Soledad Di Battista es integrante del Comité de Solidaridad con Kurdistán de La Plata (Argentina). Nos visitó en los estudios de Radio Futura para contarnos quiénes son los kurdos y las kurdas, de qué se trata su lucha histórica por el reconocimiento de su identidad, su propuesta política y, ante todo, su lucha por la liberación de las mujeres.
-¿Qué es el Comité de Solidaridad con Kurdistán?
-Es un comité que se formó el año pasado a partir del trabajo de algunas organizaciones que veníamos laburando la solidaridad con la causa del pueblo kurdo. La idea era irradiar esta solidaridad a distintos países de América Latina. En La Plata se realizaron algunas actividades entre diferentes organizaciones y armamos este comité para que se sume gente interesada en el tema, para que haya un espacio local de vinculación y se hagan más actividades en el año. Entre fines del año pasado y principios de este año le dimos forma al comité y empezamos a hacer una actividad pública cada dos meses, más o menos, para difundir qué es el Kurdistán y la causa del pueblo kurdo.
-Por ejemplo un mural sobre calle 44, que es una ilustración del rostro de una mujer kurda, y que tiene además un detalle singular: un osito que camina de la mano de una nena.
-Sí, esa es la “marca” de uno de los muralistas que se sumaron a pintar. Ellos fueron Paz, Chempes y Yapan, que hizo las letras. Chempes siempre dibuja ese oso “revolucionario”: lo ves y decís “¿cómo es que ese oso participa de todos esos lugares?”. En murales por Palestina, en este mural, en otras ilustraciones que hace Chempes… Es su marca personal y de punto de llamada de atención. Es un personaje que te convoca desde otro lugar: no desde la rudeza, si no desde la ternura.
-Y además está vestido de forma particular…
-Tiene la remera con los colores del Confederalismo Democrático, que es la propuesta (política) que tienen allá en Kurdistán. Es un sol amarillo con una estrella roja.
-¿Qué es el Kurdistán?
-Kurdistán no es un país, es una región. Es una nación: es la nación sin Estado más grande del mundo. Son más de 44 millones de habitantes originarios de la Mesopotamia, de Medio Oriente, que es la región que está entre los ríos Tigris y Éufrates, que la solemos estudiar como el origen de la civilización occidental. Con los tratados de después de la Primera Guerra Mundial se divide lo que era el Imperio Otomano entre Turquía, Siria, Irán e Irak y el pueblo kurdo queda viviendo dividido en esos cuatro estados. De eso cuarenta y pico millones de personas hay 20 millones viviendo del lado turco, 11 en el lado iraní, 6 millones del lado sirio –inclusive familias que han quedado divididas a la mitad por una frontera impuesta. Es un pueblo que hoy lucha porque sea reconocida su identidad en todos esos estados, pero a la vez por generar una confederación de naciones democrática –por eso el Confederalismo Democrático– que es algo similar a lo que pide el pueblo mapuche en la Patagonia con el Wall Mapu: un territorio donde se puedan expresar libremente todas las diversidades étnicas, culturales y religiosas en un marco de respeto y convivencia que bregue por la paz en la región.
Esta propuesta del Confederalismo Democrático se basa en la democracia directa –desde abajo hacia arriba a través de asambleas, consejos vecinales– y tiene como principio fundamental que sea ecológico y que tenga como premisa la liberación de la mujer. Ellos vienen de una tradición política influenciada por la Unión Soviética, de marxismo–leninismo más ortodoxo, y tienen mucha influencia del estalinismo en su formación política como movimiento de liberación, y entienden que hay que luchar por el socialismo, pero que uno de los errores ha sido no tener como cuestión fundamental la necesidad de la liberación de la mujer. Entienden que como la mujer es la primera nación oprimida, o la primera clase oprimida, sobre la cual el capitalismo puede explotar al resto: sobre ese rol reproductivo que le da a la mujer en el origen de la civilización occidental. Para liberarnos de la opresión y de la explotación capitalista también hace falta liberar a la mujer porque es la primera opresión que hay sobre la humanidad.
