Los kurdos se encuentran en el ojo de un huracán que cambia velozmente y que sacude a Oriente Medio. Viajamos a la fortaleza del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) situada en las montañas del norte de Irak para obtener de primera mano sus impresiones sobre la situación crítica que sacude a toda la región. Karlos Zurutuza entrevista a Riza Altun, miembro ejecutivo de la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK) y co-fundador del Partido de los trabajadores de Kurdistán (PKK).
Las comunidades predominantemente kurdas del sureste de Turquía están siendo testigos de lo que posiblemente sea una escalada de violencia sin precedentes. Los violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los militantes de las ciudades y pueblos han producido que muchos distritos se encuentren en ruinas. La represión en curso que lleva a cabo el gobierno tras el golpe en Turquía apunta directamente a los representantes políticos kurdos, teniendo en cuenta además de que los kurdos tienen abiertos varios frentes en todo Oriente Medio.
“Es un punto de inflexión para nuestro pueblo”, afirma Riza Altun en la sede del PKK, en la cordillera de Qandil.
-Toda la región de Oriente Medio está agitada. ¿Cómo van a gestionar los kurdos este escenario?
–Los kurdos nos encontramos en la vanguardia de la agenda política. En Irak, disfrutan de un estatuto federal y en Siria han implementado un sistema de autogobierno a través del sistema de cantones.
En Irán estamos siendo testigos de multitud de acontecimientos democráticos y también hay cambios visibles en Turquía, donde bajo el liderazgo del PKK, los kurdos han demostrado ser una fuerza política legítima. También, debido a la desintegración del status en Oriente Medio y la lucha contra el terrorismo islámico, los kurdos hemos demostrado ser una alternativa fiable. Desde un punto de vista negativo, estamos enfrentando las terribles consecuencias que tiene que las potencias extranjeras otorguen su apoyo a los regímenes regionales. Algunos países árabes, particularmente Irán y Turquía, se oponen a los logros alcanzados por los kurdos y a esto hay que añadir que la falta de significación de EE.UU, Rusia y la UE con respecto a los kurdos, plantea una gran amenaza.
-¿Puede aclararme este punto?
-Rusia sigue una política de asegurar sus relaciones con los regímenes locales y EE.UU. busca sus propios intereses a través de la OTAN. Estas dos potencias internacionales están siguiendo una relación táctica con los kurdos, pero al mismo tiempo mantienen sus relaciones y alianzas con los estados regionales.
-Sin embargo, las tensiones entre Ankara y los kurdos han ido en aumento en los últimos meses hasta tal punto que un número de ciudades kurdas se encuentran literalmente en ruinas. ¿Hubiera podido evitar el PKK tal situación si no hubiera roto el alto el fuego con el asesinato de dos policías en Ceylanpinar en julio de 2015?
-Nuestra hipótesis es que esos dos policías fueron asesinados por personas que actuaban por su cuenta, ya que no fuimos informados de la acción. Sin embargo, el escenario de violencia actual no puede tener como justificación aquellos asesinatos. Recientemente, un funcionario del AKP ha declarado que los dos policías fueron asesinados por seguidores del movimiento gülenista. El acto ha sido utilizado como una justificación para reprimir a los kurdos y también para luchar contra el movimiento gülenista.
En cuanto a la presencia del AKP y el presidente Erdogan en el poder, podemos afirmar que es una nueva situación para Turquía. Quieren establecer una nueva Turquía cuyo líder fundador será Erdogan y cuyo partido fundador será el AKP. Vemos que en Turquía, la primera república, fundada por Mustafa Kemal Atatürk, está llegando a su fin y está emergiendo la segunda república.
El cambio de un régimen kemalista-nacionalista hacia uno islamista moderado forma parte de un plan internacional para Turquía y la región. Si EE.UU. y Occidente no hubieran dado su apoyo, el AKP no hubiera logrado ostentar el poder. La política interna del AKP consiste en debilitar el poder de los kemalistas y del ejército, así como llenar el vacío de poder con sus propios activos.
Debemos abordar este plan dentro de uno más amplio de reestructuración de Oriente Medio. Volviendo al asesinato de los dos policías, puedo asegurarles que antes que ellos habían sido asesinados varios agentes de seguridad turcos pero el Estado y los medios no pusieron de relieve dichas acciones.
-Pero ustedes cavaron trincheras y establecieron puestos de control con personas armadas en varias zonas de Turquía. Muchos alegan que ustedes trajeron de nuevo la guerra a las ciudades.
-Somos un movimiento de 40 años que promueve la libertad, la democratización de Turquía y la resolución de la cuestión kurda. No le damos legitimidad a un régimen que se niega a aceptar estos términos. Dicho esto, no es correcto culpar a las YDG-H (movimiento juvenil kurdo) por la destrucción de nuestras ciudades. La comunidad tiene derecho a defenderse contra las agresiones del AKP. No es un plan elaborado por el PKK, sino una medida adoptada por personas que recibieron apoyo tanto de las YDG-H como del PKK.
