La integrante de la Red Kurda de Derechos Humanos (RKDH), Fatima Karimi, confirmó que las presiones y las políticas arbitrarias han aumentado en los últimos años en todo Irán. Las regiones kurdas del país siguen estando entre las más vulnerables frente al genocidio cultural y político, afirmó.
En un momento en el que la injerencia iraní en los países de la región, como Siria, Irak, Líbano y Yemen va en aumento, aprovechando el caos y el vacío político tras la llamada Primavera Árabe, y dedicando todos sus esfuerzos para apoyar a los grupos leales en esos países, Irán descuidó a los pueblos que vivían en su territorio y les impuso políticas de negación, además de que les impide hablar sus propios idiomas y continúan ejecutando a militantes políticos. Pero la corrupción, la pobreza, la opresión y la injusticia llevó a estos pueblos a levantarse.
Desde diciembre de 2017, Irán ha sido testigo de varios levantamientos en los que la población ha salido a las calles para denunciar la crisis económica que aqueja a este rico país de Oriente Medio. Rápidamente, estas protestas se transformaron en manifestaciones contra la política del régimen iraní contra los pueblos no persas, especialmente los kurdos, árabes y baluches.
En Rojhilat (Kurdistán Oriental) y otras regiones del país, los activistas políticos que se niegan a someterse al régimen son detenidos y ejecutados en sus plazas y calles, además de aplicar la represión sistemáticas de decenas de detenidos.
Desde que Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear con Irán, en mayo de 2018, y le impuso sanciones económicas, la presión del régimen iraní sobre los pueblos no persas ha aumentado.
En este contexto, Fatima Karimi explicó que Irán está atravesando una crisis económica bajo las presiones de las potencias mundiales, especialmente de Estados Unidos, y señaló que las presiones económicas en las regiones kurdas son más graves que en otras partes del país.
Karimi indicó que el gobierno iraní en vez de reducir la presión a la luz de la crisis económica que atraviesa, “aumentó su presión en todos los lados, especialmente contra los opositores y manifestantes contra el sistema gobernante y la política establecida” por el régimen.
Juicios injustos
Karimi reveló que durante este año las fuerzas de seguridad iraníes arrestaron a 20 mujeres kurdas y más de 200 hombres que viven en Rojhilat. “La participación en un evento civil o cultural, por más pequeño que sea en Rojhilat, expone a quienes participan a juicios, arrestos y ataques, y se dictan sentencias injustas en contra de ellos”, apuntó.
También explicó que las presiones y las políticas arbitrarias han aumentado en los últimos años en todo Irán, pero las regiones kurdas siguen estando entre las áreas más vulnerables al genocidio cultural y político, y por lo tanto cualquier actividad política o cultural en la región está sujeta a ataques y presiones por parte de las fuerzas de seguridad.
Karimi manifestó que los arrestos en Rojhilat ocurren a diario contra decenas de activistas y trabajadores, y apuntan a los movimientos de mujeres y de derechos humanos, todo bajo excusas falsas y sin sentido.
La huelga de detenidos es una forma de expresar rechazo
La integrante de la RKDH enfatizó que no existen órganos o instituciones que expresen posiciones serias respecto a las sentencias inhumanas dictadas por las autoridades iraníes contra los activistas detenidos, por lo que los detenidos, hombres y mujeres, recurren a otros métodos para expresar su rechazo a las políticas aplicadas en su contra La mayoría recurre a huelgas de hambre que terminan con la muerte o sin resultados, agregó.
Al referirse a las condiciones dentro de las cárceles iraníes, Karimi dijo: “Las autoridades de seguridad en las prisiones no satisfacen las demandas más bajas y las necesidades diarias de los detenidos, y existe una gran negligencia en la prestación de atención médica, especialmente a la luz de la propagación de la coronavirus. Por lo tanto, los detenidos tienden a hacer huelga de hambre”.
Karimi aseguró que la situación de los detenidos árabes, kurdos y baluches está en peligro debido a la falta de respuesta de las autoridades iraníes a sus demandas.
Dificultad para documentar violaciones
Para las organizaciones de derechos humanos es difícil trabajar en Irán y documentar sus violaciones y prácticas de derechos humanos contra activistas y detenidos. Esto plantea una gran dificultad para enfrentar la verdad.
En este contexto, la integrante de la Red Kurda de Derechos Humanos explicó que a pesar de las presiones de seguridad en toda la región, con la presencia de activistas civiles y políticos junto a los medios de comunicación kurdos, buscan mostrar los hechos y monitorear las violaciones.
Karimi detalló que recopilan información y noticias, pero “documentar las prácticas en la región es difícil”, porque las autoridades iraníes siguen a los ciudadanos. Desde la Red pudieron documentar algunas de las violaciones y compartirlas con la opinión pública mundial.
Karimi agregó que la RKDH trata de manera directa de comunicarse con las personas cuyos derechos fueron violados por el gobierno iraní, o con sus familias, para monitorear y documentar información sobre sus archivos y compartirla con la opinión pública.
El régimen se opone a los derechos de las mujeres
El régimen iraní no se diferencia de otros regímenes de la región en cuanto a su trato con las mujeres y sus derechos. Más bien, la República Islámica de Irán es una de las más violentas contra ellas.
En este contexto, Karimi afirmó que el régimen iraní es conocido por sus prácticas contra las mujeres desde el comienzo de la denominada Revolución Islámica, en 1979. La defensora de los derechos humanos explicó que luego de 1979 la mayoría de los artículos de la Constitución fueron cambiados, pero no los referidos a las mujeres. Es más, muchos de esos artículos potenciaron las injusticias contra las mujeres y causan discriminación de género, como la prohibición del trabajo de la mujer en las instituciones políticas y de derechos humanos.
Karimi explicó que hay mujeres que luchan por oponerse a las leyes patriarcales y buscan presionar al régimen iraní para que revise esas normas, como la imposición del velo y el código de vestimenta.
Zainab Jalalian
Karimi también se refirió Zainab Jalalian, quien está detenida hace 13 años y ahora se encuentra en una celda de aislamiento, enferma, y sin asistencia. Las autoridades iraníes están ejerciendo presión y métodos de tortura contra Zainab Jalalian para obligarla a confesar y rendirse, advirtió.
“Zainab habló a través de sus escritos y mensajes sobre la ejecución, los problemas de la mujer y la prohibición de elecciones, explicando su posición, por lo que la República Islámica está tratando de todas las formas de atacar y dañar su personalidad”, alertó Karimi.
La Red de Derechos Humanos de Kurdistán es una institución global independiente, establecida en 2014 en Francia, y no tiene relaciones políticas ni partidarias, y se basa en la difusión de información y cartas de derechos humanos, especialmente en Kurdistán e Irán.
Varios de los activistas de la Red, que se sumaron al acuerdo global contra la pena de muerte desde 2017, se encuentran en cárceles iraníes debido a su actividad en la documentación de violaciones en el país y, por lo tanto, la mayoría de sus miembros trabajan actualmente fuera de Irán.
FUENTE: Sharvin Mustafa / ANHA / Edición: Kurdistán América Latina