Hasankeyf o la destrucción de la historia por parte de Erdogan + Fotos

Hasankeyf es una de las grandes herencias de la humanidad y uno de los primeros asentamientos humanos. Heskîf (en kurdo) es una ciudad ubicada en las orillas del rio Tigris, en la provincia de Batman, al sureste de Turquía.

Hoy se encuentra amenazada por una  horrenda fase del proyecto para construir la represa y la central hidroeléctrica de Ilisu, impulsado por el AKP, el partido de Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía.

En mayo pasado la Tumba de Zeynel Bey fue encajonada en una base de hormigón y trasladada hacia algún lugar que todavía se desconoce. El estado de emergencia decretado a partir del fraudulento intento de golpe del año pasado, sirve también para estas cosas, ya que les permitió declarar como “secreto” todo movimiento que se haga en torno a este proyecto. El gobierno aprovechando el decreto y el estado de guerra en la región, ni siquiera autorizó a que se realice una marcha en protesta por las maniobras que están realizando. La presión hace imposible cualquier intento de movilización.

Aquí compartimos fragmentos de la entrevista que Ercan Ayboğa, activista de “Initiative to Keep Hasankeyf Alive” brindo a ANF, quien cuenta cómo se ha llegado a la actual situación y cuál es la intencionalidad detrás del mismo.

 

 

 

“La lucha por Hasankeyf y el Valle del Tigris ha desempeñado una especie de papel de liderazgo en el desarrollo de la conciencia cultural y ecológica en la región del Kurdistán y en toda Turquía. Esta lucha fue fuerte durante mucho tiempo y, capaz de influir en la opinión pública, logró detener el proyecto varias veces -en 2002 y 2009-. Pero la insistencia del Estado -el proyecto Ilısu debe ser considerado como una de las varias inversiones en proyectos estratégicos del Estado- permitió avanzar con el proyecto cuando se adquirieron nuevos recursos financieros y se incrementó la presión política en nuestra región después de 2011.

En 2015, con la influencia del Movimiento de Ecología de la Mesopotamia, la lucha comenzó a reagruparse una vez más. Pero para el otoño de 2015, la guerra comenzó de nuevo y el estado de emergencia se instaló en el verano de 2016.

Las declaraciones del gobierno del AKP son para generar efectos psicológicos y crear una atmósfera que sugiera que ‘todo ha terminado’. Nunca es demasiado tarde para la lucha, y estamos llamando a todos a unirse.

Los incendios en Dersim y la demolición en Hasankeyf es una expresión del deseo del Estado de utilizar todas las áreas dentro de sus fronteras para obtener beneficios económicos cuando tienen la oportunidad. Las innumerables represas, centrales hidroeléctricas y represas de la Región del Mar Negro son los productos de políticas similares.

El Estado promulgó estos proyectos más rápido en las regiones kurdas a través de la militarización actual y los mecanismos de opresión.

Como la asimilación de los kurdos es también una política estatal, hay un poco más de motivación aquí. Existe la creencia de que los kurdos que han sido arrancados de su naturaleza y ambiente natural serán asimilados más rápidamente y resistirán menos -esto es verdad para todos los pueblos oprimidos”.

A la luz de los hechos, cuando uno puede ver las imágenes de la dinamitación que estuvieron circulando, es difícil no pensar en los videos que publicaron miembros de ISIS destruyendo las ruinas históricas de Nimrud, los templos en Palmira o las estatuas de Mosul.

En definitiva, el objetivo es arrasar con cualquier vestigio que infiera la pre-existencia de otros pueblos y culturas e imponer sus políticas de destrucción y muerte. Una lógica que parece replicarse sin cansancio en este nuevo orden y reacomodamiento impuesto por el capitalismo global.

FUENTE: ANF/Edición y traducción: Kurdistán América Latina – Fotos: Nathalia Benavides