero que algún día (si aún no lo han hecho) decidan dar su vida por el prójimo, porque esta es la única manera de cambiar el mundo. Solo derrotando el individualismo y el egoísmo de cada uno de nosotros podemos hacer la diferencia. Estos son tiempos difíciles, lo sé, pero no cedan ante la resignación, no abandonen la esperanza, ¡nunca! Ni siquiera por un momento. Incluso cuando todo parece perdido y los males que afligen al hombre y la tierra parecen insuperables, intenten encontrar la fuerza e infundirla en sus compañeros. Es precisamente en los momentos más oscuros que sirve tu luz. Y siempre recuerden que ‘cada tormenta comienza con una sola gota’, traten de ser esa gota”.
FUENTE: Andrea Bonzo / Infobae