Como exponen numerosos informes, las cárceles de Turquía se utilizan como centros de tortura, especialmente para las y los presos políticos. Las políticas discriminatorias contra los presos enfermos, las sanciones disciplinarias y la violencia de los guardias siguen aumentando, mientras que las protestas callejeras son atacadas por la policía.
Okan Danacı y Yaren Tuncer, copresidentes de la Federación de Asociaciones de Juventudes Socialistas (SGDF), estuvieron seis meses en prisión. Fueron detenidos en marzo y acaban de ser puestos en libertad. En esta entrevista hablan de las violaciones de derechos en las cárceles y de las luchas actuales de las y los jóvenes.
Autorización de seguridad para las visitas
Danacı afirmó que existe un gran problema en las cárceles turcas que debe ser analizado y debatido, y que la violación de derechos se observa especialmente durante las horas de visita.
“Existe un aislamiento real en las cárceles turcas –aseguró-. Los visitantes son sometidos a un control de seguridad. Muchos amigos no pueden acudir a la visita. Las personas que ya han sido detenidas o que están siendo investigadas son rechazadas por la administración penitenciaria sin ninguna explicación”.
Difícil acceso a las fuentes de información
Entre las personas detenidas arbitrariamente hay estudiantes a los que se está privando de su derecho a la educación, dijo Danacı, y añadió: “Hay frecuentes redadas en las celdas y hay restricciones sobre diversos artículos y libros. Hay requisitos por los que los presos no pueden tener más de diez libros, y en cualquier caso sólo se permiten ciertos libros o ropa. Al mismo tiempo, es difícil acceder a fuentes de información como la radio y la televisión. Los costes son enormes. Hay muchos más problemas y obstáculos específicos para las mujeres”.
Aislamiento, opresión e intimidación
Danacı describió la prisión como una “situación de aislamiento, opresión e intimidación” y relató cómo a otro miembro de la SGDF que fue detenido el pasado mes de mayo, la policía o el MIT (servicios de inteligencia turcos) intentaron reclutarlo como informante. “Cuando unos desconocidos le dijeron que tenía una visita con su abogado, fue recibido por unos agentes de policía –describió-. Presionaron a nuestro amigo para que se convirtiera en espía y le ofrecieron colaboración. Eso también forma parte de la intimidación. Estas violaciones de derechos serán un tema importante en nuestra lucha en un futuro próximo”.
No se puede oprimir a los jóvenes
Desde las elecciones presidenciales de mayo, se ha extendido por toda la sociedad un ambiente de tristeza y la salida a esta situación sólo puede lograrse mediante la lucha, dijo el copresidente de la SGDF.
“Hay un ambiente de frustración, que ha surgido sobre todo después de las elecciones. Una de nuestras principales tareas es extender la lucha por todas partes y protestar en las calles, en las universidades, en los campus –explicó Tuncer-. Debemos unir a los jóvenes en la lucha por la libertad y la justicia y tenemos que organizarnos juntos. Al mismo tiempo, siempre hay resistencia obrera y protestas que expresan diversas reivindicaciones sociales. La comunidad aleví, por ejemplo, está protestando. Los estudiantes de secundaria protestan. Las mujeres están librando una lucha autónoma. Los jóvenes también deben desempeñar su papel en la lucha. Creemos que triunfaremos. Nuestra historia nos lo demuestra. No se puede silenciar a los jóvenes tan fácilmente. No se les puede tener bajo control”.
“Si criticas al gobierno, te arriesgas a ir a la cárcel”
Tuncer remarcó que “el gobierno del AKP-MHP mete en la cárcel a todos los que protestan o les critican. Cualquiera que diga algo en la calle o en una entrevista que no guste al gobierno se encontrará rápidamente en la cárcel. Las mujeres se ven más afectadas por las violaciones de derechos porque las cárceles en Turquía están orientadas a los hombres”.
La copresidenta de la SGDF también habló de su experiencia en prisión y dijo que era muy difícil acceder a productos de higiene, cuidado personal y limpieza. “A menudo no se dispone de productos como compresas y tampones –reveló-. Las compresas sólo están disponibles en una variedad, y el comedor vende compresas con fecha de caducidad de 2021. Esta situación no ha cambiado, a pesar de que la hemos señalado y debatido en repetidas ocasiones. La venta y compra de tampones no está permitida y no se consideran apropiados en prisión”.
“Al mismo tiempo, cuando vas de visita o a hacer ejercicio, ya tienes un derecho limitado y estás constantemente expuesta a los comentarios de los guardias de seguridad sobre lo que llevas puesto –indicó-. Las mujeres son espiadas por cámaras en sus celdas. Intentan limitar el mundo de las presas y ejercer un control constante sobre ellas. Por ejemplo, no aceptan pinzas de colores para el pelo, sólo horquillas negras. Estas medidas van dirigidas muy específicamente contra los presos políticos. Porque las presas políticas han conseguido sus derechos tras años de lucha y a un gran coste, y ahora hay constantes intentos de arrebatarles esos derechos y, en particular, de interferir en el modo de vida de las mujeres”.
Romper la alianza fascista
Tuncer destacó que a partir de ahora aumentará la lucha llevada a cabo por los jóvenes, y subrayó que la decepción postelectoral puede superarse saliendo a la calle y luchando. “Podemos revertir este proceso, esta decepción, incrementando la lucha en las calles, intentando romper esta alianza fascista, siendo conscientes de que la democracia, la libertad, la igualdad y la justicia están en manos de los oprimidos y que sólo se pueden conseguir con nuestra fuerza organizada”, finalizó.
FUENTE: ANF
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