-Cuando comparamos los resultados de las elecciones turcas de junio y noviembre encontramos una fuerte caída de las fuerza política pro-kurda en Turquía. ¿Las acciones que se toman en Qandil toman en cuenta su impacto en la arena política en Turquía?
-El HDP obtuvo el 13% de los votos en las elecciones de junio, eso impidió que el AKP ganara la mayoría para formar gobierno. Frente al vacío de poder que siguió al proceso electoral solo había dos opciones viables. El AKP pudo haber optado por resolver la cuestión kurda a través de medios democráticos, pero prefirió establecer un régimen fascista y tratar de borrar a la oposición. Desde el 7 de junio al 1 de noviembre, el HDP no pudo llevar a cabo una campaña electoral en condiciones. Sus oficinas fueron quemadas, allanada y sus mítines y manifestaciones prohibidas. Varios miembros del HDP fueron detenidos, se prohibió la propaganda con pancartas y carteles, además los representantes políticos kurdos no pudieron hablar en la televisión. Toda la situación se agravó por una cadena de atentados con explosivo que tuvo lugar en Suruç, Ankara, Diyarbakir… Esta atmósfera de terror obstaculizó los resultados del HDP y las fuerzas democráticas en noviembre.
-Pero los ataques cometidos por los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) han causado varias bajas civiles recientemente. ¿Cuál es su relación, si es que la hay, con ellos?
-Todo el mundo sabe que puede haber ex miembros del PKK en sus filas, pero quiero subrayar que no tenemos ningún vínculo orgánico con ellos. Nos acusan de ser pasivos mientras se presentan como un grupo que promete acciones más radicales.
-¿Acaso el fracasado golpe de Estado en julio de 2016 demuestra que Turquía se enfrenta realmente a amenazas crecientes?
-Existen muchos puntos oscuros en esta cuestión. Reconocemos que el golpe fue orquestado por gülenistas y kemalistas. Occidente y EE.UU. también tuvieron parte en el golpe, aunque no muy fuerte. Sin embargo, todo se desarrolló ante la mirada de Erdogan. Es difícil imaginar que Erdogan no fuera consciente de lo que estaba pasando. Erdogan utilizó el golpe como una justificación para cumplir su propio golpe, con el fin de eliminar a toda la oposición en su contra y finalmente logró lo que quería. Cientos de miles de personas han sido víctimas de su purga, desde abogados hasta profesores, desde ONGs hasta sindicatos. Se deshizo de todos los elementos hostiles. Los co-alcaldes kurdos fueron arrestados y reemplazados por administradores designados y lograron silenciar a los medios de comunicación democráticos.
-Erdogan declaró hace poco que Turquía no permitiría que el distrito de Sinjar se convirtiera en otro Qandil. ¿Es ese vuestro objetivo?
-Sinjar es una parte del Kurdistán donde la gente sufrió numerosos intentos de genocidio, por ello sentimos la responsabilidad de protegerlos de las masacres. En los últimos dos años hemos sido capaces de defender a los kurdos en muchos lugares como en Rojava, Kirkuk, Sinjar, Makhmur… Pero ahora el AKP considera al PKK como el principal obstáculo para cumplir sus sueños de un solo gobierno bajo Erdogan. Ahora somos conscientes de que Turquía está planeando llevar a cabo operaciones militares en Sinjar y Qandil en poco tiempo.
-Ustedes han denunciado constantemente la relación táctica entre Masoud Barzani, Presidente del Gobierno Regional del Kurdistán de Iraq y Erdogan. No obstante colaborar con las fuerzas peshmergas sobre el terreno. ¿No es una contradicción?
-A consecuencia de las políticas de Barzani estamos enfrentando tensiones intensas y profundas. Su relación estratégica con Ankara provocará graves amenazas para los kurdos. A pesar de este peligro seguimos estando en contra de las luchas internas entre los kurdos, ya que estamos atravesando un período que ha sido testigo de muchas victorias para nosotros. Si nos unimos tendremos éxito, pero los lazos de Barzani y Ankara son un obstáculo para la unidad kurda. Deseamos que Barzani se alinee con los kurdos y no con Turquía.
-¿Qué significará la victoria de Trump para los kurdos y Oriente Medio?
-Este cambio de presidencia puede llevar a algunos cambios tácticos pero no necesariamente a los estratégicos. Sabemos lo que hizo Obama. Se aferró a su política imperialista, no trató de aplicar la democracia ni nada que pudiera ser beneficioso para Oriente Medio. Han creado tensiones a través del caos y la inestabilidad sembradas entre los diferentes actores para asegurarse su propia seguridad. Déjeme darle un ejemplo: Washington está ayudando a las YPG desde el aire en su lucha contra el ISIS, mientras que da pleno apoyo a Turquía para invadir Jarablus (norte de Siria), algo que es una amenaza para los kurdos de Siria en su lucha contra los yihadistas. Ya sea América o Rusia, no es posible que un poder hegemónico sea democrático. No entiendo las políticas internas de EE.UU, pero su política exterior es nefasta para los pueblos y no tiene nada que ver con la democracia.
FUENTE: Karlos Zurutuza/New Internationalist Magazine/Traducción: Newrozeke