Ali Ciceh es miembro de Civaka Azad (Sociedad Libre), una organización civil kurda localizada en Berlín, creada en 2012 con el objetivo de mostrar la realidad del Kurdistán y difundir el nuevo paradigma del Movimiento de Liberación Kurdo, el Confederalismo Democrático. En esta segunda parte de la entrevista, Azad se refiere al porvenir de la revolución en Rojava (Kurdistán sirio) en medio de la coyuntura electoral turca, hecho que marcará la agenda política y militar en los siguientes meses en la región. Además, explica el significado de la derrota del Estado Islámico (Daesh), la disputa geopolítica que vive Oriente Medio, así como controvertida alianza táctico-temporal entre las Fuerzas Democráticas Siria (FDS), una milicia de mayoría kurda que controla el norte de Siria, y la Coalición Internacional comandada por Estados Unidos.
-¿Cómo mira el futuro de la revolución de Rojava?
-La revolución de Rojava empezó en el 2012 en el contexto de la Primera Árabe y ha desarrollado un sistema de autogobierno sustentando en el paradigma de la democracia radical, la liberación de las mujeres, y la ecología social. Además la revolución está protegida por el pueblo en armas, por los milicianos de las Unidades de Protección Popular (YPG) y las milicianas de las Unidades de Protección Femenina (YPJ). Es la primera vez en la historia de Oriente Medio que se ha desarrollado un proceso revolucionario tan grande, aún dentro de las guerras imperialistas que azotan la región.
Existen dos temas fundamentales a saber en este proceso. Primero es la certeza de que los diferentes pueblos de la región tienen que organizarse y luchar juntos, no permitir que se les divida cómo ha pasado en el pasado; kurdos contra árabes, y viceversa. Además, está la necesidad de la organización autónoma de las mujeres en todos los planos, social, militar, económico, que en estos mismos momentos es el alma de la revolución.
Segundo, el Movimiento –se refiere al Movimiento de Liberación Kurdo– ha tratado desde el principio de analizar los diferentes intereses de los bloques imperialistas y regionales, para manejar la revolución entre las contradicciones de estos actores en el terreno.
Actualmente estamos empezando una nueva fase en la revolución, desde 2014, tras la lucha por Kobane, hasta el pasado año, en el que fue liberada Raqqa, la que hasta ese entonces era considerada la capital del Estado Islámico.
No solamente era el Movimiento quien centraba su atención en derrotar militarmente e ideológicamente al terrorismo islámico, obviamente sin descuidar la organización comunal de la sociedad de Rojava; también Estados Unidos, Rusia, y los diferentes poderes internacionales lo hacían. Con la liberación de Raqqa se puede decir que el Estado Islámico ha sido derrotado, al menos militar y territorialmente, por lo que ahora empieza una nueva fase.
La ocupación de Afrin es justamente producto de este proceso, porque demuestra que las alianzas que se habían formado contra el Estado Islámico fueron únicamente alianzas tácticas y temporales, que ahora no tienen validez para los poderes imperiales, ya que ha cambiado la correlación de fuerzas. De esta forma se explica cómo los grandes poderes, Estados Unidos, Europa y Rusia, han permitido que Turquía invada y ocupe Afrin.
Con la derrota del Estado Islámico tenemos dos posibilidades, o se inicia un proceso que invite a hablar seriamente sobre la paz en Siria o la profundización de la guerra. Por ahora vemos que la segunda opción es más probable, se va confirmado cada vez más, no solo es una tendencia en Siria sino en toda la región.
Por otro lado, sabemos que Erdogan quiere seguir atacando a Rojava, lo ha dicho públicamente, de la misma forma nuestro pueblo ha respondido, y lo ha demostrado, seguirá defendiendo la revolución a toda costa. Tenemos claro que los siguientes meses van a ser bastante conflictivos y duros para el pueblo de Rojava, pero eso no nos desalienta, todo lo contrario, nuestra moral es alta, nuestros combatientes están listos para resistir.