-Es algo a lo que se refiere uno de los líderes kurdos, el pensador Abdullah Öcalan…
-Sí, él es el fundador del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que impulsa este movimiento de liberación que hoy vemos enfrentando al Estado Islámico y que está siendo masacrado por la política genocida del Estado turco… Y ese partido se funda en el año 1978, momento en que en el mundo había un montón de movimientos de liberación nacional en alza. Ellos toman la experiencia de Vietnam, la de revoluciones en América Latina y de la URSS y empiezan a dar esta lucha por el reconocimiento de la identidad del pueblo kurdo porque en todos los estados donde habían quedado divididos se dan políticas de negación: negación de su lengua, de su cultura, de sus tradiciones. Y de persecución, cárcel, exterminio. Una situación que empezó a cambiar recién hace algunos años.
-La lucha del pueblo kurdo se hizo muy conocida a nivel internacional con su triunfo frente a las tropas del Estado Islámico (EI) en la ciudad de Kobane.
-Bueno, justo ahora el 1 de noviembre se cumplieron 3 años de eso que vos decís, que fue la expulsión del Estado Islámico de la ciudad de Kobane, que es una ciudad fronteriza del norte de Siria y del sur de Turquía. Una ciudad clave para la estrategia del EI de conquistar la región. Los que estamos un poco en tema nos hemos puesto a analizar y pensar “bueno, el Estado Islámico, ¿de dónde nace?”. Nace como herramienta del imperialismo, que se le va de las manos, para caotizar toda esa región, para generar en Siria lo mismo que pasó en Libia. Tiene de alguna manera ayuda por parte de las potencias que integran la OTAN. Y Turquía es esa pata más fuerte en la región de Oriente Medio. Y por Kobane y por otros lugares de la frontera se pasaban ayuda y armas entre Turquía y el Estado Islámico, que estaba más al sur de Siria. Porque todo ese norte de Siria, en la frontera con Turquía, estaba hacía tres años liberado por los kurdos. Están ahí mismo en la frontera, en la zona de Rojava, construyendo este modelo de Confederalismo Democrático independiente del estado sirio. El ataque del EI también tiene que ver con que eso no prospere.
-Cuando como personas occidentales nos imaginamos a los habitantes de Oriente Medio, en particular a las mujeres, las imaginamos tapadas, oprimidas, sin salir de sus casas, haciendo todo lo que le dice su padre hasta que se casa y luego haciendo todo lo que le dice su marido. Pero vos nos venís a hablar de la liberación femenina en el Kurdistán y eso es una ruptura muy grande con el imaginario que se tiene de las mujeres de esa región del mundo.
-Sí. Siempre me acuerdo de un cartel que habían hecho unas compañeras de Concepción del Uruguay, mi pueblo natal, que decía: “Si las mujeres en Medio Oriente pudieron liberarse del patriarcado, ¿qué nos impide a nosotras hacer lo mismo acá?”. Y en realidad esto que vos decís de la imagen que tenemos, es así. Es un hecho de la realidad, no es que eso no exista. La sociedad allá es muy feudal, y esto todavía pasa, con amplias capas de la población. La chica hace lo que le dice el padre o el hermano hasta que hace lo que le dice el marido. Pero las compañeras que se han ido organizando en el movimiento de liberación del Kurdistán y ahora en el movimiento de mujeres del Kurdistán, que existe hace más de 30 años, le han dado una alternativa a todas esas mujeres para romper con ese estilo de vida de sumisión y de dominación. Entonces muchas mujeres se han incorporado a la lucha, ya sea a las milicias de autodefensa, a las reuniones de mujeres o a las academias educativas, a las academias de formación de lengua, para recuperar su lenguaje, que está perdido por todos los ataques de los diferentes estados. Las mujeres están al frente de las cooperativas en esta zona donde tienen sus organismos de autogobierno.
