Teybet Xalid, de 60 años, vive en el pueblo de Girkê Selma, ubicado en la ciudad de Dêrîk, en Rojava (Kurdistán sirio). Ella dice que protegen la naturaleza plantando álamos porque generan esperanza.
“En el pasado, el pueblo estaba controlado por Francia. Entonces convivían kurdos y cristianos, los verdaderos dueños del pueblo –recordó la mujer-. Nuestra familia ha vivido en este pueblo durante años”.
Teybet agregó: “Hay un antiguo sitio histórico llamado Girê Til Mircanê en nuestro pueblo. Se dice que este cerro fue el palacio de un rey. Tenía una hija llamada Selma y el pueblo lleva el nombre de su hija. Nuestro pueblo tiene cuatro estaciones frías por eso algunos dicen que Girkê Selma significa frío y hielo. Hay un río que atraviesa el pueblo, por eso en nuestro pueblo hace frío”.
En la actualidad, el cambio climático también afecta al pueblo. Según Teybet, “muchos pozos (de agua) del pueblo se han secado debido a la falta de lluvia. Un arroyo llamado Ingbêrê solía correr frente a nuestra casa. Los aldeanos utilizaban su agua para el riego de frutas y verduras. Había muchas fuentes, como de Emîr Ezîz y la fuente Til Mircanê, la fuente de las mujeres y la fuente de los hombres. Teníamos agua para plantar y cultivar arroz, algodón y sésamo”.
Este pueblo de Rojava es famoso por sus álamos, que están en todas partes. “Hay que plantar álamos cerca del río porque necesitan agua para crecer en tres o cuatro años –explica Teybet-. Antes, la gente utilizaba álamos para construir sus casas. Fabricamos mesas, sillas y muchos otros productos a partir de álamos”.
FUENTE: Ebir Muhemed / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina
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