Después de la celebración del Eid en agosto, muchas mujeres volvieron de visitar a sus familias y nuestro pueblo otra vez se llenó de vida y ruido.
El tiempo del verano está casi terminando, por eso los días calurosos que vendrán todavía requieren mucho esfuerzo para mantener los árboles y el jardín verde.
A pesar de la pérdida de alguna parte de nuestra cosecha por los incendios, todavía tenemos mucho qué hacer con el resto. Cada semana hemos estado hirviendo y preparando bulgur para la temporada de invierno, así como para vender. El trabajo común, alguna noche se convirtió en motivo de baile y celebración; otros días nos vamos a dormir tarde y cansadas.
Nuestra economía comunitaria se basa en nuestro esfuerzo, por lo que continuamos nuestro proyecto para preparar verduras de diferentes maneras (secado, fermentando) para vender en el mercado.
No sólo dependemos de la economía comunitaria, sino que todo nuestro pueblo depende de la participación de cada miembro. Esto también es un valor de la vida comunitaria y un valor que nuestro pueblo mantiene en pie.
La vida y el trabajo comunal se desprenden de las prácticas diarias, al mismo tiempo que todo el mundo da cuenta de sus tareas, que se comparten en la reunión mensual del consejo de pueblo.
Todas las mujeres asumen el papel de madres y cuidan de que sus hijos estén participando. Las mujeres cocinan pan regularmente, por lo que nadie extraña el pan en sus casas. Otras mantienen la tienda abierta todos los días, otras pasan cada mañana cocinan en la cocina comunitaria para todo el pueblo.
Los niños y otras mujeres brindan agua a nuestros árboles y al jardín para que se mantengan verdes.
Estas son muchas las cosas esenciales y básicas que nos mantienen vivas día a día. Esas cosas esenciales también nos conectan con nuestras raíces y con la vida comunitaria. Esta es la base de la sociedad democrática, donde cada persona, miembro o ciudadano, asume la responsabilidad y participa en la organización de la vida en la comunidad.
En su camino de liberación de las cadenas de la opresión patriarcal, las mujeres vuelven a sus propias raíces para convertirse en personas libres, en una vanguardia, en una fuente de conocimiento e inspiración para la sociedad.
En Jinwar defendemos firmemente esos valores y aprendemos todos los días cómo ponerlos en práctica, a pesar de que no es fácil y significa una lucha continua.
A medida que el otoño está llegando, la necesidad anual de reparación de casa también se va a realizar pronto. Es mucho y un duro trabajo, por esa razón necesitamos ayuda adicional desde fuera, y los trabajadores ya han empezado con las primeras casas.
El año escolar está empezando de nuevo y nuestros niños están esperando empezar las clases en menos de dos semanas. Mientras tanto disfrutan del final del verano juegos y en la piscina.
En el camino de la lucha por la mujer y la sociedad libre, desde Jinwar deseamos días llenos de fuerza e inspiración.
FUENTE: Jinwar – Free Women’s Village Rojava / Traducción y edición: Kurdistán América Latina