Y (lxs kurdxs) tienen, a la vez, en esta implementación del modelo del Confederalismo Democrático, algunos requisitos indispensables que van en función de esta cuestión de la liberación de la mujer y de la participación plena de la mujer en la política y en las decisiones sobre la vida del pueblo: un sistema de copresidencias. Al frente de todos los organismos y de todas las cosas hay también una mujer. Está el presidente y la presidenta del partido, del movimiento, del consejo, del municipio; gobernador y gobernadora, intendente e intendenta, eso es algo muy novedoso. Promueven de manera activa la participación de las mujeres en todas las instancias. Y hoy la verdad es que son las que más empujan todo ese proceso. Son las que más resisten –obviamente que las más atacadas también–, y son las que llevan adelante con mayor ímpetu la lucha e inclusive el enfrentamiento con potencias militares como el EI y el Estado turco.
-Claro, estamos hablando de un enemigo que no es poco cosa, que además es un enemigo doble: el enemigo que es el Estado Islámico, el Estado turco, y el enemigo más antiguo que es el patriarcado, el enemigo de todas nosotras. Las mujeres del pueblo kurdo describen su rol, el que están llevando adelante en la lucha, con estas palabras: “las mujeres son la revolución dentro de la revolución”. Toman las armas al igual que los varones y se cargan al hombro esta responsabilidad para con su propio pueblo.
-Sí, un eje que viene remarcando una de las kurdas que está acá en la Argentina, que es Melike Yazar, es esto de que nosotras muchas veces decimos o nos preguntamos cuál es el rol de la mujer en la revolución, y la mujer allá es la revolución. El que tiene un rol es el varón. Este rol es cambiar su mentalidad dominante y su actitud dominante ante las mujeres. Lo cierto es que las compañeras que desde hace casi 20 años llevan la lucha contra el patriarcado a la vanguardia de todos los movimientos sociales –LGTB, inclusive de las milicias de autodefensa–, ellas dicen que la lucha militar es el 10% del conjunto de su lucha, que el resto de la lucha es contra la propia sociedad y contra la mentalidad del Estado y del patriarcado que hay en todos nosotros. Así como proponen una ideología de la liberación de la mujer, también proponen un proyecto de transformación de la masculinidad dominante.
-Es Öcalan el que dice que la esclavitud de la mujer –esclavizar a la mujer en su rol reproductivo, en su rol de ama de casa– es la primera forma de esclavitud de la humanidad y que es la que hace posible las demás formas de esclavitud; es además el hombre oprimido el que oprime a la mujer. Contanos, ¿vos visitaste el Kurdistán?
-Sí, yo tuve la oportunidad de compartir un tiempo con las compañeras en Kurdistán, en una región que ellos tienen controlada. No pude ir a Rojava, que es donde se está haciendo este experimento de construcción del Confederalismo Democrático porque justo el Estado turco empezó a bombardear la frontera y se cortaron todos los pasos. Ver y entender esa realidad de cómo un pueblo puede sentirse libre en el medio de la guerra fue lo más loco que me pasó. Sentir que no pasaba nada, que vivía en paz pero en realidad estaba en guerra. A pesar de que yo no estaba al lado de donde caían las bombas –un poco más lejos, digamos–, esa sensación de vivir por y para la lucha, para ese horizonte de liberación, me impactó. La gente super buena onda, amable, pendiente, movilizada. Sentís que hay un pueblo atrás de una causa. Con sus dificultades, porque hay desplazamientos forzados, migraciones. Todas las familias allá tienen algún muerto en la guerra, algún familiar que fue preso o que cayó mártir peleando en la guerrilla. Una situación de identificación muy profunda con la causa y de confianza absoluta en la posibilidad del triunfo, de la victoria. De la libertad. Fue muy emocionante.
-Y con respecto a las mujeres se puede ver que son muy jóvenes cuando empiezan a participar de la lucha.
-Sí, y los chicos también. En el caso de las chicas tiene que ver con que su destino está escrito. A X edad es posible que su familia la quiera entregar a que se case, entonces la alternativa para zafar de eso es incorporarse a la guerrilla. O a algún organismo del movimiento que les de formación, que las eduque, que les permita una vida fuera de ese sistema familiar feudal. Que a pesar de que se está modificando, todavía existe y todavía tiene peso. No es algo que se cambia de un plumazo. Esta es una lucha que lleva 40, 30 años, imagínense los 5 mil años de patriarcado que tenemos atrás, cuánto va a llevar revertirlo. Pero lo que se ve es que se puede y que funciona, y que las compañeras están ahí porque encuentran que ese es el camino para su libertad. Y que a la vez no es individual, es colectivo.