-Háblenos de la controvertida alianza táctico temporal entre las Fuerzas Democráticas Sirias y la colación liderada por Estados Unidos. ¿Cómo los revolucionarios del mundo deben entender la alianza entre el Movimiento y el imperialismo?
-La cooperación táctica y temporal con los Estados Unidos empezó en la batalla de Kobane, y se reducía específicamente a ayuda militar en contra del Estado Islámico. Los estadounidenses han recalcado varias veces que los kurdos son solamente un aliado temporal mientras siga existiendo el Estado Islámico. Un ejemplo muy bueno para ilustrar esto fue lo acontecido en la Conferencia de Ginebra (2017), un evento organizado por los Estados Unidos para hablar de la paz en Siria, en el que no fueron incluidos los kurdos, lo que demuestra el papel que jugamos para ellos.
El Movimiento ha dicho públicamente que se trata solamente de una cooperación táctica, tenemos discrepancias ideológicas profundas, nosotros somos socialistas revolucionarios del siglo XXI. Si realmente trabajaríamos con los Estados Unidos, como muchos dicen, nosotros deberíamos dejar de ser revolucionarios, y eso es algo que nunca va a pasar. Afrin también es ejemplo, todos los estados dieron su apoyo a la invasión turca. Si la revolución de Rojava sería únicamente una “marioneta del imperialismo”, no hubiera existido una resistencia tan fuerte y heroica contra la invasión.
Cuando empezó la invasión, el Movimiento dijo claramente que no entendía este hecho como un acto de traición por parte de los Estados Unidos. En ese momento la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK) se pronunció y dijo que nuestros verdaderos aliados son las fuerzas revolucionarias del mundo, no las fuerzas imperialistas.
Somos socialistas y lo seguiremos siendo. Esta claridad ideológica no nos permite ver la invasión turca como una traición de los imperialistas, sino una movida lógica de sus propios intereses contra la revolución en Rojava y contra Siria.
Es cierto que las Fuerzas Democráticas Siria reciben apoyo militar de los Estados Unidos, pero al mismo tiempo, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) está siendo combatido por el ejército turco con el apoyo de la OTAN y los Estados Unidos. Nuestro pueblo conoce esta contradicción y lo que significa.
Por otro lado, el hecho de que nosotros tengamos en alianzas temporales y tácticas con los poderes imperiales, como Estados Unidos o Rusia, también es porque no existe una izquierda internacional poderosa que pueda apoyar efectivamente nuestra revolución, por eso nos toca maniobrar en medio de estas contradicciones para sobrevivir.
-¿Cuál es la relación entre la Federación Democrática del Norte de Siria y el Estado sirio?
-Desde un punto histórico podemos decir que hasta la revolución en Rojava al Movimiento le ha tocado trabajar ilegalmente en Siria. Los kurdos de Rojava han sido oprimidos durante décadas por el gobierno, al igual que en las otras partes de Kurdistán. De esta forma se entiende que la relación entre el pueblo kurdo y el régimen es muy compleja.
Ahora con el nuevo paradigma –se refiere al Confederalismo Democrático–, existe una situación favorable para los kurdos en el norte de Siria. Pese a ello, nuestro Movimiento no quiere formar un nuevo Estado, un Estado kurdo, sino cambiar el carácter autoritario y antidemocrático del Estado sirio.
Hasta el momento nos hemos organizado en la Federación Democrática del Norte de Siria, tenemos un Contrato Social que exige el derecho soberano del pueblo de organizarse en forma de autogobierno democrático. La perspectiva es profundizar el Contrato Social en toda Siria y democratizar el país en vez de separarnos de él.
El futuro de la relación de la Federación Democrática del Norte de Siria y el régimen de al Assad depende mucho de su respuesta a nuestra propuesta, pero también del desarrollo del conflicto sirio en términos geopolíticos, la forma en que la comunidad internacional va a posicionarse frente al régimen y la oposición en las siguientes conferencias de paz, etc. Mientras tanto, nosotros continuaremos desplegando nuestra estrategia revolucionaria en relación a estas decisiones.
Para leer la primera parte de la entrevista
FUENTE: Carlos Pazmiño / Revista Crisis