Desde la fundación de la Turquía moderna en 1923 con Ataturk como presidente, el gobierno ha insistido en que solo los turcos viven en el país. Desde entonces, la minoría no turca más importante, los kurdos (14,5 millones), prácticamente ha tenido que elegir entre renunciar a su identidad o llamarse a sí mismos “turcos de montaña”. Cada vez que los kurdos renunciaban a esta situación de borrado sistemático, ya sea pacíficamente o con armas, la República turca declaraba que estaban “socavando a la República”. Hoy simplemente se los llama terroristas.
Solo dos años después de la fundación del Estado turco, en 1925, un líder religioso llamado Shaikh Said encabezó un levantamiento en demanda de un Kurdistán independiente. Fue sofocado rápidamente. Si bien Said y 36 de sus seguidores fueron ejecutados, allanaron el camino para las revueltas kurdas a gran escala que sacudieron al país en las provincias del sudeste, en Ararat y Dersim en 1930 y 1937 respectivamente. Estos levantamientos también fueron contestados con el puño de hierro del Estado.
Después de la rebelión de Dersim de 1937, el cónsul británico en Trabzon, el puesto diplomático más cercano a Dersim, habló de la violencia brutal e indiscriminada e hizo una comparación explícita con las masacres armenias de 1915. “Miles de kurdos –escribió-, incluyendo mujeres y niños, fueron asesinados; otros, en su mayoría niños, fueron arrojados al río Éufrates. Miles de personas en áreas menos hostiles, que habían sido privadas de su ganado y otras pertenencias, fueron deportados a las provincias de Anatolia Central”.
Los kurdos han acusado a los sucesivos intentos del gobierno de suprimir su identidad, a través de medios tales como la prohibición del idioma kurdo en la sociedad, la educación, la prensa escrita y los medios de comunicación, como un esfuerzo por negar su existencia. Ataturk creía que la unidad y la estabilidad de un país descansaban en una identidad política unitaria, relegando las distinciones culturales y étnicas a la esfera privada. “Feliz es el que se llama a sí mismo turco”, decía el adagio del Estado, y si no querías hacerlo, tendrías que decírselo a ti mismo.
Sin embargo, muchos kurdos no renunciaron a su identidad y lenguaje, lo que solo condujo a la profundización de su legado de resistencia. Hoy, en Turquía esto se ha incorporado a muchos kurdos dentro del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que se formó en 1978 para abogar por la autodeterminación kurda.
Un conflicto armado a gran escala entre las fuerzas armadas de Turquía y el PKK se produjo a lo largo de la década de 1980 y 1990, dejando más de 35.000 muertos. Las cosas solo empeoraron antes de que parecieran mejorar un poco.
Los movimientos recientes del gobierno turco, después de casi 100 años de insurgencia, han proporcionado a los kurdos derechos y libertades limitados, particularmente en lo que respecta al idioma, la educación y los medios kurdos.
Sin embargo, los políticos y activistas kurdos aún enfrentan presiones de todo tipo.
El gobierno arrestó a 11 diputados del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), incluidos a sus copresidentes de entonces, Selahattin Demirtas y Figen Yuksekdag, además de encarcelar a 1473 miembros del HDP y del Partido de las Regiones Democráticas (DBP); el Estado turco también se ha apoderado de la administración de 63 municipios desde el fallido golpe de Estado del 15 de julio de 2016. El HDP y el DBP están penalizados, precisamente porque se los considera “pro-kurdos”. Aunque Erdogan se ha calificado a sí mismo como un reformador, las raíces kemalistas del Estado turco todavía están completamente intactas.
No sorprende que el presidente de Turquía haya puesto los ojos en los kurdos de Siria. Erdogan toma la posición de Ataturk con respecto a su conclusión lógica: no puede haber un Kurdistán autónomo en Turquía y nunca uno cerca de la frontera con Turquía. Teme que el experimento político exitoso en el norte de Siria pueda ayudar a envalentonar la causa de los kurdos dentro de Turquía.
Renacimiento kurdo
En el norte de Siria, también conocida como Rojava, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) cobraron vida en 2011. Las YPG kurdas se aliaron con poblaciones árabes, asirias, turcomanas, cristianas, armenias y yazidíes para formar las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) . Las SDF es la alianza que, con el apoyo de los Estados Unidos pero en contra de la voluntad de Ankara, han estado luchando contra el Estado Islámico con considerable éxito. Fueron las SDF, por ejemplo, las que desalojaron a ISIS de su capital simbólica en Raqqa.
