Al intentar capturar las Zonas de Defensa de Medya, en Bashur (Kurdistán iraquí), el ejército turco utilizó armas químicas prohibidas casi 200 veces en los últimos meses. Aunque Turquía firmó y ratificó la Convención sobre Armas Químicas, que entró en vigor en 1997, desde entonces usó agentes químicos cada vez que su ejército no lograba avanzar con las armas convencionales.
Al ser consultado sobre el tema, el gobierno de Alemania afirmó en repetidas ocasiones que no tenía conocimiento de las existencias de armas químicas en los arsenales de Turquía, mientras que este país se presentaba abiertamente en las ferias con armas químicas para su uso en la guerra.
Desde el genocidio de Dersim contra el pueblo kurdo hasta el uso actual de armas químicas contra las guerrillas de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG) y las Unidades de Mujeres Libres (YJA-Star), la presencia de Alemania fue clara.
El gas venenoso fue un arma que el ejército turco utilizó una y otra vez. La utilización más devastadora tuvo lugar en Dersim, en 1938. El gas venenoso producido en Alemania se utilizó contra más de 70.000 kurdos. Cuando el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) comenzó la lucha armada, el 15 de agosto de 1984, Turquía siguió acumulando sus reservas de armas químicas. Mediante circulares dirigidas al ejército, se dieron “órdenes secretas” de destruir a los guerrilleros kurdos con gas venenoso. Estas circulares se publicaron a finales de la década de 1980. La circular del Mando del Ejército del Estado Mayor turco del 25 de febrero de 1986 pedía “el uso de gases lacrimógenos y agentes que provocan vómitos a discreción”. Los túneles de la guerrilla en las montañas debían ser inutilizados, “llenándolos de gas venenoso”. En el año 2000, apareció por primera vez en el periódico Doğru un documento que revelaba estos hechos, fechado el 23 de julio de 1989 y firmado por el general Necdet Öztorun.
A pesar de la Convención sobre Armas Químicas de 1997, el Estado turco nunca vio la necesidad de ocultar su uso y posesión de armas químicas. En 2004, un documental sobre las “unidades antiterroristas” del ejército turco mostró cómo el ejército probó la utilización de bombas de gas lacrimógeno. Las imágenes muestran cómo el ejército turco lanza primero bombas explosivas en una cueva y luego utiliza las de gas lacrimógeno. Como resultado, sale un humo amarillo de las cuevas. El uso de gases lacrimógenos está permitido por la policía contra las manifestaciones, pero está prohibido por la Convención de Armas Químicas en caso de guerra. Esto es especialmente cierto para el gas lacrimógeno en altas concentraciones, como en las bombas de gas CS de 120 mm, utilizadas por el ejército turco.
El gas lacrimógeno es potencialmente mortal en altas concentraciones y en espacios cerrados. Sin embargo, el ejército turco se presenta abiertamente con este tipo de armas. Por ejemplo, en la feria de armas de Ciudad del Cabo, en 2010, Turquía presentó bombas de gas CS de 120 mm, prohibidas de acuerdo con los requisitos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Ese mismo año, la Universidad de Bradford, en el Reino Unido, informó de que la Institución de la Industria Mecánica y Química de Turquía estaba produciendo bombas de gas CS de 120 mm, y las ofrecía a la venta en el mercado internacional. A pesar de este documento, la OPAQ no ha iniciado ningún procedimiento contra Turquía.
Un ejemplo del uso de armas químicas es el asesinato de 20 guerrilleros del PKK dentro de una cueva en Şirnak, el 11 de mayo de 1999.
Un vídeo grabado por el ejército turco durante los enfrentamientos de ese día fue publicado por Roj TV y ANF en 2011. Un militar dijo en el vídeo: “Nuestros soldados se enfrentan actualmente al riesgo de envenenamiento. Pero siguen marchando como héroes. Nos hemos tomado un día de descanso, pero el gas sigue siendo efectivo”. Se puede ver a los soldados turcos avanzando hacia la cueva bajo el mando del comandante Necdet Özel, que más tarde se convertiría en Jefe del Estado Mayor.
Algunos fragmentos de bomba que se encontraron en la región de Ballikaya fueron transportados a Alemania por un periodista y examinados en un laboratorio. La inspección en el Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Múnich reveló rastros del gas CS, prohibido durante la guerra, en los fragmentos recolectados. El 27 de octubre de 1999, se demostró en la ZDF, en el magazine televisivo Kennzeichen D, que el gas RP707 había sido vendido a Turquía por la empresa Buck & Depyfag desde 1995 con la aprobación del gobierno federal de Alemania.
En septiembre de 2009, el ejército turco mató a ocho guerrilleros en una cueva de Çukurca, en la provincia kurda septentrional de Hakkari. Según declaraciones de testigos presenciales, el ejército turco utilizó gas venenoso. Las fotografías de los cadáveres, examinadas por los forenses de la Clínica Universitaria de Hamburgo Eppendorf, confirman esta información. Los forenses descartaron, en gran medida, que las fotografías fueran falsas y confirmaron que los resultados visuales indicaban el uso de armas químicas. Los cadáveres estaban muy quemados. Sin embargo, estas quemaduras no habían sido causadas por el calor. Se pudo determinar por el hecho de que los cadáveres tenían vello corporal conservado en las zonas quemadas. Esto supone un claro indicio del uso de armas químicas. En 2010, una delegación de Alemania descubrió casos similares de este tipo de “quemaduras frías” en los cuerpos de los guerrilleros caídos en la región de Şemdinli.
Entre el 22 y el 24 de octubre de 2011 en el valle de Kazan, en Çukurca, se utilizaron armas químicas. Murieron 36 combatientes. Los cadáveres incinerados permanecieron durante días en la morgue de Malatya y salieron a la luz claros indicios del uso de armas químicas. Un combatiente superviviente informó de una explosión y del posterior humo con olor a fruta.
El gobierno federal y la OPAQ hacen la vista gorda ante los casos bien documentados. Las denuncias ante la Fiscalía Federal por violaciones del derecho penal internacional también se han retrasado o suspendido debido a la “inmunidad” de los implicados, ya que la OPAQ ha ignorado los nuevos casos. Mientras que el uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar Al Assad o la supuesta posesión de armas químicas por parte de Saddam Hussein se convirtieron en razones de guerra, los mismos crímenes si son cometidos por el socio de la OTAN, Turquía, son ignorados benévolamente.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina
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