Yo conocí chicas que eran la cuarta generación de su familia involucrada en la lucha, porque su abuelo había sido un patriota que el Estado había puesto preso por defender su cultura, porque el padre colaboraba con el movimiento, y el hermano o el tío se incorporaron a la guerrilla y fueron asesinados… Todo el mundo está atravesado a nivel de piel y de afectos por esto. Eso pasa mucho con los chicos, también. Hay algunos chicos muy chiquitos que quedan huérfanos producto del asesinato de sus padres. El movimiento les da una escuela, un lugar donde poder desarrollarse con otros chicos. Está todo muy bien organizado. Hay gente que desde chiquita sabe que ese va a ser su camino. Y hay otros que no. Hay gente que dice: “Yo me quiero ir a Europa, irme de acá, estoy podrido que nos maten”.
-Que también es comprensible…
-Y ese es el objetivo de los desplazamientos forzados, los bombardeos. Turquía ha incendiado aldeas, ha inundado aldeas. Allá es casi toda población campesina: la gente vive más en aldeas que en ciudades. Tienen todo tipo de políticas para que la gente se vaya de ahí, porque la Mesopotamia es la zona más rica en recursos naturales de todo Medio Oriente. Es la zona donde están las mayores reservas de agua y de petróleo.
-¿Qué es la Jineolojî?
-Es la ciencia de la mujer. Es una propuesta que tienen las compañeras desde hace unos diez años. La empezaron a sistematizar hace menos, hace cuatro o cinco años; están produciendo teoría en relación a esto. El nombre, jineolojî, viene de la raíz de la palabra “jin”, que en kurdo quiere decir mujer, pero que a su vez comparte raíz con la palabra “jiyan”, que es vida. Entonces, mujer y vida tienen la misma raíz etimológica en el kurdo. Por eso a la jineolojî la entienden como la ciencia de la mujer pero también la ciencia de la vida, y por eso dicen que liberar a la mujer es liberar a la vida. Tiene que ver con la creación de un nuevo campo de conocimiento que se propone como alternativa y superación a la ciencia positivista. Una de las críticas que le hacen al sistema de la modernidad capitalista, además del Estado–nación, del patriarcado, del sexismo, es el cientificismo, que pone todo como objeto–sujeto, que todo tiene que ser comprobado empíricamente. Todo lo que la ciencia dice que es así, es verdad. Entonces se deja de lado lo emotivo, lo afectivo. Se deja de lado el conocimiento originario que tienen distintos pueblos. Lo que se propone la jineoljî es desarrollar, a nivel académico, un nuevo campo de conocimiento que tome la perspectiva de la mujer, que estudie la historia de opresión de la mujer, para poder escribir la historia desde el punto de vista de la mujer. Es una nueva ciencia social. Empalma con muchos de los estudios que se han hecho de feministas en América Latina, pero que tiene sus críticas del feminismo también, porque la jineoljî se propone como algo para hacerlo práctico en la vida.
Ahora, en Rojava desde el jardín de infantes todos se forman con esta lógica y este método. Nosotros estamos traduciendo algunos materiales, recién ahora se están empezando a producir materiales en distintos idiomas –ese es uno de los problemas que tenemos: la traducción– y estamos empezando a articular con grupos de científicas o intelectuales, académicas –feministas, sobre todo– para discutir esto. Poder intercambiar y ver qué sale. No es una propuesta cerrada. Es un debate. Este año lo llevamos al Encuentro Nacional de Mujeres, llevamos esta propuesta y fue como un boom, terminó toda la comisión discutiendo esto. El año que viene propusimos que haya una comisión que discuta política para la ciencia y todo lo demás pero que haya también una comisión específica para discutir la construcción de este campo de conocimiento sobre la mujer.
El próximo lunes 5 de diciembre se realizará una primera reunión del incipiente Comité de Mujeres en Solidaridad con Kurdistán en la ciudad de Buenos Aires. Para más información sobre la lucha del pueblo kurdo y los movimientos solidarios de América Latina: kurdistanamericalatina.org
*FUENTE: https://juanasosten.wordpress.com