Afrin, uno de los tres cantones autónomos en Rojava, ha estado bajo el control del Partido de la Unión Democrática (PYD) y de las YPG desde 2012. Se encuentra en la frontera con Turquía al igual que los otros dos cantones de Rojava. Erdogan y los gobernantes de la República turca encuentran esto problemático.
La situación actual
El día 20 de enero pasado, Erdogan anunció la ofensiva contra Afrin. Explicó que el ataque se decidió después de que Estados Unidos anunció que entrenaría a los combatientes (de Rojava) para establecer una fuerza fronteriza que podría ayudar a neutralizar la amenaza de ISIS. Muchos de esos combatientes, prometió Estados Unidos, incluirían a sus socios kurdos en el terreno. Y esto enfureció a Erdogan.
Pero Erdogan ya había planeado un ataque contra Afrin meses antes, y lo dijo de manera explícita. El plan estuvo en proceso durante meses. La supuesta fuerza fronteriza, dependiendo de a quién se le pregunte, fue un desencadenante para acelerar el proceso o una excusa conveniente.
Ahora es la tercera semana de ataques de artillería indiscriminados y aéreos contra Afrin, que ya han causado una gran cantidad de muertes de civiles. Hay dos características militares en estos ataques. La primera es una campaña llevada a cabo por la Fuerza Aérea de Turquía. La segunda es una invasión terrestre de las fuerzas armadas turcas, que está siendo ayudada por el ala yihadista del Ejército Sirio Libre (FSA). El domingo 21 de enero, las tropas terrestres turcas entraron a Afrin con, según sus propias palabras, 25.000 combatientes del FSA entrenados por Ankara.
Turquía llama a esta operación “Rama de Olivo” y pretende buscar la “liberación” del enclave kurdo “de los terroristas”. No obstante el nombre de la operación, en su tercera semana la ofensiva de Turquía contra Afrin ha provocado muertes civiles, tortura, destrucción del patrimonio histórico, la difusión de la mutilación de una combatientes de las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ) y varios videos de propaganda lanzados por militantes del FSA pidiendo una “Yihad” en Afrin y la muerte de los “cerdos ateos kurdos”.
Erdogan esperaba que la ofensiva fuera breve. Sin embargo, el ejército de Turquía y las milicias del FSA han luchado hasta ahora para ganar terreno militar en Afrin. Por lo tanto, es posible que la operación “Rama de Olivo” tarde más de lo esperado, si es que no falla por completo.
Contra la libertad de expresión
Erdogan ha criticado a los opositores de la intervención militar, particularmente dentro del país, como “traidores y simpatizantes del terror”.
Las autoridades de Turquía han advertido a todos los disidentes que no protesten, una advertencia que está especialmente dirigida contra los miembros del partido opositor HDP.
Como lo expresan las autoridades, si las personas acuden a las manifestaciones, las fuerzas de seguridad actuarán “inmediatamente” y “severamente”.
Turquía también ordenó el arresto de 31 personas, incluido el co-líder del HDP, por oposición a la ofensiva militar turca en Siria.
Desde el lanzamiento de la operación “Rama de Olivo” más de 600 personas han sido detenidas en Turquía por protestar o publicar en redes sociales mensajes contra la ofensiva.
El mundo está mirando
A pesar de que las YPG han contribuido más a la eliminación virtual de ISIS en Siria, la reacción internacional contra la operación en Afrin es bastante escalofriante.
La Unión Europea está absolutamente en silencio debido a sus transacciones de armas con Erdogan, las inversiones en Turquía y los acuerdos por los refugiados. Esto último implica que Turquía acoja a la mayoría de los refugiados a cambio de ayuda e influencia en la región. Turquía, en otras palabras, utiliza su población de refugiados como presión contra Europa.
En cuanto a Rusia, ya ha hecho un acuerdo secreto con Turquía en Siria:
-Turquía puede seguir su curso en Afrin y las áreas circundantes a cambio de que Moscú y Damasco ganen el poder para reprimir con éxito la oposición contra Assad en el sur de Siria.
-El espacio aéreo de Afrin está bajo el control de Rusia.
-Idlib está bajo el control de grupos yihadistas que cuentan con el apoyo de Turquía.
-Por lo tanto, Erdogan está intercambiando el último bastión de sus grupos yihadistas por la operación para atacar a Afrin.
