Desde el “alto el fuego” del 17 de octubre de 2019 y el fin de las acciones militares de tipo clásico de las fuerzas turcas contra Rojava, la guerra contra los kurdos en Turquía, Siria e Irak nunca se ha detenido, sino que adoptó otras formas.
Ahora combina tres formas de guerra teorizadas por los estrategas: la guerra de baja intensidad, la guerra híbrida y la guerra compuesta. Las acciones militares clásicas fueron limitadas y complementadas por una variedad de acciones hostiles. Estas incluyen ataques dirigidos, quema de cosechas, bombardeos lanzados por drones, ataques con milicias, provocación de éxodos masivos, etc.
En seis semanas de “alto del fuego” después del 17 de octubre de 2019, las fuerzas armadas turcas llevaron a cabo 143 ataques contra zonas rurales en Rojava, 42 bombardeos con aviones teledirigidos, y lanzaron 147 bombas medianas y bombas de artillería. Hicieron incursiones en 88 lugares, mataron a cientos de personas y desplazaron a 64.000 pobladores.
#RiseUp4Rojava y Ayuda Roja Internacional han publicado un informe en el que se analizan las acciones hostiles llevadas a cabo durante varios meses desde el “cese del fuego” a finales de 2019 por Turquía y sus aliados contra Rojava. Este análisis es importante porque no se trata de casos individuales, sino de componentes de una estrategia bien pensada y planificada. No se trata sólo de Rojava sino, como veremos, también de otras regiones liberadas de Kurdistán (como las montañas de Qandil, en el norte de Irak), o de espacios donde el movimiento de liberación permite la liberación y la autoorganización del pueblo (el campo de refugiados de Makhmur, la región de los yezidíes de Sinjar -Shengal-, etc.).
Esta forma de guerra puede continuar y es una amenaza mortal para las regiones liberadas del Kurdistán. El movimiento de solidaridad con Rojava debe entender esta amenaza y aprender a responder a ella.
Al final del informe los autores escriben: “El movimiento de solidaridad con Rojava no debe perder de vista la posibilidad de una nueva ofensiva a gran escala contra Rojava -como la de Afrin. No sabemos cuánto tiempo durará la fase actual, que comenzó a finales de 2019. Lo que sí sabemos es que la guerra de baja intensidad que está librando actualmente Turquía contra todas las zonas liberadas del Kurdistán (Rojava, Qandil, etc.) es una agresión fuerte, continua y variada. Para ofrecer resistencia, se necesita mucho esfuerzo, medios, inteligencia y determinación. La solidaridad internacional puede y debe ser un apoyo decisivo para esta resistencia, siempre que sea fuerte, continua y diversa”.
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FUENTE: #RiseUp4Rojava / Ayuda Roja Internacional / ANF