¿Y los Estados Unidos? Razones detrás del silencio
Los propios kurdos han pedido a la coalición liderada por Estados Unidos que tome medidas contra la ofensiva de Turquía en Afrin.
Pero Estados Unidos se pregunta por qué debería hacerlo.
Washington no necesita a las YPG como lo hacía antes. El Estado Islámico en Siria casi ha sido derrotado. Washington tampoco quiere estropear sus tensas relaciones con Ankara. Sin embargo, lo más importante es que Washington quiere que se le enseñe una lección a las SDF por razones ideológicas.
El sistema político de Rojava se puede seguir en su constitución, denominada “Carta del Contrato Social”. La constitución establece que todos los residentes deben disfrutar el derecho fundamental de igualdad de género y libertad de religión. También proporciona los derechos de propiedad.
Abdullah Öcalan, el líder del PKK, encarcelado en la isla de Imrali de Turquía, es tomado como el líder icónico en Rojava; sus ideas dieron forma a la sociedad y a la política de la región. En prisión, Öcalan escribió sobre ecología social, democracia directa y municipalismo libertario, y sobre una confederación de asambleas de ciudadanos locales. En marzo de 2005, Öcalan emitió su “Declaración de Confederalismo Democrático en el Kurdistán”, llamando a los ciudadanos “a crear asambleas municipales”, a las que llamó “democracia sin Estado”.
Öcalan imaginó estas asambleas como una confederación, unidas para el autodefensa y consagradas con los valores del anticapitalismo, el ecologismo, la igualdad de género y el pluralismo étnico, cultural y religioso.
Estados Unidos no se ha enfrentado abiertamente a la ideología detrás de la fuerza más eficiente en la lucha contra el Estado Islámico. Y en parte es porque sentían que no tenían que hacerlo, en la medida en que los kurdos sirios constituían la gran mayoría de los que luchaban contra ISIS.
Sin embargo, los Estados Unidos tampoco ocultaron su incomodidad y confusión.
Cuando las SDF derrotar a ISIS en Raqqa, celebraron con una gran pancarta de Abdullah Öcalan. Los Estados Unidos declararon públicamente que condenaban este acto. “La coalición no aprueba la exhibición de símbolos divisivos e imágenes en un momento en el que permanecemos enfocados en la derrota de Daesh en Siria”, dijo el portavoz de la coalición, coronel Ryan Dillon, en respuesta al acto. La embajada de los Estados Unidos en Turquía fue más directa: “No deberían haber celebrado”, escribieron en un comunicado.
Aunque resultó incómodo para Estados Unidos, nunca tuvieron la oportunidad de intervenir sobre este hecho.
Al permanecer en silencio sobre los ataques de Afrin en Turquía, Estados Unidos aprovecha una oportunidad única para tomar una posición en contra de la ideología de Rojava. Por eso, indirectamente, le dan a las SDF un mensaje que puede entenderse como a lo siguiente: “Apreciamos sus esfuerzos en la lucha contra ISIS; sin embargo, hay algo que odiamos más que el islamismo radical, y es el socialismo. Por lo tanto, o abandonan a su líder e ideología o ‘podríamos’ olvidar que somos aliados”.
La ofensiva de Turquía contra los kurdos en Afrin no ha sido condenada. La declaración del Departamento de Estado norteamericano, por el contrario, afirma: “Seguimos apoyando a Turquía, nuestro aliado dentro de la OTAN y un socio importante en la lucha contra el Estado Islámico”.
Afrin es solo el comienzo
Según los últimos informes, Erdogan ya no quiere limitar la operación “Rama de Olivo” solo a los límites de Afrin y sus áreas circundantes. Más bien, Erdogan quiere desmantelar toda la tierra controlada por los kurdos en Siria.
De manera inconveniente, las bases estadounidenses de la coalición anti-ISIS se interponen en su camino. De hecho, sigue siendo plausible y no una fantasía que las tropas de Turquía y los Estados Unidos, ambos aliados de la OTAN, puedan encontrarse cara a cara. La pregunta es cómo respondería Washington si Turquía avanza hacia un territorio que dice proteger.
Los Estados Unidos tendrán que tomar una elección difícil. O bien resistir a un dictador fuera de control, o “tolerar” a las SDF socialistas, que proponen el único programa social confiable para establecer la paz en Siria y posiblemente en todos Medio Oriente.
FUENTE: Gokcan Aydogan / The Region / Traducción y edición: Kurdistán América Latina